Ya sabemos en que consiste el Pneuma, ese termino que hace referencia al alma, que según consideraban los Estoicos, era material; aunque generalmente se defina como energía, una energía vital estoica, que metafóricamente, entra como un hálito y nos da la opción de ejecutar nuestras acciones de manera voluntaria; a traves de la capacidad rectora.
Pero al margen de la metafórica, y de disponer de esa opción, en nuestra mano está tomar la decisión más apropiada. Mi pregunta en este punto es, ¿existe un sesgo decisivo en nuestro Pneuma, basado considerar constantemente, donde se encuentra nuestro umbral del dolor?. ¿Somos realmente tan fiables para tomar decisiones acertadas en base al asentimiento? La opinión general suele plantear que sí existen límites. Pero los estoicos opinaban de manera peculiar y contraria a la opinión general actual. La Virtud esta por encima del Dolor. No existe umbral. El umbral es infinito, y solo hay un factor a tener en cuenta; la Virtud. ¿Cuanto de cierto hay en esto?
Cógeme y lánzame donde quieras; que allí conservaré todavía mi genio plácido, esto es, se quedará él satisfecho, con tal que tenga y haga lo que corresponde a su condición. Pues, ¿será esto un motivo para que mi alma sufra y se envilezca, se abata, se entregue a los apetitos, confusa, atemorizada? ¿Y qué hallarás que de ello merezca la pena?. – Marco Aurelio, Meditaciones, Libro VIII.45
Aquí Marco Aurelio hace la reflexión, si realmente es posible que si llegado el caso, y uno se viera entre la espada y la pared, ¿podría merecer la pena sucumbir ante el Vicio con tal de salir de esa encrucijada? ¿Vivir de forma errática contraria a la Virtud? Dice así Marco Aurelio, que pase lo que pase, conservará su genio, su recta razón, tal y como corresponde a su condición; vivir de acorde a la naturaleza del ser humano. En cierta medida, los Estoicos dejan constantemente claro, que no hay absolutamente nada, por lo que la Virtud deba ser quebrada, ¿pero esto es realmente así?
En la meditación del día de hoy, quiero tratar este tema más en profundidad, y ver hasta que punto, esa situación de estar entre la espada y la pared, o ese «umbral del dolor», pudiera ser motivo suficiente para romper la hazaña de la Virtud infinita.
Nunca dejará de llenarme de curiosidad, como es posible que las sociedades tan antiguas como la Roma y Grecia clásicas, tuvieran tantos puntos en común con las sociedades modernas. En el libro de la Secta del Perro, ya hace referencia a la necesidad de haber incorporado la doctrina Cínica por parte de Antístenes; como una forma de revolverse ante la demagogia y el control cultural, semejantes al presente. En definitiva ya se planteaban, hasta que punto, el pueblo como entidad, era capaz de tener cierto grado de control sobre el resto de sus congéneres, de manera acertada.
Todo convergería precisamente por una razón; la búsqueda del hedonismo como causa de la infelicidad recurrente. Y de manera concurrente un tema aun más polémico; cuestionarse donde realmente encontrábamos en general, el umbral del dolor para evitar diversas situaciones. ¿Es deseable hacer cualquier cosa a cambio de librarse del dolor?. Y transicionalmente, ¿sería viable vivir en una cultura predominantemente hedonista?
En el aspecto hedonista, el factor dolor y placer eran significativamente detallados. Todo giraba entorno a estos dos conceptos. Si imaginamos toda una sociedad que se mueve alrededor de estos dos conceptos, ¿no existiría un sesgo cognitivo excesivamente grande como para tomar las decisiones más correctas?. En primer instancia ya no es una cuestión de pensar si una acción puede hacer mayor o menos daño en la sociedad, es decir, la Virtud Justiciera, de distribuir de manera más sabia. Es una cuestión de que si uno mismo, ya sea el gobernante, o el que emite el juicio demagógico, se encuentra en posición de aguantar altas cotas de dolor y sufrimiento, todo por causa de la Virtud, para afrontar en su propia piel dicho juicio.
