Meditaciones

Resiliencia: Enfocandola desde un punto de vista Estoico [DIA 63]

Existe un tema que quiero tocar desde hace bastante tiempo, y que Nassim Nicholas Taleb propone en su libro Antifrágil. El concepto de Antifragilidad es bastante complejo de entender aunque se fundamenta en unas ideas muy claras; como beneficiarse de aquellas cosas que generalmente perjudican. Como es lógico, esto al ser un neologismo, nunca fue tratado de manera directa por ninguna filosofía helenística, aunque en cierto grado, existen evidencias de que sugirieran este efecto al menos los estoicos. En contrapartida, existe otro concepto: más común: La Resiliencia la cual debo tratar previamente más debidamente.

En la meditación del día de hoy, voy a hacer una breve introducción a la Antifragilidad, explicando un poco algunos de sus principios básicos, e intentando asentar algunas bases para ver si pudiera seguir avanzando en el concepto en el futuro, y explicando que tiene que ver la Resiliencia con todo esto.

La cita Estoica del día

Pero, lo que no empeora al hombre, ¿cómo podría empeorarle la vida? La naturaleza universal no hubiera dejado de proveer para este mal ni por ignorancia ni de propósito, como sin arbitrio para precaverlo o corregirlo; ni por impotencia ni por incapacidad hubiera cometido ella el grave delito de repartir los bienes en la misma medida que los males, a los buenos y a los malos, indistintamente. Pero la muerte y la vida, la gloria y la oscuridad, el dolor y el placer, la riqueza y la pobreza, todo está repartido en la misma medida, a los hombres buenos y a los malos, sin ser por ello ni cosas honestas ni torpes; luego, en rigor, no son ni bienes ni males verdaderos. – Marco Aurelio, Meditaciones, Libro II.11

Aquí Marco Aurelio, expresa a su manera, su concepto en referencia a los Preferidos y Rechazados Indiferentes. Muestra la esencia del concepto; ni son bienes ni malos verdaderos, pero es consciente que la Naturaleza Universal estoica los ha proveído por una razón; no para ofrecer el mal o el bien, sino en su justa medida para ser utilizados. El Estoicismo no es una filosofía utilitaria, porque al contrario del Epicureanismo, no entiende la razón como una utilidad para alcanzar el verdadero bien, o la ausencia del dolor del Alma. Sino que la razón es el único bien. No es una utilidad, es verdaderamente lo único que importa en el Estoicismo, independientemente de que se pueda alcanzar algo a traves de ella.

Pero en cambio los indiferentes si son útiles. Útiles para ejecutar acciones apropiadas. Y junto a la razón, útiles para ejecutar acciones completamente apropiadas, o acciones apropiadas estoicas. Esto es, en resumen, acciones Virtuosas. Es por ello que hay que dar su lugar a los indiferentes, y entender sus límites. Y sobre todo, entender su naturaleza intrínseca; no son ni bienes ni males verdaderos.

Meditación del Día: Ese proceso que pasa de la Fragilidad hasta la Resiliencia o hacia la Antifragilidad

Para empezar, es obvio que debo explicar para aquellos que no han leído el libro que propongo al principio, en que consiste este concepto de Antifragilidad. Nassim Nicholas Taleb, propone una idea muy sencilla para explicarlo. Existen tres tipos de posibilidades en cuanto a la «durabilidad» a la hora de describir cualquier elemento en la vida, pero más específicamente la materia.

