Queda amplio camino por recorrer en el tema de la Motivación y la Procrastinación (ambas estrechamente ligadas) en cuanto al tratamiento que se realiza a través del Estoicismo. En vez de intentar realizar mensajes muy largos intentando desglosar todas las citas de un solo autor, prefiero ir separando a lo largo de los días (y el tiempo que tengo, es limitado como para poder realizar mensajes excesivamente grandes) y así poder tratar el tema en profundidad. Siguiendo en la linea de ayer, hoy voy a entrar a medio camino entre la motivación como tal y algunos pasajes sobre que características llevan a la procrastinación.
No descarto que en un futuro pueda hacer un compendio de varias partes de un mismo tema, aglutinando toda la información más destacada del mismo
Allá donde haya un ser humano, habrá una oportunidad para la generosidad.- Seneca
Me encanta esta cita por dos sencillas razones:
Al contrario que días atrás hoy ha sido un día totalmente virtuoso. He cumplido con todas mis prácticas Estoicas del día, no he cedido en ningún momento presionado por el vicio del miedo, y he hecho una gran resolución de Coraje ante la Exposición Total: pese a las adversidades sobreponerme, y ser capaz de ejecutar en todo momento la Virtud. Además a últimas horas del día, me he dado cuenta de la importancia de vivir el momento presente: En un momento de tensión bastante intensa, en el que mis niveles de desesperación han ido creciendo por no hacer halago de consciencia y dejarme llevar por la impresión y la situación, he conseguido parar por un segundo, hacer el esfuerzo de examinar profundamente mis impresiones, y volver en mi saliendo positívamente airoso de la situación (desde mi interior), aprendiendo algo en pro de la Virtud.
Puede parecer que repito la palabra Virtud demasiado, pero es lo que tiene encontrarse inmerso en una filosofía de la Ética de la Virtud. En cierto sentido cuando se habla de valores en terapias como la Terapia de Aceptación y Compromiso, todos esos valores se pueden condensar clara y concisamente en la consecución de una meta vital: Alcanzar la Virtud a través del ejercicio y práctica Estoica: Así de sencillo, a veces pienso incluso que he empezado un poco tarde, pero siempre se puede recuperar el tiempo acertadamente haciendo un gran esfuerzo.
Continuando en la línea del día de ayer, vamos a seguir viendo ciertos pasajes «De la tranquilidad del Ánimo» de Seneca, e ir haciendo un breve análisis de los mismos para poder sacar conclusiones al respecto de esta cuestión que aquí me atañe: La falta de la motivación o como ensalzarla:
Innumerables son las calidades de las culpas; y uno solo es el efecto del vicio, que es el de descontentarse de sí mismo. Y esto nace de la destemplanza de ánimo, y de los cobardes o poco prósperos deseos, que no se atreven a tanto como apetecen, o no lo consiguen; y adelantándose en esperanzas, están siempre instables, accidente forzoso a los que viven pendientes del querer ajeno. Pásaseles toda la vida en industriarse a cosas poco honestas y muy dificultosas; y cuando su trabajo queda sin premio, les atormenta la infructuosa indignidad, sin que el arrepentimiento sea de haber pretendido lo malo, sino de que sus deseos quedaron frustrados;
En este sentido, hablamos de algo equivalente, a las conclusiones de la cita Estoica del día: De como pasar toda una vida ejecutando acciones propias del Ego e impropias de la Virtud, y como al final del día acaban siendo más un generador de malestar y falta de motivación que algo de lo que realmente vayamos a estar orgullosos y nos de cierto grado de alegría
Entrando en ellos una inquietud de ánimo, que en ninguna cosa halla salida, porque ni pueden sujetar a sus deseos , ni saben obedecerlos: de que nace una irresolución de indeterminada vida, y un detenimiento de ánimo entorpecido entre determinaciones;
En esencia, aquí habla de como la frase anterior desemboca en esto que comentaba y lo que Seneca llama: Inquietud de animo o animo entorpecido, en resumidas cuentas, un cultivo de falta de motivación para no hacer nada en esta vida.
De aquí principalmente tiene origen el afecto de aquellos que detestando su ocio se quejan en que les faltan decentes ocupaciones; y de ello nace asimismo la envidia de los ajenos acrecentamientos que se alimenta en la propia pereza;
E incluso habla, de un paso más alla, de aquella situación muy habitual, que no solo nos aquejamos de lo que no ejecutamos en nuestro trabajo por falta de motivación, sino que el ocio tampoco nos llena. Es un circulo vicioso que solo atrae mas vicio (como la envidia de lo ajeno). Por poner un ejemplo de un caso contemporáneo: ¿Quién a sabiendas del tiempo que se consume innecesariamente, viendo un muro en Facebook, no solo se ha dado cuenta de ese tiempo absurdo que invierte en esta acción, sino que además ha sentido envidia de lo que ha visto en muro ajeno?: Todo fruto de la misma fuente, la fuente de la falta de Virtud
Conviene, pues, que nos desengañemos, confesando que la culpa no está en los lugares, sino en nosotros, que somos flacos para sufrir mucho tiempo el trabajo o el deleite, nuestras cosas o las ajenas.