Está claro que es difícil de concebirse a uno, agonizando de dolor en su lecho de muerte y en medio de una «paz mental» o Eudaimonia, tal y como lo presentan los Estoicos. En cierto grado, se dice que el ser humano es un ser holístico, cuerpo y alma son inseparables. Aunque esto pueda ser una obviedad. Los Estoicos no lo veían así, no en cuanto a la separación física, sino en cuenta a la separación de sus partes para el tratamiento de las mismas.
En cierto grado, no existen evidencias de que exista un sistema holístico y que el cuerpo interceda en las vicisitudes de la mente; aunque si empiezan a descubrirse algunas novedades, como por ejemplo, la inter-conexión del aparato digestivo, el aparato endocrino, y el nervioso con el cerebro, algo que los antiguos ni se les pasó por la cabeza (de hecho Crisipo pensaba que el centro del «sistema nervioso» estaba en el corazón, así que mal encaminados iban).
En cierto grado, otro de los aspectos más controvertidos del análisis del Estoicismo, es aceptar que la recta razón no se encuentra bajo ningun concepto, intercedida por otros factores fuera del logike psyche, es decir, es parte de Alma (el cerebro) que controla la Recta Razón, el Asentimiento. El cuerpo y el cerebro, no conforman una sola unidad y por ende, debemos presentarlo así como algo fundamental.
Y por tanto, en este punto podríamos hacernos la siguiente pregunta: ¿Realmente de que depende la energía vital estoica? ¿Podría existir alguna relación entre el agotamiento físico y correcta ejecución de la recta Virtud?
¿Podríamos argumentar, que nuestra energía vital estoica, o la energía interna que nos empuja a hacer las cosas a lo largo del día a día es ilimitada? Técnicamente desde el Estoicismo, si es. La energía de la mente es inagotable. Esto no quita que el desempeño corporal si se vea mermado, pero esto no debe afectar al correcto juicio y razonamiento Virtuoso.
Aunque no podríamos estar jugando al tenis durante todo el día de manera ilimitada, si que podríamos ser Virtuosos de manera ilimitada. Y esto es algo que yo he querido poner en duda en esta meditación. Especialmente porque según los Estoicos, la virtud se encuentra ante la adversidad, y la adversidad se encuentra junto a la exposición. La exposición esta directamente relacionada a la relación con otras personas que generalmente suelen ser la mayor fuente de adversidad. A esto se le llama en el Prokopton, la disciplina de la acción. Y es justamente una de las cosas que sinceramente, me abruma en la actualidad, el hecho de que la disciplina de la acción requiere plenamente de relacionarse con personas y ponerse a prueba.
Existe un famoso indicador de personalidad, el indicador de Myers-Briggs el cual declara que existen dos tipos de personalidades en la rama de relación interpersonal: Los Introvertidos y los Extrovertidos. Este apartado, hace referencia al apartado de la Actitud. Aunque si es cierto que el MBTI (Myers-Briggs Type Indicator), no haya sido completamente aprobado si define algunos aspectos que en cierta manera, apelan a la lógica general y tienen cierto grado de coherencia (aludiendo un poco a la Lógica Estoica).
Según Wikipedia, dice así sobre los Extrovertidos:
Las personas con una preferencia hacia la Extraversión obtienen su energía de la acción: ellos tienen la tendencia a actuar, luego reflexionar, y luego seguir actuando
Y así sobre los Introvertidos:
Las personas con preferencia por Introversión necesitan tiempo para reflexionar y así poder reponer sus niveles de energía
A lo que ms surge la pregunta, ¿Es posible que los Estoicos antiguos, fueran todos de tipo extrovertido y por ello concibieran un componente de energía vital estoica ilimitada?
Claro, una persona ejecutando la disciplina de la acción, desde la perspectiva extrovertida, no es lo mismo que desde la perspectiva introvertida. ¿Como se puede ser virtuoso cuando la energía vital ya llega completamente hastiada al final del día en los fenotipos de carácter introvertido?
Es en este punto, donde debo sacar el concepto del umbral del dolor, relacionado ese concepto anti-hedonista que planteaba originalmente. La falta de energía vital estoica, puede asociarse directamente, con acceder a ese umbral del dolor. Porque la energía vital estoica, no dejan de ser, esas las ganas de hacer algo; o en contrapartida, la desgana. La desgana en gran medida, fruto de haber rebasado ese umbral del dolor, y nuestros mecanismos escapistas, para ir hacia la zona de Confort en esa posición.