  • Por un lado está lo frágil. Lo frágil es aquello que se rompe con mucha facilidad. En el estado de máxima fragilidad, encontramos aquello que se rompe con la simple vibración del entorno. Poniendo un ejemplo fácil de observar, un jarrón de cristal muy fino, sería algo muy frágil, dado que apenas cayendo unos centímetros, se rompería en mil pedazos.
  • Por otro lado está lo robusto o resiliente. La Resiliencia se aplica a aquello que es muy difícil o casi imposible de romper. Aquí encontraríamos por ejemplo, el Hierro y el Hormigón, que no se rompen ante una caída, o incluso el Grafeno, que es excesivamente difícil de romper, y posiblemente el material más duro conocido hasta la fecha. En este caso, podemos tirar un pequeño bloque de hierro desde una altura significativa, y al llegar al suelo, estará prácticamente, intacto, salvo quizá una muy simbólica abolladura en alguno de sus extremos.
  • Pero finalmente, tenemos una categoría más: ¿Y si existiera una materia, que en dicha caída, aunque se abollase un poco, como resultado final pudiéramos decir que ha mejorado en otra de sus propiedades? En este caso, es posible que no conozcamos materia como tal, que cumpla estas condiciones. Pero si existe un proceso iterativo de conocimiento, que nos permitiría conseguir esta tendencia a lo largo del tiempo. Imaginemos que nuestro objetivo fuera construir un balón muy resistente de una goma muy elástica que pudiera resistir los golpes, aprovechando la firmeza de aquello contra lo que golpea, para rebotar más alto. En este caso al lanzarlo desde una altura muy grande, es posible, que al llegar al suelo, rebote un poco, pero quede algo dañado. Analizando el resultado del daño, podríamos crear otro balón mejorado. Dichas caídas nos permitirán ir mejorando ese balón hasta conseguir un balón, que con respecto al inicial, no solo resistiera el golpe fácilmente, sino que habrá mejorado sustancialmente con respecto a la formula original, rebotando más alto que ningún otro.

En gran medida, lo curioso de estas tres posibilidades, es que podríamos estructurar todo en nuestra vida, en base a ello. Y según el estoicismo, ¿que es lo que de verdad merecería poner el esfuerzo en mejorar? El Alma Racional o a la logike psyche. En este caso, el Alma puede ser de uno de estos tres tipos de la misma manera. Quiero recordar que para efectos «modernos», es muchas veces mejor, equiparar el Alma, al cerebro. Así, sustituyendo Alma por cerebro, quizá pueda ser mejor entendido toda la meditación

La Naturaleza intrínseca del Alma: Desde la Fragilidad hasta la Resiliencia

En cientos de libros de Auto-Ayuda podemos leer miles de métodos para alcanzar más resiliencia. En cierto grado, parece como que el interés general, es robustecer el Alma, conservando las propiedades intrínsecas del ser humano. De alguna forma, si lo expresamos en términos de filosofía helenística, el objetivo de la humanidad por poner un ejemplo sencillo, es tener la capacidad de sentir una pena y un dolor ante la muerte de un familiar, pero recuperarse de la manera más inmediata posible. Es decir, hablar de moderación, o dicho de otra forma de resiliencia. Como ponía en el ejemplo anterior, que al caer el bloque de hierro al suelo, resulte en una abolladura leve, que pueda ser reparada lo más inmediatamente posible.

El resultado generalmente, suele ser bastante infructuoso. Existen casos de personas que son capaces de alcanzar increíbles grados de resiliencia, y ser un ejemplo para muchas personas. Pero bajo mi punto de vista, no todos podemos llegar a tener más resiliencia, al igual que no todos podemos llegar a ser jugadores de fútbol profesionales, o grandes maestros del ajedrez. Contrario a lo que muchas filosofías plantean, pienso que el ser humano tiene sus límites en algunas areas de su vida. Y un area, es el de las emociones. No todo el mundo tiene un cerebro capaz de «gestionar» las emociones de manera adecuada.

Si consideramos a la persona con más resiliencia del mundo, equivalente a ser un Gran Maestro, un Magnus Carlsen del ajedrez con vamos a suponer del 1 al 10 de gestión emocional, un 9,9, y tendríamos el polo opuesto, una persona totalmente desequilibrada, con un 1,1 en gestión emocional o lo que es lo mismo, empezar en lo más bajo del ajedrez con 1000 puntos de ELO.

Y en base a esto, condicionamos toda nuestra existencia. Estrategias y técnicas, trucos o tratos, para seguir escalando en nuestro «ELO» emocional con la aspiración de llegar algún día a ser «Grandes Maestros» de la gestión emocional.