En definitiva, no hay quien no aqueje, que la causa de nuestro propio desánimo o de nuestra falta de motivación, venga siempre de incontables fuentes. Pero nunca realmente pensar, de haber recaído diariamente en el vicio incontrolado, y no hacer esfuerzo de ejercitar la Virtud y atender a nuestra verdadera Naturaleza.
En este punto, después de haber hecho un buen análisis de las causas y consecuencias, dice Seneca así:
Pregúntasme de qué remedio te has de valer contra este hastío.
¿Que podemos hacer ante este círculo vicioso que venimos comentado?
Ante todas cosas conviene pongamos los ojos en nosotros mismos, y después en los negocios que emprendemos, por quién y con quién los emprendemos. Y lo primero que cada uno ha de hacer es tantear su capacidad; porque muchos nos persuadimos a que tenemos fuerzas para llevar más carga de la que en efecto podemos. Hay unos que en confianza
En primer lugar, hacer un análisis de cuales son nuestros objetivos de trabajo: Que pensamos hacer y si realmente esta dentro de nuestras posibilidades. Porque generalmente uno de los principales problemas de la falta de motivación es que nos ponemos metas demasiado altas. No se trata de graduar el ejercicio. Se trata de realmente saber cual es el ejercicio que podemos llegar a desempeñar en base a nuestras capacidades.
Débense después de esto pesar las cosas que emprendemos, cotejándolas con nuestras fuerzas: porque siempre es conveniente sean mayores las del que lleva que las de lo que ha de ser llevado, porque si éstas son mayores, será forzoso opriman al llevador.
Más de lo mismo: Si el tamaño de las cosas que emprendemos (nosotros somos el llevador), es demasiado grande, será forzoso que nos opriman.
También debes considerar si tu naturaleza es más apta al despacho de negocios, o a estudios retirados y a contemplación, y luego te has de encaminar a la parte donde te guía la fuerza de tu ingenio.
También considerar si lo que ejecutamos está realmente alineado con nuestra Naturaleza: Es común vernos envueltos en tareas que poco o nada tienen que ver con nuestra verdadera naturaleza. La naturaleza es simple, aquí Seneca no habla de «tengo que cambiar de trabajo porque este no me llena», o «tengo que cambiar de carrera porque creo que no se me da bien». Aquí realmente habla de algo mayor: ¿Estamos preparados para los negocios? ¿O estamos preparados para el estudio y la contemplación? ¿Somos personas de acción o de reflexión y estudio? En base a esto, podemos enfocar realmente nuestros esfuerzos hacia una u otra tarea.
Aprendamos a aumentar la continencia, a enfrenar la demasía, a templar la gula, a mitigar la ira, a mirar con buenos ojos la pobreza, y a reverenciar la templanza; y aunque nos cueste vergüenza el dar a nuestros deseos remedios poco costosos, aprendamos a encarcelar las desenfrenadas esperanzas y el ánimo, que se levanta a lo futuro: procuremos alcanzar las riquezas de nosotros mismos, y no de la fortuna.
Aquí comenta de como debemos ensalzar las virtudes de la acción, la Continencia, la Templanza (mirar con buenos ojos la pobreza, como forma de Sabiduría del deseo), así como «encarcelar» las desenfrenadas esperanzas (en definitiva, eliminar las expectativas, y ejecutar de acorde a la Virtud: Lo mejor que nos sea posible). Con esto seremos más ricos a título interno, alcanzar mayor motivación, y no estaremos condenados por la Fortuna, u otros vicios, como la gula, la ira y la demasía, en resumen, pasiones faltas de la Virtud de la Templanza.
Demócrito, comenzó diciendo: «El que quisiere vivir en tranquilidad, ni haga muchas cosas en que se singularice, ni se deje llevar con publicidad a las superfluas.»
En definitiva: No tener unos objetivos que no podamos manejar, pero no perder el tiempo en la tareas fruto de la pereza y actividades que no nos llenan el espíritu ni atienden a la Virtud: En la búsqueda de la acción sabia también se encuentra gran parte de la Virtud.
Debemos también hacernos fáciles, sin entregarnos con pertinacia a las determinaciones; pasemos a lo que nos llevare el suceso, y no temamos las mudanzas de consejo o de estado
Finalmente acabamos hoy, con esta frase, que nos pone la última guinda en base a lo comentado anteriormente: A pesar de haber elegido el camino, no debemos entregarnos ciegamente y sin razón a lo que hayamos elegido, debemos ser capaces de ser flexibles, y aceptar cuando pese a que las circunstancias iniciales nos indicaban algo virtuoso y adecuado, siempre estamos a tiempo de cambiar de rumbo, y seguir trabajando en base a la Virtud en otros quehaceres.
Con esto, mañana seguiré en ello, todavía no ha terminado la serie de Seneca sobre la Tranquilidad del Ánimo y este tema que me viene resultando interesante desde días atrás. Como último mensaje de esta serie, me gustaría sacar algunas conclusiones resumidas de todos estos pasajes, y poder formar una estructura que me ayude a organizar mi visión acerca de la ejecución, el trabajo y sobre todo la Motivación para el día a día.
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