Es curioso como generalmente, esos mecanismos escapistas, suelen ayudarnos a huir de manera automática; sabemos que tenemos que volver a casa cuando el ambiente se caldea en una discusión; sabemos que tenemos que huir en una discusión de pareja. O simplemente pedimos que aumenten la dosis de morfina, cuando el dolor es prácticamente insoportable.
En cualquiera de los casos, sabemos escapar del dolor generalmente. Pero hay algo aun peor; escapar del dolor cuando ni siquiera ha iniciado. Somos maestros en detectar, de manera inferencial, que situaciones van a provocarnos dolor. Y actuar en consecuencia. Ese «actuar en consecuencia» en gran medida, puede suponernos un sesgo cognitivo, para poder detectar que situaciones son dolorosas y debemos evitar dirigirnos hacia ellas, y cuales no, independientemente de otros componentes imprescindibles, como la Virtud
Puede no ser virtuoso, culpar a alguien de algo ajeno a todo el mundo, en una situación de estrés a últimas horas de la tarde de un día complicado de trabajo; en el que no tenemos otra cosa puesta en mente, que volver a casa. Pero lo hacemos. Porque es una salida fácil. Y nuestra mente solo contempla una salida y el resto es inútil; irnos a casa inmediatamente.
Puede ser no virtuoso, estar ahí firme en los últimos momentos de vida de nuestro maestro, Sócrates, presenciando la escena, antes del momento destinado en el que tenía que beber la cicuta y acabar con su vida; estar ahí símbolo de respeto y confianza. Cosa que no hizo Epícuro, ya que estimaba que era innecesario pasar por un dolor fortuito.
Y si en gran medida, construimos toda la sociedad en base a este señor, Epicuro de Samos, ¿que pretensiones podemos tener entonces? ¿Realmente somos libres? ¿o somos esclavos fruto de una extensiva demagogia fóbica al dolor, de la que no se puede escapar?
En los próximos días quiero hablar de Antístenes, supuesto fundador de la escuela cínica. En gran medida, cuando leo acerca de él, parece como si tuviera en mente cuando propuso su filosofía, todas estas meditaciones que he comentado hoy
En resumidas cuentas, realmente no existe forma fácil de gestionar la Energía vital Estoica. Esta estrechamente relacionada al dolor. Según algunas propuestas surgidas históricamente, como la hipótesis de la hormesis, el umbral del dolor, ha de ser rebasado constantemente. Supuestamente, si partimos del principio de la hormesis, deberíamos vacunarnos diariamente en base a ese principio, quizá con el tiempo rompamos ese umbral del dolor y alcancemos ese nivel infinito de energía vital para ser completamente Virtuosos, las 24 horas del día. El concepto sería así:
Como puede verse en la gráfica, la vacuna es muy sencilla: Pequeñas dosis de dolor que espaciadas en el tiempo, suponen en el futuro superar ese umbral, y ofrecer esa energía vital estoica ilimitada a la que referían los clásicos estoicos.
Es importante repetir, que no hablo de energía vital física, de esa necesaria para desempeñar actividades motrices. La Energía vital estoica, es esa energía mental, que nos invita a ser rectos aunque no podamos ni movernos. Se le suele llamar Voluntad, pero recordemos que la Voluntad es una excusa. El nombre correcto según el Estoicismo, es de acorde a la Virtud, o desempeño de la Virtud.
¿Alguna vez has pensado, qué mecanismo funciona para sobreponerse a la adversidad, cuando por razonamiento…
Hay término muy poco popular para aquellos que se vienen iniciando en el Estoicismo, y…
Si tenemos la oportunidad de leer varios de los principios de la Escuela Cínica en…
Gracias a nuestro compañero J.A.L.C. (no hago mención directa dado que no tengo su permiso…
No es la primera vez que saco esta cuestión a la palestra, pero lo cierto…
Repensando las pasiones, las emociones, la perspectiva psicológica y estoica sobre el tratamiento de las…