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Estoicismo – Meditaciones Estoicas 20 siglos después.

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Epicteto. Disertaciones. Libro IV. Pasajes VIII [DIA 129]

Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro IV – Pasaje VIII

«Ése se baña deprisa». ¿Es que hace mal? Desde luego que no. Sino, ¿qué? Que se baña deprisa. «Entonces, ¿está todo bien?» De ningún modo, sino que lo que procede de opiniones correctas, bien, y lo que de malas, mal. Pero tú, hasta que te enteres de la opinión por la que alguien hace cada cosa, ni alabes la acción ni la censures. Un parecer no se juzga fácilmente por lo exterior. –  Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro IV.8.1-3

Este pasaje, hace a uno debatirse sobre la diferencia entre el ser y el parecer en cuestiones filosóficas. Dicho de otra manera, la diferencia entre ser un filósofo orientado a la ejecución, o un filosofo enfrascado en la teoría. En gran medida a mi mismo, como escritor de los temas estoicos de esta página, leer este pasaje me hace reflexionar sobre la necesidad de la misma escritura; algo que por un lado tiene su punto positivo (el recordatorio de refuerzo y la re-escritura por compromiso), pero un lado negativo (el tiempo que se pierde escribiendo es tiempo que no se dedica a volcarse uno, íntegramente a la práctica y a la exposición, a lo que verdaderamente genera perturbación e inquietud en mi alma).

En este primer fragmento, introduce de manera indirecta el tema que será primordial a lo largo de todo el pasaje: «No juzgar a una persona por sus actos, dado que no tenemos conocimiento alguno de sus opiniones». Hay que recordar que en el estoicismo, al contrario de otras filosofías basadas también en una ética del carácter moral (de la Virtud), este carácter no se define de igual forma. Para el estoicismo, el carácter es exclusivo reflejo del correcto asentimiento y de la gestión del deseo. El carácter no se conforma por los actos (como la justicia al uso, la moderación, etc…), sino más bien por la intención del acto (o lo que es lo mismo, la opinión, o la voluntad).

Muchas veces pongo ejemplos de este tipo, pero aquí va uno para ilustrar la idea:

Si vemos por la calle que un padre da un golpe a su bebé, cualquier planteamiento desde una perspectiva moralista moderna (¿Ética aplicada?) podría decir: «Que situación tan injusta, que aberración moral». Epicteto es más suave en sus ejemplos hablando del «que se lava poco». Yo prefiero centrarme en los extremos que son los que sacan los impulsos más viscerales del ser humano. En cualquiera de sus formas esto es una forma de juzgar un acto, algo que es vicio en el estoicismo, dado que como ya he comentado varias vece, bajo la premisa de que la moral es vacía, no es posible juzgar una acción por una presunción (en este caso, el hecho de ver un acto que para nosotros es inmoral).

Según el planteamiento estoico, que para nosotros sea algo inmoral, significa que si nosotros, estuviéramos en esa situación y actuáramos de esa misma forma, entonces si seríamos viciosos. Pero podrían existir una decena de razones (y opiniones) en esa persona que golpeó a ese bebé, para justificar (racional o irracionalmente, bajo su grado conocimiento, episteme) porque ese acto no es vicioso.

Como también ya comente en su día, las variaciones del episteme, son las que en cierto grado, provocan que las acciones presentes cambien de bien (Virtud) a mal (Vicio) y viceversa. Pero el episteme pasado no valida o desvalida dicho valor moral presente (el vicio o la virtud de asumir una buena intención bajo nuestro conocimiento presente). Por tanto, lo que es bueno ahora, no tiene porque ser bueno más adelante. Una persona que golpea a su bebé porque entiende que es lo más correcto para su adecuada educación, puede observar evidencias empíricas que demuestren que esta acción provoca un malestar en el niño y una futilidad en su objetivo; y gracias a este nuevo conocimiento, dar la oportunidad para cambiar su actitud. En una escala, esta persona puede ser cien veces más estoica que nosotros mismos que no golpeamos, precisamente por esa actitud de cambio, no por el «mal» hecho en un momento determinado (que como repito, era «bien» bajo sus premisas de episteme originales).

Para mi este concepto ha sido extremadamente difícil de entender dado que llevo viviendo mucho tiempo en un mundo extremadamente «moralizado». Pero es mi trabajo a día de hoy, librarme de los juicios y opiniones relativos a las cuestiones externas a mi ser. También la desconfianza de que las personas no cambian nunca (símbolo de la más profunda Akrasia moderna), añade un mayor grado de prejuicio al asunto.