Pero existen varios problemas, en este ejercicio:

  1. Generalmente, en la práctica, el tiempo; no se le dedica más de 1 hora al día. Los Grandes Maestros de Ajedrez, juegan mas de 6 horas al día según sugiere Herminio Herraiz, uno de los Grandes Maestros españoles en una entrevista realizada. ¿Como pretenderíamos ser Grandes Maestros, dedicándole menos tiempo a un arte de vida, que un jugador amateur?
  2. Por otro lado, la incertidumbre de lo correcto y lo incorrecto. Hoy sale un estudio que dice que para mejorar emocionalmente, es importante rodearse de buena gente y gente motivadora. Mañana sale otro estudio que en la adversidad se trabaja mejor la gestión emocional. Si siempre estamos pendientes del último estudio, ¿como vamos a progresar en una dirección? El problema es que el nivel de desconocimiento que existe acerca de la gestión emocional, es tan abusivamente grande, que es probable que hagamos lo que hagamos, no sea lo más óptimo, y a veces es difícil vivir con ello.
  3. Quizá el factor más importante: El Apego. El ser humano es un animal de costumbres, de habituación. De manera inconsciente, creamos como una especie de «territorio» allá donde vamos, y nos apegamos fuertemente a todo aquello que se encuentra a nuestro alrededor. Como sugerían los estoicos, somos materia finita, y al ser finitos, todo en el reino de «lo finito» tiene un margen de apego. Hasta la persona más retirada del mundo, sin posesiones materiales, y viviendo en el más absoluto ascetismo, tendrá dificultad con el tiempo, de desapegarse de lo más básico: Su Vida.

La receta mágica para alcanzar la Resiliencia «low-cost»: El Estoicismo Moderno

Evidentemente, si volvemos al punto 1, con un trabajo extremo, siguiendo un principio de desapego firme y trabajando el ascetismo en su máxima plenitud, llegamos a los planteamientos que ofrecen los Epicúreos, y en cierto grado, también los Cínicos. Y en gran medida, gracias a esos planteamientos, con un esfuerzo regular y constante, podríamos, con el tiempo alcanzar el grado de Gran Maestro de ELO, o como diría Epicteto:

Si no tomas nada de lo que está delante de ti, e incluso lo desprecias, entonces no sólo serás un invitado en los banquetes de los dioses, sino también un compañero igual a ellos en poder. Pues actuando así Diogenes y Heráclito y otros como ellos fueron merecidamente divinos, y así fueron llamados. – Epìcteto, Enquiridion, XV

Ahora vienen las preguntas del millón: ¿Que daríamos por llegar a ser Grandes Maestros de la gestión emocional? Si existiera una pastilla que nos facilitara este estado de manera inmediata, es posible que más de uno pagaría varios cientos de millones por ella. ¿Pero realmente cuanto estaríamos dispuestos a sacrificar de nuestra vida en si? Realmente poco o nada en la mayoría de los casos.

En definitiva: Queremos algo que suponga poco sacrificio: Ni ascetismo ni perder demasiado el tiempo. La pregunta que muchos creen poder resolver en el futuro cuando encuentran el estoicismo:

¿Es posible llegar a Grandes Maestros (o al menos Maestros) de la gestion emocional

  1. Manteniendo intactas todas nuestras posesiones y nuestro estilo de vida
  2. Limitando la práctica a 30-60 minutos, el día que más,
  3. Y seguir viviendo bajo un sistema de creencias en base a una estructura Ateísta/Cristiana/(cualquier otra religion conocida)?

Respuesta: Pasen y vean el Eclecticismo Estoico. No tengo claro si es posible, pero al menos hay algunos que lo intentan.

