Meditaciones

La Prudencia: Sobre las Virtudes Parte 1 [DIA 20]

Tenía aquí apuntado desde hace más de un mes, tratar este tema en profundidad acerca de las Virtudes. Ayer concretamente empecé haciendo una breve pausa, introduciendo sobre la visión de las Virtudes Estoicas; más concretamente de como se conciben desde el Estoicismo. Pero aún así, las Virtudes tienen una forma concreta, y la mayoría son fuentes que ni siquiera vienen del Estoicismo; sobre como ejercerlas. Dado que es un tema posiblemente, de los más extensos que podría tratar a lo largo del año; voy a ir separándolo en múltiples partes. Hoy voy a empezar tratando específicamente acerca de la Prudencia, que da para largo y tendido.

La cita Estoica del día

Nuestros planes se frustran cunando no tenemos un objetivo. Cuando un hombre no sabe a que puerto dirigirse, no hay viento que sea buen viento. – Séneca

Hace unos días, Séneca justamente nos hablaba de las expectativas, y hoy contrariamente, nos habla de los objetivos, palabras que generalmente suelen causar una gran confusión. Es cierto que generalmente guardan una estrecha relación, porque son dos palabras orientadas al futuro. Pero aunque la diferencia podría ser sutil para muchos si sacamos su definición de la RAE:

Objetivo: De objeto, Fin o intento a que se dirige o encamina una acción u operación

Expectativa: Esperanza de realizar o conseguir algo.

Estamos hablando en el primer caso, de simplemente una dirección. Una forma de señalarse hacia donde ir. El objetivo final del Estoicismo es alcanzar la Virtud. Por ende, todas nuestras decisiones deben tomarse en base al objetivo estoico; algo de lo que forma parte la meditación de hoy: La Prudencia

En el segundo caso, es también un objetivo, pero con esperanza de conseguir algo. Esa esperanza, que no es estoica, es lo que principalmente diferencia la Expectativa del Objetivo. Hay que marcarse objetivos, pero sin expectativas. ¿Es posible? Solo si tenemos presente la Virtud a la hora de ejecutar en base a esos objetivos.

Experiencias del día

Es curioso como lo ejecutado en un día previo, no determina, pero condiciona bastante la resolución en el día siguiente. También es curioso como un día carente de sucesos inoportunos puede llegar a ser ámpliamente improductivo; especialmente en cuanto a la ejecución de las prácticas estoicas se refiere y es un ejemplo del caso del día de hoy.

En resumen y aprovechando en gran medida la meditación que tomé acerca de la cita estoica de hoy, últimamente al andar un poco carente de objetivos significativos, mis días parece que están más que determinados. Estoy ejecutando el co-destino paupérrimamente, por el simple defecto, de no marcar virtuosamente un objetivo más claro, que el simple hecho de errar en mi tiempo de ejecución. En esto deriva en respuestas viciosas gran parte del tiempo poco afortunadamente.

Debo plantearme salir ahí fuera y exponerme más a eventos poco fortuitos, independientemente de como afecte a mi día a día; pero al menos ser capaz de ejecutar acciones Virtuosas que me resulten lo suficientemente adecuadas como para no tener que andar repitiendo estas conclusiones día tras día desde hace bastante tiempo atrás.

Por último, hoy estoy intentando tantear en cuanto tiempo soy capaz de ejecutar esta meditación escrita, y mañana poder seguir sacando conclusiones y seguir meditando sobre como mejorarla

Meditación del Día: Primeros pasos en la Virtud de la Prudencia

Como comentaba en el día de ayer, para poder adentrarme en el entendimiento de las virtudes de manera individualizada, después de mucho investigar, he llegado a la conclusión que La Suma Teológica de Tomás de Aquino es el libro idóneo; siendo uno capaz de abstraerse un poco de la parte teológica, que no me atañe en demasía. Si es cierto que incluso durante la redacción se hacen menciones explícitamente al hecho de un entendimiento del escrito tanto desde la perspectiva filosófica, como la teológica, con lo cual, es un alivio pensar que Tomás de Aquino, no solo era fue un teólogo cristiano destacado, sino también un filosofo dedicado

¿Que es la Prudencia?

