ESTOI.CO

Estoicismo – Meditaciones Estoicas 20 siglos después.

AforismosMeditacionesSeneca

Seneca. Epistolas Morales a Lucilio. Libro 1. VIII-IX [DIA 140]

Séneca. Epístolas Morales a Lucilio – Libro I – Epístola VIII

Enseño a los demás el camino recto, que he conocido demasiado tarde y después de haberme fatigado errando de un lado para otro. Clamo a voces: «Evitad todo lo que agrada al vulgo, todo lo que concede la casualidad, y considerad sospechosos todos los dones de la fortuna. – Séneca, Epístolas Morales a Lucilio, Libro I.8.3

Esta epístola tiene unos comienzos muy interesantes: Aquí Séneca propone algo que parece que siempre pasa por alto en la mayoría de los textos; él no siempre fue practicante estoico, y por ende toda esa parafernalia que suele envolver su imagen: «El exitoso estoico que supo compaginar una vida de éxito y riquezas con una gran serenidad en su alma», es del todo falsa. Por alguna razón este eslogan suele servir, y viene ensalzándose demasiado en los últimos años, posiblemente con objeto de envolver al estoicismo en un halo que combina felicidad y éxito; el método que permite alcanzar esta verdad. De hecho en algunos grupos de estoicismo he llegado a leer el título: «Como tener tu primer Lamborghini gracias al Estoicismo«.

Pero en este fragmento, Séneca nos recuerda «El camino recto que he conocido demasiado tarde», es decir, que en el fondo, Séneca conoció la doctrina estoica ya habiendo pasado por toda su aventura y desventura de la riqueza y la política. Aunque quizá esta experiencia y trasfondo le permitiera volcarse precisamente, en dar un enfoque práctico a la filosofía, en el cual incluso pudo compaginar y tratar de entender mejor el trasfondo entre indiferentes; realmente deja claro en esta Epístola, que no es nada fácil lidiar con los indiferentes cuando existe apego a los mismos (mientras se posean sin voluntariamente y/o eventualmente desecharlos en ningún momento).

Observad este saludable método de vida, y no concedáis al cuerpo más que lo necesario para la salud. Indispensable es tratarlo con alguna dureza, no sea que no se someta bastante al espíritu: no comáis más que para matar el hambre, y no bebáis más que para apagar la sed: no busquéis en el traje otra cosa que el preservativo del frío, ni más en vuestra casa que lo indispensable para poneros al abrigo de las injurias del tiempo. Poco importa que la casa esté edificada con césped o con variados mármoles; igualmente bien puede encontrarse el hombre bajo dorado techo que en una choza, y debéis despreciar la ostentación de embellecimientos superfluos. – Séneca, Epístolas Morales a Lucilio, Libro I.8.5

Aquí precisamente viene reforzar lo que venía comentando en el anterior párrafo: La necesidad de pasar primero por una vida comedida, llena de renuncia y sacrificio, despreciando más que apreciando; dando a un lado más que acogiendo para poder entender en primer instancia en qué consiste el concepto de la vida recta.

Esto es algo que personalmente me cuesta trabajar, y en general observo como algo popular, que la mayoría reniega tangencialmente. Es paradójico como a Séneca se le asignó ese «símbolo del cómo vivir estoicamente, poseyendo al mismo tiempo, poder y riqueza» y al mismo tiempo, se pretendió que alcanzará cualquiera grado de imperturbabilidad, sin haber hecho renuncia de nada.

Séneca primero fue rico y adquirió poder, luego eventualmente renegó de todo lo máximo que pudo, y cuando de verdad, empezó a sacar verdaderas conclusiones sobre el estoicismo, fue a partir de dar el segundo paso, no mientras compaginaba el primero. Y lo peor de todo es que Séneca nunca fue ni será un ejemplar Estoico destacable, solo, un escritor estoico más (y como digo, escritura que hizo a posteriori de su renuncia, no durante su «esplendor»). Mucho se habla que posiblemente Séneca pudo haber sido el hombre más rico en el imperio Romano. Yo afirmo severamente, que durante esta «etapa» si es que esto fuera cierto, no fue estoico. Así de simple.