En busca de la Resiliencia perdida

En este punto, sobra decir, que el grado de sarcasmo que he llegado a alcanzar en el anterior apartado ha sido significativo. En esa búsqueda interminable de la receta mágica, encontramos la horma de nuestros zapatos. Principalmente sea una cuestión de prioridades; querer terminar nuestros estudios, progresar en la escalera jerárquica de nuestras empresas, hacer que nuestro negocio funcione, alcanzar la libertad financiera, facilitar que nuestros hijos terminen sus estudios y encuentren trabajo, llegar a la jubilación bien-parados, morir de forma digna/indolora, etc, etc, etc… provoca que nuestra atención al Alma, sea completamente mínima.

Según decía Epicteto:

Si quieres mejorar, prepárate a ser considerado insensato y necio en lo que atañe a las cosas externas. No pretendas que te crean un entendido en nada. Y si a alguien pareces una persona de importancia, desconfía de ti. Pues debes saber que no es fácil guardar tu voluntad en armonía con la naturaleza y asegurar las cosas externas: si un hombre es cuidadoso con lo uno, es absolutamente inevitable que desprecie lo otro. – Epicteto, Enquiridión, XIII

Si alguna vez quisieras volverte hacia cosas exteriores a fin de complacer a alguien, debes saber que eso significa que has extraviado tu camino en la vida. Conténtate, pues, en todo, con ser un filósofo; y si quieres aparecer ante los ojos de otros como filósofo, aparece como tal ante ti mismo, y que eso te baste. – Epicteto, Enquiridión, XXIII

Resumiendo; no se puede estar en misa y repicando. Y según sugería Epicteto repetidas veces en cuanto a los Indiferentes, es necesario darles a un lado para centrarse uno más específicamente en el trabajo de cultivar el Alma, y de trabajar la razón. Generalmente la jornada se distribuye de una manera muy típica: Consumimos tiempo en necesidades fisiológicas como dormir, comer, etc… casi un 50% del día, consumimos casi 1/3 en actividades que garantizan nuestra «supervivencia y seguridad», como es el trabajo. Al trabajo le hemos dotado de una característica de «superación personal», y finalmente el tiempo de Ocio, que consume un mínimo de un 15% de la semana. En el peor de los casos una «responsabilidad mayor», como el hecho de tener hijos, una persona dependiente a nuestro cargo, o incluso, mayores aspiraciones en la vida, como un segundo empleo, un estudio compaginado al empleo, o un grupo de amigos a los que atender, implican sacrificar ese 15% por el «bien común». Si sumamos todo, apenas nos queda poco más de un 2% para «otras actividades». Esto es de 168 horas que tiene la semana apenas 4 horas para ello.

Si bien, consideramos acciones apropiadas básicas (Oikeion), ese 50% que dedicamos a la conservación de nuestro cuerpo (dormir, comer, etc…), ¿es aceptable disponer solo de 4 horas a la semana para trabajar eso que dice Epicteto, que es lo único en lo que en realidad, deberíamos enfocar toda nuestra atención en la vida para alcanzar la Eudaimonia?

¿Qué solución propongo entonces? ¿Dejar el trabajo y vivir del cuento (escribiendo libros de filosofía e intentando venderlos)? ¿O quizá deba aislarme de los amigos, no aceptar responsabilidades adicionales como casarme y tener hijos, no tener grandes aspiraciones en la vida, y no desperdiciar ese 15% que me sobra en nada adicional, solo orientarlo a «cultivar el Alma»? ¿O quizá mejor aun, como hacía Napoleón, sueño polifásico con objeto de solo dormir 4 horas al día (micro siestas de 30 minutos cada 4 horas) y así sacar tiempo de debajo de las piedras?

He aquí la cuestión. He ahí el razonamiento de porque un Ascetismo, podría liberarnos en cierta medida de la «esclavitud» laboral. Porque la necesidad de cultivar buenos hábitos en cuanto al racionamiento del tiempo en relación a nuestros preferidos indiferentes se refiere (amigos, familia, amigos). Y el esfuerzo de moderar al máximo posible las necesidades fisiológicas (no excederse en el sueño como sugería Marco Aurelio), pueden ser parte del camino, para sacar esas 6 horas al día, de cara a trabajar íntegramente el Alma. Épico, cuanto menos. ¿Posible? Tendría que verlo, no lo se con certeza; y al menos según sugería Epicteto, una forma de labrarse un sitio entre los Dioses.