Primero quiero dejar claro de donde viene este termino. Del latin, providentia, y separado hace referencia a los términos porro (lejos) y videns (ver), es decir; prudente es «el que ve de lejos», antes de que algo sea hecho. En cierto sentido, podría hacernos pensar, que tiene algo que ver con la «videncia», dentro de una filosofía determinista que cree en el Destino. Pero no es así:

Realmente la providentia, o la prudencia se adquiere de manera muy sencilla; a través de la experiencia del pasado y desde el presente, deliberando acerca del futuro. Todo sobre lo que aquí y ahora (hic et nunc) se debe ejecutar. Por tanto la Prudencia viene de la razón práctica no de la razón especulativa. Esto quiere decir, como un indicio, que la prudencia es una Virtud que aquejan las personas con caracteres obsesivos; mucho especular y poco ejecutar.

Una frase que me gusto bastante de Cicerón, decía así:

Como la medicina es el arte de la salud, y la dirección del navío es el arte de la navegación, la prudencia es el arte de vivir

Pero como comentaba, la prudencia no es una ciencia, no es algo especulativo. Como comenta Tomás de Aquino, a diferencia del erudito, que se aplica en la ciencia, el prudente se aplica en el gobierno de cualquier estrato social y de nosotros mismos. Los eruditos buscan el saber por si mismo, pero no su utilidad inmediata.  Hay un dicho muy popular que se aplica a esta cuestión:

Que nos enseñe un sabio y que nos gobierne un prudente

Por tanto lo importante de todo esto, es que la prudencia, permite conducir nuestras vidas e incluso la de los demás; siempre y cuando atendamos a un fin, algo que encaja muy bien en la cita del día presente. Una cita de Paul Claudel que explica así la Prudencia:

La prudencia es la inteligente proa de nuestra esencia, que, en medio de la multiplicidad de lo finito,  pone rumbo a la perfección.

La Prudencia solo es operativa, cuando somos capaces de acercarla al aquí y al ahora, y no quede como simplemente una reflexión: La Prudencia Natural según Tomás de Aquino.

La prudencia Natural

La prudencia en si, no deja de ser otro hábito; para consagrar cualquier hábito ya sabemos que es lo que debemos hacer: Repetir incesantemente. La prudencia no es una cualidad innata. No nacemos prudentes, hay que ejercitarla para que nazca de manera natural. Se requiere una deliberación ponderada, hay que entregarse a ella de manera diligente.

Pero ojo, no hay que confundir la Prudencia como una actividad mediocre. La prudencia en la generosidad no es la mezquindad. La prudencia en los placeres y en los excesos no es una forma de rehusar y apartar nuestras responsabilidades. Cuando aplicamos la prudencia de manera correcta, ejecutamos un riesgo responsable, y podemos afrontar las grandes decisiones y desafíos.

Es importante sacar a relucir la prudencia natural, porque la prudencia debe estar unida a la acción, al mando. Aunque tengamos un juicio y consejo amplio, sino existe esta capacidad de tomar la decisión y ejecutar, entonces se consideraría la no acción, una acción imprudente.

Conclusiones

Por ello a la hora de ejecutar una acción el proceso Virtuoso que pasa es así:

La templanza + La justicia (análisis de la situación) -> La prudencia (toma de decisión de ejecutar) -> La Fortaleza/El Coraje (para ejecutar en consecuencia, independientemente de que haya algunos elementos que no jueguen a nuestro favor).

En definitiva, al tomar una decisión, esta decisión debe estar siempre estimada por el consejo y el juicio, debe ser una decisión razonable la que tomemos, y siempre lo será cuando la ejecutemos, sino se consideraría imprudente.

Y la pregunta del millón: ¿Como sabemos esto?. Porque siempre tendremos en la pupila una pequeña palabra que nos ayudará a decidir con suma prudencia: La Virtud Estoica.

Nota final: Hace unos días, estuve también dilucidando como opera esto de obrar de acorde a la Virtud, sacando a la palestra, todas las Virtudes de manera individual, pero sin haber profundizado como estoy haciendo ahora, en cada una de ellas de manera individual. Debo decir ahora que cometí algunos errores que deberán ser corregidos llegado el momento, y que cuando termine de profundizar en cada una de las Virtudes de manera individual, sacaré a relucir los mismos.

Vitali

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