Esto no será de lo mío, sino de Epicuro, de quien he leído hoy este pensamiento: «Es necesario servir a la filosofía para gozar de verdadera libertad.» No difiere ni retrasa la manumisión del que se entrega a ella: inmediatamente la concede, y por esta razón es ser libre servir a la filosofía. Tal vez me preguntarás por qué cito tantas sentencias de Epicuro con preferencia a las de los nuestros. Pero ¿qué te mueve a creer que estas sentencias de Epicuro no son públicas? ¡Cuántos poemas dicen cosas que han dicho o dirán los filósofos!. – Séneca, Epístolas Morales a Lucilio, Libro I.8.7-8

Otro tema interesante: La cantidad de referencias que hay a Epicuro en las sentencias de Séneca, suelen hacer pensar en la relación que existe entre el Estoicismo y el Epicureanismo. Por el contrario como pudimos ver en la versión de las Disertaciones de Epicteto, eso pasaba de manera ampliamente contraria. ¿Por qué ocurre esto? Yo barajo dos opciones al respecto:

  1. Por un lado, tal y como alega Séneca, en el fondo los dichos pertenecen a la cultura en general, no al Epicureanismo en particular, y por ende cualquier filósofo debería ser libre de darles uso si las merece apropiadas y encajan en su pensamiento y filosofía.
  2. Por otro lado, yo tengo claro que Séneca pese a parecer un gran ejemplo de Ortodoxia Estoica, no lo fue, ni mucho menos. Lo veremos con más detalle en la siguiente Epístola, en la que en gran medida hace un halago de muchas buenas ideas y propuestas, pero pocas de carácter eminentemente estoicas. Bajo mi punto de vista, Séneca resuena muy bien en la actualidad, como una forma de ser buena y respetable persona, pero no desde una perspectiva puramente estoica. Ni siquiera podría decir que nos proporciona pura sabiduría estoica constantemente a través de sus textos, comparativamente a lo que hemos ido viendo en relación a otros autores estoicos y referencias previas al análisis de estas Epístolas. Por tanto, que haga mucha referencia a Epicuro lo veo completamente normal. Su postura encaja en más medida que la del resto de los estoicos, en el encuadre Epicúreo.

Citaré un verso suyo que se refiere a la filosofía en la parte que tratamos, negando que lo fortuito deba contarse como nuestro. «Ajeno es todo lo que por deseo obtenemos.». Recuerdo haberte oído otro que me parece mejor y más conciso: «No es tuyo lo que fortuna te dio». Tampoco quiero omitir otro tuyo, que también es muy expresivo: «Arrebatarse puede lo que se pudo dar.» Esto que es tuyo, no lo pongo en cuenta. – Séneca, Epístolas Morales a Lucilio, Libro I.8.9-10

Para terminar con esta Epístola, bastante controvertida, el final acaba hablando de una serie de citas de Publilio Sirio, en las que si ensalza gran parte de su postura: Ese afán y esfuerzo de desapego por los indiferentes estoicos que también compartió este autor en sus sentencias.

Séneca. Epístolas Morales a Lucilio – Libro I – Epístola IX

Deseas saber si Epicuro tiene razón al censurar en una epístola suya a los que dicen que el sabio se contenta consigo mismo, y por consiguiente que no necesita amigos. Esto lo opone Epicuro a Estilpón y a todos aquellos que pretenden que el bien supremo consiste en la impasibilidad. – Séneca, Epístolas Morales a Lucilio, Libro I.9.1

Como comentaba en el anterior pasaje, esta Epístola, me resulta quizá compleja de entender y ofrece una serie de contradicciones que desde la postura que he venido ejercitando hasta la fecha, son difíciles de conciliar.

Todo empieza con esta idea:

Para los «eleáticos» (Megáricos) el bien último consiste en la impasibilidad (¿nos recuerda esto a algo?). Por el contrario, para Epicuro, plantea Séneca el hecho de que en realidad si existen una serie de necesidades, más allá de la simple imperturbabilidad (cosa que no es del todo cierto, dado que los Epicúreos también seguían una dinámica semejante, muy parecida a los Cínicos, aun con la peculiaridad de hacer especial hincapié en alejándose del dolor corporal y del alma). Hasta aquí podría tener sentido, dadas las semejanzas que existen entre la filosofía Eleática y el Estoicismo. Pero a partir de los siguientes fragmentos la cosa empieza a complicarse un poco:

Queremos significar a aquel a quien no ha afligido ningún mal, y parecerá que es aquel que no puede soportarlos. Considera, pues, si será mucho mejor decir, ánimo invulnerable, o ánimo superior a todo padecimiento. Esta es la diferencia que existe entre ellos y nosotros. Nuestro sabio se sobrepone en verdad a todos los sufrimientos, pero los siente; aquellos no sienten ninguno. – Séneca, Epístolas Morales a Lucilio, Libro I.9.2-3

Siempre se ha sugerido que el estoico (con minúsculas) es aquel impasible, que no siente ni pena ni gloria, que no siente emociones. De alguna forma también muchos han representado a los Estoicos así. Pero ya en su día comentábamos como se manifiestan los estoicos las emociones y la diferencia entre reacción instintiva, y pasión (propathos y pathos). Aquí Séneca, vuelve a hacer ese inciso para recordar esta naturaleza propia de los estoicos.