De la Fragilidad a la Antifragilidad, sin pasar por la Resiliencia

Pero de cualquiera de las maneras, en realidad todo este análisis tan exhaustivo de la Resiliencia, puede que no lleve a ningun sitio por una sencilla razón; esta no era el tipo de vida que profesaban realmente los Estoicos. Es por ello que debo introducir a continuación un nuevo concepto práctico: El trabajo enfocado a la Antifragilidad. En cierto grado Nassim Nicholas Taleb, hablaba de antifragilidad, haciendo continuas referencias al Estoicismo:

Visto así, el estoicismo trata de la domesticación -no necesariamente la eliminación- de las emociones. Su objetivo no es convertir los seres humanos en vegetales. Mi ideal del sabio estoico moderno es alguien que transforma el miedo en prudencia, el dolor en información, el error en iniciación y el deseo en acción. – Nassim Nicholas Taleb, Antifrágil, Capítulo  10, La domesticación de las emociones.

Al margen un poco de la opinión acerca de las emociones de Nassim Taleb (que en gran medida es una interpretación del estoicismo, como podríamos concluir después de todo este tiempo de inspección de la filosofía), Taleb habla por encima de todo de transformación. De esa transformación que comentaba al principio, con respecto a la pelota antifrágil. Esa transformación como parte de liderazgo hacía el concepto de Antifragilidad. Pero creo que aquí lo comenta de una manera más precisa:

Lo que aprendemos al leer a Séneca directamente es muy diferente de lo que dicen sus comentaristas. La versión de Séneca es que el estoicismo es antifragilidad frente al destino. La diosa Fortuna no ofrece inconvenientes y sí muchas ventajas. Es cierto que, sobre el papel, la meta de Séneca era filosófica y trataba de seguir la tradición estoica antes descrita. Puesto que, en principio, el estoicismo no versaba sobre ganancias y beneficios, no se hallaba en el nivel de la antifragilidad: el objetivo era reducir la fragilidad psicológica y tener la sensación de controlar el destino. Pero hay algo que los comentaristas han pasado totalmente por alto. Si la riqueza es una carga tan pesada, y ademas innecesaria. ¿que sentido tiene poseerla? ¿Por qué Séneca no se deshizo de la suya? – Nicholas Nassim Taleb, Antifrágil, Capítulo 10, Menos cosas negativas en la vida.

En cierto grado, aquí Nassim Taleb deja caer de manera muy sutil que quizá la actitud estoica, con respecto a los indiferentes, no fue de completo rechazo, por algo. El completo rechazo como comentaba anteriormente, simbolizaría dirigirnos hacia la figura del Gran Maestro, de la máxima resiliencia. Como una de las 3 formas que comentaba en el apartado anterior. Pero los Estoicos en ningún momento hablaron tanto de esas tres formas (aunque si es cierto, que todos estaban de acuerdo, que invertir tiempo en la práctica Estoica era fundamental).

Pero, ¿Y si existe una forma de integrar la práctica estoica, en nuestro día a día? O es más. ¿Y si es necesario crearse un día a día, con responsabilidades, y ámbitos de superación y competición, para trabajar la Ética Estoica?

Esto en gran medida, es lo que Nassim Taleb, deja caer de manera sutil: Creo que los comentaristas pasaron algo por alto. ¿Puede ser que los estoicos, desestimaran la necesidad del ascetismo, porque simplemente no tenían el coraje de vivir como ascetas y así alcanzar el máximo grado de Resiliencia?

¿O quizá pueda existir una re-formulación del concepto de Resiliencia, para ir en otro sentido diferente al de Fragilidad —> Resiliencia?

Seguiré comentando sobre ello en días consecutivos, porque en cierto grado, creo que esto son las culminaciones finales, del entendimiento del sistema completo Físico/Lógico/Ético de la doctrina Estoica.

Vitali

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