Hay tres tópicos en los que ha de ejercitarse el que haya de ser bueno y honrado: el relativo a los deseos y los rechazos, para que ni se vea frustrado en sus deseos ni vaya a caer en lo que aborrece; el relativo a los impulsos y repulsiones y, sencillamente, al deber, para que actúe en orden, con buen sentido, sin descuido; el tercero es el relativo a la infalibilidad y a la prudencia y, en general, el relativo a los asentimientos. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.2.1-2
En este pasaje me resulta de los más destacables de las Disertaciones de Epicteto con Arriano, dado que por primera vez, Epicteto se dirige a sus tres disciplinas de manera directa; la disciplina del asentimiento, la disciplina del deseo y la disciplina de la acción. Y las explica de manera muy sólida y detallada.
Primero define la Disciplina del Deseo como lo relativo a los Deseos y lo rechazado (indiferente); por otro lado a la disciplina de la acción, que en gran medida se refiere a la forma con la que dirigimos nuestra vida y tomamos decisiones, especialmente en relacionado a las expectativas innecesarias. Y finalmente la disciplina del asentimiento que es esa disciplina, que en gran medida todo lo rige, como en el caso de la prudencia con las virtudes cardinales.
De ellos el más importante y el que más urge es el relativo a las pasiones. Pues la pasión nace no de otro modo, sino al frustrarse el deseo o al ir a caer en lo que se aborrece. Ese es el que soporta inquietudes, turbaciones, infortunios, desdichas, padecimientos, lamentos, envidias; el que hace envidiosos y celosos, cosas por cuya causa ni siquiera somos capaces de escuchar a la razón. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.2.3
Para Epicteto la disciplina del deseo es la más importante por una sencilla razón: Es la más difícil de trabajar y la que generalmente todo el mundo deja para lo último. La mayoría de la gente con cierto afán de superación, pasa toda una vida trabajando la disciplina de la acción: Cumpliendo un buen rol e intentando mejorar día a día. Algunos estudiosos de la filosofía y personas interesadas en el mundo de lo cognitivo, empiezan a adentrarse en la reflexión, y a entender aquellos pensamientos que son correctos y falsos. Pero son escasos los que dan un paso más allá y no solo aprenden a «pensar mejor» sino que además toman la determinación de gestionar aquello que los controla: El deseo y el mundo de las pasiones.
Para mi ya no es tanto por una jerarquía de importancia, sino por el hecho que, sobre todo al principio, uno debe enfocarse en esta disciplina del deseo la mayor parte del tiempo que dispone; dado que suele ser la disciplina que generalmente llevamos menos elaborada a lo largo de toda una vida. ¿Quién ha tomado la determinación de manera voluntaria alguna vez en su vida de hacer una Renuncia Voluntaria de un bien que apreciamos pasionalmente? En cambio, seguramente hayamos pasado nuestras tardes de reflexión y en la mayoría de los casos hayamos puesto el suficiente ímpetu en cumplir propósitos. No creo que nadie fuera capaz de rebatir, que definitivamente la disciplina del deseo es de lejos la disciplina menos trabajada por la mayoría de la sociedad moderna.
El segundo es el relativo al deber; pues no es necesario ser impasible como una estatua, sino observar las relaciones naturales y adquiridas como persona piadosa , como hijo, como hermano, como padre, como ciudadano. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.2.4
En siguiente lugar, como comentaba, lo relativo al rol que uno ha de cumplir, o el deber como Epicteto sugiere: en definitiva la disciplina de la acción que tantas veces hemos ido comentando a traves de los diferentes pasajes del libro.
El tercero es el que corresponde ya a los que progresan, el relativo a la certeza en estas cosas, para que ni en sueños ni bajo los efectos del vino ni estando melancólico se le escape una representación pasajera sin haberla contrastado. Pero los filósofos de hoy, dejando el primer tópico y el [6] segundo, se dedican al tercero: argumentos equívocos, conclusivos por medio de preguntas y respuestas, hipotéticos, mentirosos. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.2.5-6
Epicteto tiene sus reservas ante la disciplina del Asentimiento a veces, aunque sabe que evidentemente es la disciplina más importante con diferencia. El problema de esta disciplina es que la mayoría de la gente entre la que yo me incluyo, cuando empieza a adentrarse en el Estoicismo, queda un poco atrapada en la teoría y en la necesidad ingente de querer asentir adecuadamente para poder progresar; para seguir avanzando en la práctica. Pero para Epicteto es necesario empujar el asentimiento junto al resto de las disciplinas, y especialmente la del deseo por una sencilla razón: El asentimiento es algo demasiado largoplacista, y si tuviéramos que esperar a ser unos maestros «asentidores» ya habremos muerto para entonces; para cuando empecemos a trabajar la disciplina del deseo habiendo vivido toda una vida de sufrimiento y pesar. De hecho la duda esta si realmente se puede alcanzar la maestría en el asentimiento sin haber pasado por un proceso de disciplina del Deseo. Esto es lo que situa al estoicismo dentro del concepto de la Akrasia como comento a continuación:
En gran medida lo que desmarca al estoicismo de una filosofía puramente Socrática, o como una filosofía basada en parte en esa Akrasia que ya comente hace tiempo y sigo recordando en sucesivas ocasiones. Para los Estoicos la práctica es crucial. Y no solo cognitiva, sino también conductual. Es quizá de las filosofías junto al cinismo, más conductuales que existen. Por eso Epicteto se muestra tan reservado a empezar por la disciplina del asentimiento cuando trata las tres disciplinas. Tal y como dice: «es el que corresponde ya a los que progresan«. Y en gran medida antes de leer a Epicteto con tanta profundidad, es lo que me llevo a mi a pensar que el Estoicismo se basaba en la disciplina de la excusa, algo con lo que empiezo cada vez más a rectificar mi opinión.
-Es que —arguye— una vez que se está en estas materias es preciso salvaguardar la infalibilidad. ¿Quién? El hombre bueno y honrado. Así que, ¿eso te falta? ¿Lo demás ya lo has trabajado suficientemente? ¿Eres infalible en lo menudo? Si ves una muchacha guapa, ¿resistes a la representación? Si tu vecino hereda, ¿no te reconcomes? ¿Así que no te falta nada más que la certeza de juicio?. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.2.7-8
Según la concepción del Alma Monista, una vez que uno haya dominado la disciplina del asentimiento, técnicamente debería ser ajeno a las representaciones externas. Y por tanto no deberían afectarle en su estado interior lo más mínimo. Pero esto nunca ocurre así tal cual. ¿Por qué? Porque la parte cognitiva, debe ir acompañada de una parte conductual necesariamente. Aquí lo deja claro Epicteto, y siempre se observa como da mucha mas prioridad a la parte conductual claramente.
¿No sabes que Diógenes señaló así a cierto sofista, extendiendo el dedo corazón, y que al perder el otro los estribos dijo: «Ése es el tal; ya os lo he mostrado». – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.2.11
Una pequeña anécdota que me ha gustado: Diogenes de Sinope el cínico, fue uno de los ejemplos que siempre ha venido poniendo más Epicteto como referencia ante la sobriedad y haber alcanzado este estado de práctica que tanto profesa. Muchas veces pienso que la forma que predica el Cinismo de vivir, podría ser en gran medida una forma de alcanzar este estado de manera acelerada. Pero esto es por una sencilla razón: El cinismo se enfoca justo en la disciplina del deseo, a traves del extremo ascetismo, dejando a un lado la disciplina del asentimiento y de la acción (sobre todo de la acción).
Por un lado en el asentimiento, tendríamos a Socrates como ejemplo y en el Deseo a Diógenes. Ambos ejemplos comentados por Epicteto continuamente, y por ende ambas disciplinas fundamentales. Pero en cambio si tuviéramos que tomar como referencia, quizá sería más apropiada inclinar un poco mas la balanza al deseo, dado que generalmente el asentimiento suele resultar aparentemente la única «salvación» (gran error, pese a que el asentimiento, o la Razón, sea el único bien). Soy consciente que todo esto puede parecer un poco contradictorio, y complejo de expresar.
Digamos que el Asentimiento es lo más importante, y que solo con Asentimiento teóricamente se podría llegar a alcanzar la maestría en la disciplina del Deseo. Pero en la práctica, parece que esto no se da nunca. Y al no darse nunca, la única referencia que existe es ir haciendo pequeñas aproximaciones hacia el Asentimiento, a través de la disciplina de la Acción y del Deseo. Para explicarlo metafóricamente, se suele poner el ejemplo del cirujano. Técnicamente, un médico podría aprender todo lo necesario para operar, desde la técnica hasta la teoría. Podría saber a la perfección todos los pasos a dar para llevar a cabo una operación exitosa, sin haber practicado antes nada. Sin haber tocado un cuerpo en su vida. Pero luego en la realidad, esto no pasa. ¿Por qué? No se sabe con exactitud, pero se entiende que el ser humano nunca puede alcanzar la perfección, sino es a traves de la experiencia. Esta claro que la experiencia causa un impacto significativo en la psique y no podemos desdeñar este impacto. En cambio cuando hablamos de la parte filosófica, parece que todo se puede tratar solo desde la mente. ¿Por qué? Bajo mi punto de vista, es por el hecho que la práctica no es tan «divertida» o «provechosa» como en otros artes. Generalmente la práctica filosófica consiste en pasarlo mal. ