Hace ya tres semanas que no escribo nada en esta página y existe una razón bastante importante que hoy he tomado la decisión de explicar a fondo, pese a que todavía no tengo pleno convencimiento sobre la materia: El enorme dilema que encontré en la actualidad por causa de una serie de contradicciones estoicas que observado desde el inicio de mi andadura.
Más en detalle existen tres contradicciones estoicas que quiero tratar de manera individual y en el futuro poder seguir ampliando, incluso quizá resolviendo, o sirviendo como base de una posible alternativa al estoicismo incluso que no tenga que ser necesariamente esta filosofía en particular como alguna de las propuestas realizadas por los Estoicos Modernos. Es importante destacar que existe un alto grado de posibilidad errática en mis palabras y es por ello que quiero aprovechar esta introducción como aviso dado que eventualmente sigo trabajando y leyendo diariamente para despejar todas las dudas que me han venido surgiendo.
Como dato adicional seguiré el formato que usaba antes de iniciar con las Disertaciones de Arriano (sobre las cuales he tomado una larga pausa para intentar resolver este dilema, pero que desearía retomar y terminar en un futuro, sobre todo con la idea de terminar el trabajo empezado casí a las puertas de su final).
Es cosa risible que no procures preservarte de tu propia maldad, pudiendo hacerlo, y en cambio intentes huir de la maldad de otros, lo que es imposible. – Marco Aurelio, Meditaciones, Libro VII. 71
Una frase que invita mucho a recordar esa dicotomía del control de una manera significativamente práctica. De hecho si nos referimos a ese primer pasaje del Enquiridión de Epicteto, que decía:
«Hay ciertas cosas que dependen de nosotros y otras que no. Dependen de nosotros la opinión, las inclinaciones, el deseo, la aversión y en definitiva todo lo que so nuestros propios actos»
Es decir, la maldad como aquí sugiere Marco Aurelio. Y por otro lado:
«No dependen de nosotros el cuerpo, las riquezas, la reputación, los cargos, y en definitiva, todo lo que no son nuestros propios actos»
Es decir, la maldad de otros. Esto esta claro que en el estoicismo, este planteamiento, se mantiene como una absoluta constante. Me gustaría añadir, que en la materia práctica no se hacía tanto inciso en el estoicismo más inicial, en los inicios con Zenón, Cleantes, Crisipo y compañía. No existía tanto hincapié, y en cambio puede verse un gran interés en destacar esto, especialmente desde el «reinicio» de la Stoa con Musonio Rufo. ¿A que puede deberse esto? Bajo mi opinión, es posible que quizá sea ese enfoque extremadamente empírico que estos filósofos le dieron a la filosofía estoica (que al contrario de todos los anteriores, no escribieron absolutamente nada como símbolo de enfoque a lo práctico y no a lo teórico o divulgativo). Por fortuna para los presentes, tuvimos a Estobeo (Ioannes Stobaeus) y Arriano respectivamente, que recopilaron y recuperaron las obras y fragmentos de estos dos autores (Musonio y Epicteto respectivamente).
Ahora voy a centrarme en lo que introducía al principio: Las contradicciones estoicas que me han tenido ocupado durante todo este tiempo, y sin verdadera resolución hasta la fecha. Quiero recordar que no es la primera vez que escribo específicamente sobre este tema de las contradicciones estoicas, y no será la última. Por momentos me siento un poco un Plutarco de la vida con sus pros y sus contras; con tantas contradicciones estoicas de por medio, aunque en este caso presento algunas (relativamente) nuevas, más considerando que muchas han sido tema recurrente en esta página a través de decenas de mensajes a los que he ido volviendo repetidas veces
Empecemos con posiblemente el núcleo de todas las contradicciones estoicas: Las Virtudes Cardinales. Después de hartarme de leer decenas de textos de diferentes fuentes, he llegado a la conclusión que las Virtudes Cardinales han sido prácticamente una constante durante casi todo el Estoicismo. Desde que Zenón empezó a estudiar con los Académicos, los cuales fueron los creadores de esta «hipótesis» (primera Ética de la Virtud), pasando por Aristóteles, que hizo aun más hincapié en este tema (Ética Nicomáquea), hasta que finalmente otras doctrinas como el Estoicismo, también hicieron gala de este planteamiento.
Aquí lo curioso sobre todo, es que observo que existe una extensiva muchedumbre, que piensa que las Virtudes Cardinales nacen del estoicismo o que cobran importancia en el estoicismo. Algo que no es absolutamente cierto. De hecho Zenón tuvo muchas reservas, y aplicó ciertos criterios para intentar diferenciarse un poco de esa corriente Peripatética que tan fuerte influencia y dominio ejercía sobre el entorno filosófico.
En su día hable bastante sobre las virtudes cardinales, una por una dando cierto grado de interés e importancia a cada una:
Si recordamos, existió la presencia tanto de un personaje, que cambiaría el rumbo del Estoicismo, casi 4 siglos después: Aristón de Quíos; al cual yo personalmente no comprendía al principio y de hecho llegué a malinterpretar (por el hecho de haberme guiando en exclusiva por comentarios de libros como el de J. Sellars y no dirigiéndome a las máximas fuentes originales). De hecho yo personalmente llegué a tachar a Aristón de no profesar con ninguna práctica Estoica y ceñirse al planteamiento Socrático de la no existencia de la Akrasia, cuando fue de los primeros que realmente estableció un sistema de ejercicios formal, frente a todo el enfoque dogmático que inusitaron los posteriores filósofos estoicos como Crisipo y sus secuaces. Es curioso porque Aristón apenas escribió nada tampoco, y sirvió de precedente muy significativo para Musonio Rufo, y Epicteto, los cuales (y como comentaba en la cita estoica del día), fueron los verdaderos representantes de la práctica estoica al contrario de todo los anteriores (e incluso posteriores).
La cuestión es que Aristón, fue el primero en negar por completo la existencia de las 4 virtudes cardinales como tales de manera completamente independiente (aunque si podían mencionar las propiedades de cada una, Aristón afirmaba que llamar coraje a la virtud, era lo mismo que llamar «pavo» a un «euro», es decir un mero sinónimo sin mayor importancia). Por tanto Aristón insistió que en el hecho de separar las 4 virtudes, en vez de simplificar la ecuación la complicaría aun más, hasta el punto de volverla una de estas contradicciones estoicas. Y así fue, como comentaré más adelante.
Se supone que las Virtudes cardinales, se diseñaron con objeto de establecer un vínculo con la sociedad y la explicación de la relación ideal entre los seres humanos como forma imperante de vida virtuosa desembocaría en la Ataraxia (especialmente las virtudes extrínsecas, como la Prudencia y la Justicia). También quiero recordar que en su día también hice una introducción a lo «desagradable de las virtudes«. Por la cantidad de incongruencias que encontré. Quizá la más destacable y la que viene a colación en el presente comentario fue esta:
Otro punto que destaca, es que en cierta medida el Determinismo parecía que era una forma de decir: “El Cosmos me ha puesto en este lugar (un lugar de privilegios) para que ejerza su mi labor de la manera más fidedigna posible”. Tema que podría incluirse completamente en la crítica de los Preferidos Indiferentes, que ya venía fraguándose en estos momentos también.
Desde una perspectiva práctica, ¿Cómo afecta esto? Principalmente surge un dilema de la llamada Moral Extrínseca y en consecuencia una Ética Exhortativa: La necesidad de tener que establecer reglas comunes para entender que es lo bueno y lo malo, más alla de la Virtud Única. Preguntas tales como: ¿Es justo que …? o ¿Es prudente hacer … de esta forma? Son incógnitas que no tienen ninguna base ética salvo la hipotética, y requieren de lógicas complejas para resolver un dilema físico con físicas de las que realmente no disponemos conocimiento alguno (como el funcionamiento de la psique humana).
Lo que me lleva a otra de las siguientes contradicciones estoicas
Aquí empieza el verdadero problema. Todo se inicia a través de la frase más popular entre los filósofos griegos, y que más confusión está trayendo en la actualidad: El concepto de vivir de acorde a la naturaleza, sobre el cual, ya escribí en su momento, y nunca quedé (y posiblemente quedaré) del todo convencido.
Por un lado tenemos las definiciones que ya conocemos, que se subdividen en dos:
Pero por otro lado, también se ha querido dar más añadidura a todo esto. Para Zenón y Aristón, compartían la misma opinión en este caso: Vivir de acorde a la Naturaleza es Vivir de Acorde a la Razón. La razón involucra principal el buen juicio (no de justicia sino de asentimiento) y la honestidad, que en esencia se resume, en vivir de forma integra, como si tuviéramos que rendir continuamente cuenta a una entidad superior, o como Epicteto pone de ejemplo, «como si por cada acción que tomamos en nuestras vidas, tuviéramos que elaborar una explicación para nuestro maestro». Esto en gran medida resume la importancia en la intencionalidad de nuestros actos.
Pero en resumen, vivir de acorde a la naturaleza puramente es el único medio según plantea este tipo de Éticas, de alcanzar la Ataraxia o Eudaimonia
¿Que necesidad hay de meter en esta ecuación a los preferidos indiferentes? (Ojo, preferidos y no solo indiferentes, como planteaban Aristón, Epicteto y Musonio Rufo).
Por una sencilla razón: Supuestamente los indiferentes nos dan una guía en esta vida. En cierto grado nos ayudan a decidir sobre lo que queremos y lo que no queremos. Son la esencia del Oikeion según sugieren los escritos. Preferimos la vida a la muerte porque estamos diseñados para sobrevivir. Deseamos la salud a la enfermedad o al dolor, porque con el dolor se pasa muy mal. Una de las preguntas es si realmente los rechazados indiferentes, podrían realmente llegar a bloquear el correcto desempeño de la Virtud. Los tres filósofos estoicos empíricos negaron esto, y todos pusieron sus respectivos ejemplos:
He aquí el desacuerdo de los tres estoicos empíricos: Porque aquí el problema está que supuestamente no hay nada bueno ni malo excepto la Virtud y el Vicio, y los preferidos de alguna forma, dirigen el pensamiento hacia cosas buenas y cosas malas. De hecho Zenón afirmaba que los rechazados indiferentes obstaculizaban y dificultaban el ejercicio de la Virtud, y los preferidos la facilitaban (Cicerón, Disputaciones Tusculanas II.29). Esto sería un argumento Peripatético en boca del fundador del Estoicismo. Pero tras cierta reflexión me di cuenta que quizá el enfoque de indiferente dado, no se refería al dolor como un indiferente, sino al sufrimiento como un vicio. Así que es posible incluso que Zenón tampoco compartiera que los indiferentes realmente obstaculizan a la Virtud. De hecho Séneca decía así:
He aquí el argumento que hacía Zenón: «No hay mal que sea glorioso; es así que la muerte es gloriosa, luego la muerte no es un mal.».- Séneca, Epístolas Morales, 82
Y Aulo Gelio (para mi personalmente uno de los autores que aparentemente me resulta muy imparcial sobre el estoicismo) también se manifestó de la siguiente forma.
Zenón opinó que el placer es algo indiferente, es decir, algo neutro, ni bueno ni malo, y lo designó con el término griego ἀδιάφορον [indiferente]. – Aulo Gelio, Noches Áticas, IX, V, 5
¿Y esta cuestión de los indiferentes por que se acabó dando? Evidentemente no existe una explicación original al respecto, yo personalmente barajo dos hipótesis:
Es curioso porque algunos piensan que una de las doctrinas clave del estoicismo son los indiferentes. Pero la propuesta de los indiferentes preferidos y rechazados, es tan «indiferente» como su propia palabra lo índica y personalmente pienso que no introduce un cambio práctico digno de ser tratado con hincapié. De hecho su ausencia si introduce una serie de planteamientos tal y como expresaron los tres estoicos empíricos: Trabajar los indiferentes (sean preferidos o rechazados) de manera sistemática.
Considerar que la salud, la patria, la misma vida, como preferidos indiferentes, es equipararlos a un bien, en vez de pensar estrictamente en las circunstancias. Porque según plantea Aristón, Epicteto y Musonio Rufo, en las tres referencias bibliográficas que puse anteriormente, en un hipotético caso, nos obligaran a hacer algo estando sanos, o viviendo en una patria, o simplemente vivos; y por otro lado nos libraran de hacerlo estando enfermos, exiliados o muertos, ¿no deberíamos preferir lo rechazado? He ahí la contradicción:
– Prefiero la enfermedad si en otro caso me obligaran a hacer algo vicioso.
– ¿Pero no habías dicho que era un rechazado indiferente?
– Pues en este caso es un preferido, por tanto es una de las contradicciones estoicas.
Por tanto Epicteto como podemos ver recurrentemente en sus Discursos, hace también referencia a los indiferentes, no como preferidos o rechazados, al igual que Aristón (otro que se dio cuenta de esta contradicción). Musonio Rufo, en cambio hace referencia a lo conveniente y a lo inconveniente, que poco o nada tiene que ver con los preferidos o rechazados. Más bien es una asociación directa con la Virtud (aunque si es cierto que Musonio todavía trasmitía ese planteamiento de las Virtudes Cardinales y encontraba lógicas morales hipotéticas en sus representaciones).
Por tanto y en conclusión: ¿Es realmente necesario plantear la existencia de preferidos indiferentes sin generar una de estas contradicciones estoicas? ¿De verdad podría simbolizar una parte dentro de una guía en la vida? (Prokopton) Y en cuanto a esta posible guía vital, nos dirigimos automáticamente a la última de las contradicciones estoicas, quizá sea la contradicción que auna a todas las aquí presentes, y que al mismo tiempo, bajo mi punto de vista, quizá podría ser una parte del problema y de la solución al mismo tiempo.
Sin duda alguna, este es el tema más complejo del estoicismo. Principalmente porque es herencia de la escuela Académica y a su misma vez de la escuela Peripatética. La cuestión que aquí se plantea es que según proponían los Peripatéticos el ser humano ha nacido con una serie de aptitudes para cubrir una serie de deberes, obligaciones: Ser hijo, ser hermano, ser ciudadano, ejercer una labor entre la sociedad, ser un alumno y quizá un maestro, dirigir, política, etc… A Epicteto esto le llamo Roles. Pero la diferencia entre rol (prosopon) y deber (officci) es destacable.
Si leemos a Cicerón podemos ver que hace un hincapié espectacular sobre este tema. Cicerón fue influenciado por la escuelas anteriormente mencionadas (Académica y Peripatética) de sobremanera, pero a su misma vez fue alumno de Posidonio, con lo cual posee gran afinidad sobre el estoicismo (y Posidonio venía de la escuela de Panecio y de Crisipo a su misma vez, los cuales fueron los principales partidarios de este concepto del deber como parte de la acción apropiada estoica o katorthoma). Está claro que tanto Cicerón como Séneca, vieron esto cristalino, sin embargo no predicaron con ninguna otra de las doctrinas estoicas ¿será indicador de algo?. No les paso lo mismo a Epicteto y a Musonio Rufo que incorporaron un centenar de matices sobre este planteamiento como comentaré a continuación y que por el contrario fue esta doctrina con la que menos predicaron intensamente: Paradojas de la existencia.
Sobre el Deber se fundamentan los 4 actores principales que ya anteriormente he comentado: Las cuatro virtudes cardinales. Y la elección del deber llega en gran medida a través de una herramienta «indispensable»: Los Preferidos Indiferentes.
Todá esta interconexión bajo mi punto de vista es el núcleo motor de las contradicciones estoicas.
Por un lado, decir que Aristón invitaba a pensar, que realmente para ejercer la única Virtud, (la vida razonable e imperturbable, que no indiferente, como sugieren algunas fuentes como fiables en este aspecto tan subjetivo, como es el caso de Cicerón) no era necesario desempeñar ningun deber en particular. Una vida «menos activa» podría ser igualmente virtuosa que una vida con un rol o un deber bien marcado. Por otro lado Epicteto no fue tan cercano a Aristón en este caso, y planteó que quizá el deber como entidad formativa de las virtudes cardinales, no estaba del todo bien asimilado y le dio un cariz, mucho más interesante: El planteamiento de los roles (prosopon). Y hay que recordar que todo esto, de manera práctica, gira enfocado al concepto del Prokopton (o el camino en dirección a la Virtud). Para Epicteto, los roles eran una forma de «manifestación divina», en cierto grado una propiedad divina otorgada a cada ser humano.
Porque para poder desentrañar el concepto del Deber frente al de Rol, primero hay que entender el concepto de las Virtudes Cardinales: Las virtudes extrínsecas solo se manifiestan durante el ejercicio del deber. Parece que uno no puede ser «justo» mientras que esta sentado contemplando la belleza del entorno. Claramente bajo esta premisa, los Epicúreos son un ejemplo de gente injusta e irracional sin interrupción.
Epicteto tampoco profesaba con las mismas (aunque tampoco fuese muy fan de los Epicúreos), pero en cambio si es cierto que estableció una serie de características (comportamientos) que acompañaban a ese concepto de Roles (y que en gran medida, sin serlo estrictamente, se parecían bastante a las Virtudes Cardinales). Epicteto habla de racionalidad, confianza, cosmopolitismo, sociabilidad, clemencia y la eliminación de las pasiones.
Con este planteamiento Epicteto desecha automáticamente algunos roles como posibles elecciones dentro del Prokopton: Podríamos considerarlos «roles inadecuados» porque en gran medida violan alguno de los comportamientos que inducen a la Virtud. Pero cuando hablamos de adecuado e inadecuado, en cierto grado estamos introduciendo el «bien» y el «mal» de una forma subliminal. Quizá fue en este aspecto donde Aristón hizo tantísimo hincapié: En reducir lógicamente todas las expresiones para dejar de camuflar donde realmente tenemos una opinión positiva o negativa acerca de muchos aspectos de la vida. Y recordemos que de las pocas cosas que estan en nuestra mano es la opinión, y de la opinión nace el juicio, que al igual que las pasiones debe ser rechazado dado que crea pre-cogniciones enjuiciadas y esto en resumen es un error de asentimiento, ergo, un comportamiento vicioso.
Literalmente estoy diciendo, que la disciplina del asentimiento choca con la disciplina de la acción, lo que daría lugar por conclusión a la última de las contradicciones estoicas: El entendimiento del deber simboliza una forma de pre-cognición con un juicio asociado: «Soy padre porque es bueno ser padre». De hecho, se asume que es «bueno» ejercer una labor o desempeñar un rol en la vida. Cuando realmente en la definición más estricta, solo es bueno la Virtud, y aunque la Virtud pueda ser sinónimo de «Vivir de acorde a la naturaleza», ¿quién dictaminó que en la naturaleza hubiera un requisito imprescindible en el desempeño de un rol?
Tras analizar un poco esa serie de contradicciones estoicas, puedo llegar a la conclusión que en gran medida y todavía en la extensa incertidumbre, podría definirse como una especie de subgénero del estoicismo: El Estoicismo Empírico, que aun con muchos matices podría resumirse en una extraña ecuación: Parte de Cinismo (gestión del Deseo) y Parte de Pirronismo/Escepticismo (gestión del Juicio). Es sin duda para mi hasta la fecha, la base más sólida argumental que procura el Estoicismo como filosofía con un alto grado holístico (que a diferencia del cinismo, ofrece un margen de error con respecto a los límites de la libertad, y a diferencia del escepticismo, ofrece un margen de error ante los margenes de la más absoluta incredulidad).
La cuestión es si deberíamos dejar fuera de la ecuación los tintes Peripatéticos que parece que podrían degenerar en una serie de contradicciones estoicas.
Aquí surge un planteamiento promovido por Victor Frankl, el cual ya he mencionado innumerables veces (creador de la técnica de la Intención Paradójica, por ejemplo), y porque desarrolló una terapia con tintes muy estoicos (Logoterapia) tras su paso por los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial; y que su principal fundamento es el siguiente (según Wikipedia)
La logoterapia es una psicoterapia que propone que la voluntad de sentido es la motivación primaria del ser humano
Siendo en gran medida «la voluntad del sentido» lo cabría resumirse en parte, en alguna de estas contradicciones estoicas que aquí he ido planteando.
¿Y qué pasaría si de pronto lo enfocara desde otra perspectiva completamente diferente?: ¿Es posible que a lo mejor la Virtud no sea el único bien? ¿Y si pudiéramos sacar como una especie de «inventario de bienes»?
En el caso del vicio, si que existe un inventario de males: De hecho la clasificación de pasiones se comparte a lo largo y ancho del estoicismo. Y en la medida de lo personal creo que esto es de verdad una de las pocas cosas originales que aporta el estoicismo como filosofía ¿Por qué no podría ocurrir lo mismo con la Virtud? No estoy hablando de las Virtudes Cardinales o preferidos indiferentes como divulgaban los Peripatéticos; pero creo que Epicteto, que bajo mi punto de vista, como uno de los exponentes más destacables del Estoicismo, ya sugería algo como esto (como comentaba en el anterior apartado).
Ya tengo claro en que consiste la disciplina del asentimiento, la disciplina del deseo, pero, ¿que hay de la disciplina de la acción sin generar una las contradicciones estoicas? ¿Es tan simple como salir ahí fuera a hacer cosas en la vida tales como desempeñar para lo que nos creemos más aptos o para lo que nos impera nuestro entorno? ¿Para desempeñar esos roles sobre los que parece que la sociedad nos empuja como comunidad? ¿O podría existir algo más alla del planteamiento tan cultural, moral, hipotético, exhortativo?
Nota al pie: Imagen de cabecera por Rodrigo Alexandrino
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