Cuando uno ve que alguien maneja mal el hacha no dice «¿Para qué sirve la carpintería? ¡Mira los carpinteros qué chapuzas hacen!», sino que, muy al contrario, dice: «Ése no es carpintero, que no sabe usar el hacha». Y lo mismo, si oye a alguien cantar mal, no dice: «¡Mira cómo cantan los músicos!», sino más bien «Ése no es músico». Sólo en el caso de la filosofía pasa esto. Cuando ven a alguien que no actúa según la misión del filósofo no le quitan el calificativo, sino que dando por supuesto que es filósofo y aceptando, por el propio suceso, que pierde la compostura, concluyen que el filosofar no sirve para nada. –  Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro IV.8.7-9

Epicteto parece sentirse molesto, porque parece que todo el mundo debe juzgar al que no es filósofo por su incorrecto proceder. Según dice Epicteto al ver a uno cantar mal en la calle, nadie dice: «Mira que mal cantan los cantantes», dado que nuestra presunción al ver a alguien cantar mal, es que no es cantante profesional (y que lo mismo si lo es, pero esta suele ser nuestra presunción inmediata). Lo mismo ocurre con otras profesiones. En cambio, según Epicteto, cuando se ve a una persona, figurando como filósofo, y obrando mal, es más común escuchar: «Mira que mal actúan los filósofos y que inútil resulta esa profesión». Este es uno de esos pasajes de indignación de Epicteto que contradicen un poco los principios básicos de la indiferencia. Pero como veremos a continuación si llega a ciertas conclusiones muy interesantes

¿Cuál es, entonces, la materia del filósofo? ¿Verdad que el manto no? No, sino el raciocinio. ¿Cuál es su fin? ¿Verdad que no es el llevar manto? No, sino tener un raciocinio correcto. ¿Cuáles son sus preceptos? ¿Verdad que no versan sobre cómo hacer la barba larga o la cabellera espesa? Sino más bien lo que dice Zenón: conocer los elementos de la razón, qué cualidades tiene cada uno de ellos y cómo se adaptan unos a otros y cuanto se sigue de esto.-  Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro IV.8.12

Se entiende que en aquel entonces, el llevar un manto simbolizaba ser filósofo, al igual que en la actualidad, salir dando una conferencia inspiracional en YouTube o en TED, supone ser un gurú de la auto-ayuda. Y luego pueden ser unos verdaderos decrépitos vivientes que no representan nada relacionado a lo que profesan. Esta es la diferencia entre la famosa virtud de la «Sabiduría»: La sabiduría cardinal (σοφία, sophíā), vs la sabiduría práctica o el conocimiento (φρόνησιν, pronésis)

¿Y qué mal había en que se reconociera al filósofo en lo que obraba, y no en los signos?». Mira cómo como, cómo bebo, cómo duermo, cómo aguanto, cómo me contengo, cómo me abstengo, cómo colaboro, cómo uso del deseo y del rechazo, cómo mantengo las relaciones naturales o adquiridas sin confusiones ni trabas.-  Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro IV.8.20

Epicteto pone el ejemplo de Eúfrates el cual procedía con rigor de filósofo práctico, sin promulgar su acto filosófico: Esto le permitía no ser juzgado y al mismo tiempo, según él, no confundir al vulgo de lo que es y lo que no es ser filósofo. Esto tiene sentido y como comentaba al principio de este pasaje, es lo que me hace preguntarme el riesgo «negativo» que existe al escribir estas palabras. Cuando personalmente sugiero públicamente: «No se debe juzgar«, muchas veces a lo largo del día me sorprendo a mi mismo juzgando algo. Si un tercero, buen conocedor de mis intenciones filosóficas me oyera hablar (y juzgar durante), ¿qué pensaría al respecto de mi filosofía en particular, y de lo que ello representa a modo general? ¿Que quizá el estoicismo, o el planteamiento de estoicismo que yo estoy trabajando, en el fondo es una paparrucha?

Aunque sea cierto, uno no debe preocuparse por las presunciones de los demás (y es en parte, por que no entiendo del todo esta molestia que lleva a Epicteto a dirigir estas palabras a sus discípulos). Pero por otro lado, si da lugar a esa reflexión que acabo de comentar, y la imagen que proyecta el filósofo, según Epicteto, forma también parte de su rol.

En ese terreno de lucha desafiaba a todos y no me parece que haya cedido a nadie. ¿Qué os creéis? ¿Que en pregonar y decir «Así soy yo»? Claro que no, sino en serlo. Y es que también es de insensato y fanfarrón aquello de «Yo soy impasible e imperturbable. No ignoréis, hombres, que mientras vosotros estáis revueltos y alborotados por cosas que no valen nada, sólo yo me aparto de toda esa turbación».-  Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro IV.8.26-27

Esta es la típica parte que suele mencionarse mucho en los libros de «auto-ayuda»: «De nada vale parecerlo, sino lo importante es serlo«. Sin entrar mucho en detalle, había una cita de Marco Aurelio que viene a decir lo mismo, no recuerdo donde estaba, si la encuentro lo actualizo.

Tal es el cínico que mereció de Zeus el cetro y la diadema y que decía: «Para que veáis, hombres, que buscáis la felicidad y la imperturbabilidad no donde están, sino donde no están; he aquí que yo os he sido enviado por la divinidad como ejemplo no ya sin hacienda ni casa ni mujer ni hijos, sino incluso sin lecho ni ropa ni ajuar. Y ved qué sano estoy. Ponedme a prueba, y si me veis imperturbable, oíd los remedios gracias a los cuales sané».-  Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro IV.8.30-31

Este fragmento me gusta particularmente: El cínico como una especie de prueba de verdad ante la realidad de la filosofía práctica (y en la que incluye ese «ved que sano estoy«, algo que Epicteto da suma importancia, y de lo que tratará unos pasajes más adelante, relativo al tema de «la limpieza o el pudor personal»). El cínico para Epicteto y como ya vimos también unos pasajes atrás, representa un ejemplo de la perfección de un rol muy especifico en el estoicismo: El rol del mensajero de Dios (que en gran medida es el sumo rol en el fondo, aunque no lo diga de forma explicita). Por eso creo que Epicteto aprecia tanto esos valores de ascetismo en líneas generales. Y también como comentaba antes, el cínico asume su rol y lo demuestra de manera empírica, con lo cual, sirve aun de mayor referente (cosa que en los estoicos, esta demostración no existe, algo de lo que se aqueja constantemente Epicteto, como comenté en su día

«Oid los remedios gracias a los cuales sané«: Una forma de decir, oíd los remedios con los cuales alcance la libertad de espíritu, la paz mental, la libertad de la pasión. Lo que no me queda claro es ese «oíd». Supongo que esta es la forma del cínico de hacer algo por el «bien común»: Instar a los demás a aprender filosofía para mejorar como personas, y «sanar» como sugiere de la forma que he comentado. También supongo que en el fondo, si que existe un bien social en el filósofo estoico, de propagar sus ideas, pero claro, de manera desinteresada. Hoy en día si que los «estoicos» parece que «prefieren indiferentemente» propagar sus ideas, pero a golpe de libro en Amazon. Quizá esta sea la indiferencia por la cuestión moral que esta dicotomía me genera

Pero, en realidad, no es más que esto: atraídos hacia la filosofía, como los enfermos del estómago a una comida que un poco después van a vomitar, en seguida van al cetro, a la realeza. Se dejó crecer el pelo, tomó el manto, muestra el hombro desnudo, discute con los que se topa y, si ve a alguien con capa de invierno, discute con él. Hombre, primero ejercítate un invierno, mira tu impulso, no sea el de un enfermo de estómago o el de una mujer con antojos. Ejercítate primero en que no se conozca quién eres. Filosofa para ti un poco de tiempo. Así nace el fruto. La semilla, para llegar a la madurez, ha de estar enterrada un tiempo, estar oculta, crecer poco a poco.-  Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro IV.8.34-36

Y en esta última parte, quizá la más significativa del pasaje, detalla en definitiva, la necesidad que existe de ejercitarse (durante un inverno), antes de propugnarse ante el estoicismo. Precisamente para evitar esto que vemos en los foros de discusión diariamente: Muchas personas opinando (especialmente sobre temas morales indiferentes), pero al mismo tiempo sin una notable práctica al respecto, o ninguna en particular (de hecho es fácil observar que mucha gente recientemente iniciada al estoicismo, ni siquiera es consciente que existen una serie de «ejercicios espirituales» propuestos por la propia filosofía).

«Ejercítate primero en que no se conozca quién eres«, quizá esta sea una actividad crucial en todo neófito al estoicismo. Algo que quizá debería ser mas extendido. Y quizá una de las razones por la que bajo mi punto de vista, uno no puede considerar haber leído nada en el fondo sobre estoicismo, hasta haber leído todas las obras de Arriano referentes a Epicteto.

Aprovechando esta cuestión próximamente tengo intención de hacer un resumen de lo relativo a mis prácticas estoicas como vine haciendo hace unos meses atrás, quizá muchísimo más tiempo del que debiere a estas alturas, cosa que me indica, como comentaba al principio, que me enfrascado más de la cuenta, y equívocamente en los temas meramente teóricos de la filosofía.

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