Si una desgracia le priva de un ojo, estará satisfecho con lo que le quede, y no estará menos contento con el cuerpo estropeado que lo estaba con el cuerpo completo. No desea lo que le falta, pero indudablemente se alegraría de que no le faltase nada. El sabio está contento consigo mismo, no porque no quiera tener amigos, sino porque le basta poder tenerlos; y al decir poder tenerlos, entiendo que sufre sin emoción la pérdida de un amigo, porque nunca estará sin amigo, ya que en su poder está reparar en seguida esta pérdida. – Séneca, Epístolas Morales a Lucilio, Libro I.9.4-5

Quizá la clave que aquí plantea Séneca y podría resolver la posible contradicción que comentaré más adelante, es precisamente el hecho que el Estoico es aquel, que no necesita de amigos, y ante la pérdida de un amigo es capaz de recomponerse fácilmente gracias a un correcto Asentimiento de las circunstancias: «Que mi amigo se haya ido, se haya muerto, o lo que sea que le haya pasado es algo ajeno a mi control, y por ende es indiferente; esto no debe ser causa de un dolor emocional (lupé) y por algo debo seguir con mi vida adecuadamente«. Precisamente esa recomposición es la que permite al estoico «reparar inmediatamente esa pérdida», con nuevas amistades. Por eso aquí Séneca podría estar sugiriendo, que en el fondo, un Estoico siempre tiene amigos, y en el momento que deje de tenerlos, sería el momento que dejaría de ser estoico (por estar muerto). Visto así no contemplaría otros escenarios y sería comprensible. Pero me parece demasiado limitado y aunque quiera creer que en el fondo, Séneca quiera dar algo de estoico con esta frase, se que en el fondo no es así y que realmente para Séneca si que hay cosas necesarias en la vida, más allá de la Virtud como comentaré más adelante.

Hecatón dice: «Te revelaré un secreto que hará que te amen sin hierbas ni sortilegios: Ama si quieres que te amen.» Grande placer es contraer nuevas amistades y gozar de las antiguas. Esta es próximamente la diferencia que existe entre el que siembra y el que siega. El filósofo Átalo acostumbraba decir: «Que le agradaba más hacer un amigo que haberlo hecho, como es más agradable a un pintor hacer un cuadro que haberlo hecho.». – Séneca, Epístolas Morales a Lucilio, Libro I.9.4-5

Aquí reafirma un poco ese planteamiento: La de contraer continuamente nuevas amistades como parte de una dinámica estoica. Quizá como comentaba al principio, hay algo que se me escapa, pero personalmente para mi esto no tiene absolutamente ningún sentido. Parece que el afán de la amistad es algo muy simplista; usando la cita de Átalo, «Es más agradable hacer un amigo, que ya tenerlo hecho», no veo que tiene de consejo, desde una perspectiva estoica.

Aunque por otro lado, esto reafirma mucho mi teoría de que todo lo que hablo Séneca no era necesariamente todo parte de una «formación» Estoica, como si podríamos haber visto en un Musonio Rufo, en un Epicteto, o en los antiguos estoicos. Hay que recordar que ni Séneca ni otros escritores de estoicismo, como Cicerón, fueron escolarcas por tanto en gran medida tuvieron la libertad de escribir técnicamente sobre lo que querían; incluyendo, normativismos que poco o nada tuvieran que ver necesariamente con un atisbo de filosofía (como el clásico ejemplo de «es mejor moralmente, esto que esto otro, más allá de la Virtud»). Resumiendo: Entre los textos de Séneca la parte de filosofía más estoica, por decirlo de alguna manera, hay que destilarla necesariamente.

El amigo que se elige por interés será agradable mientras sea útil. Por esta razón ves multitud de amigos alrededor de los afortunados, y soledad en torno de los desgraciados: de aquí resulta que los amigos se retiran cuando deben ser probados, y se ven tantos malos ejemplos de personas que abandonan a sus amigos por temor y otras que les hacen traición por soberbia. – Séneca, Epístolas Morales a Lucilio, Libro I.9.9

Dejando un poco al margen todo esto, hay que reconocer, que muchos de los planteamientos que Séneca ofreciera (estoicos o no), si eran de interesante consideración. Como es por ejemplo, las ideas que surgen a través de este fragmento: El hecho de tener presente, que los amigos por interés no son realmente amigos ni deben ser considerados como tales. Para Séneca era importante tener claro este aspecto y no confundirse al respecto (un gran ejemplo de idea altamente normativista)

El sabio está contento consigo mismo. Muchos, querido Lucilio, entienden mal estas últimas palabras, y quieren aislar de todas las cosas al sabio y encerrarlo en su piel, pero es necesario distinguir y conocer la fuerza y extensión de esta frase. El sabio está contento consigo mismo, no para vivir, sino para vivir felizmente; porque para aquello necesita muchas cosas, y para esto le basta tener espíritu firme y recto que desprecie la fortuna. Quiero darte también la distinción de Crisipo. Dice éste: «El sabio no carece de nada, y sin embargo necesita muchas cosas: por el contrario, el necio no necesita nada, porque de nada sabe usar, pero carece de todo.». – Séneca, Epístolas Morales a Lucilio, Libro I.9.13-14

Esta frase de Crisipo me resulta interesante y de hecho he ido a mirar en la fuente porque se me hacía extraña la comprensión del juego de palabras con «carecer» y «necesitar«. Solo basta asociar la palabra «necesidad» y «sabio estoico» para que salten mis alarmas, como es este caso. La cita dice así: «Contra stulto nulla re opus est, nulla enim re uti scit, sed omnibus eget.» en el que tenemos «re opus» que significa «necesita», con lo cual confirma que la traducción es totalmente correcta.

Y por consiguiente, también aporta argumentos a mi teoría: Crisipo habla de que el sabio «necesita» algo (lo que sea, más allá de la virtud), confirmando esa semejanza con los Peripatéticos, los cuales sí que traían en su lógica la necesidad de ciertos indiferentes, para alcanzar la Eudaimonia (eso a lo que Cicerón llama «Bienes»). Seguramente todo esto pueda explicarse con algún significado simbólico de la mano de Crisipo, pero de momento, encasille a Crisipo en una «subrama» estoico-peripatética hace varios meses atrás y cada paso que doy, solo leo textos que así lo van confirmado; lo que quiere decir, que se aleja de la postura estoica que he venido creando simultáneamente. ¿Podrían ser esto más pruebas, de que de verdad existieron como mínimo dos o tres escuelas de estoicismo como indicaba Ateneo en «El Banquete de los Eruditos»?

Como nota adicional, también quiero comentar que me gustaría profundizar en el SVF 2 y 3 los cuales, hablan en profundidad de Crisipo y así definitivamente poder confirmar esta teoría que afirmo regularmente, con cada vez mayor certeza.

Así hace también el sabio; reconcéntrase en sí mismo, y se hace compañía. Mientras puede dirigir sus negocios según su gusto, está contento consigo mismo y no necesita a nadie; se casa y tiene hijos, aunque puede vivir contento sin esto. Sin embargo, si le fuese absolutamente necesario vivir solo, preferiría no vivir. – Séneca, Epístolas Morales a Lucilio, Libro I.9.16-17

Y aquí es donde finalmente Séneca ya da la puntilla final y muestra esa contradicción que descuadra todo mi saber y mi sentido, y que comentaba al inicio. Dice así: «Para el sabio, […] si le fuese absolutamente necesario vivir solo, preferiría no vivir«. ¿Y con esto, alguién tiene dudas de ese eclecticismo peripatético que nos muestra Séneca? ¿Seríamos capaces de leer algo así en Epicteto?. A lo mejor esto es el Estoicismo que yo nunca he alcanzado a comprender, y todo lo que vengo sugiriendo hasta la fecha, está totalmente alejado de esta «ortodoxia» según aquí lo plantea Séneca.

En fin, para que veas que estos sentimientos son comunes y que la naturaleza los dicta a toda clase de personas, encuéntrense en el poeta cómico: «Solamente es feliz el que cree serlo.» ¿Qué importa el estado que tengas si te parece malo?¿Qué importa que ese torpemente rico y aquel otro que tiene tantos criados, pero que tiene mayor número de amos, digan que son felices? ¿Lo serán acaso por ello? No debe atenderse a lo que dicen, sino a lo que sienten; no a lo que piensan un día, sino a lo que piensan continuamente. – Séneca, Epístolas Morales a Lucilio, Libro I.9.21-22

Y para terminar aquí se encuentra un pequeño fragmento de lo que es para mi, filosofía estoica de verdad: «No debe atenderse a lo que dicen, sino a lo que sienten; no a lo que piensan un día, sino a lo que piensan continuamente.» Precisamente en esa constancia del carácter es donde se encuentra la excelencia.

Y acabamos con otra gran cita de Publilio Siro: «Solamente es feliz el que cree serlo» (que la cita correcta en realidad, aún diciendo lo mismo fue: «Solo no es féliz aquel que no cree serlo«).

Al final va a resultar que el escrito latino Publilio fue más estoico que Séneca.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Debe realizar el rompecabezas siguiente. Simplemente coloque las fichas con el raton en su sitio, no hace falta que encaje perfecto y al terminar pulsa en el botón para Confirmar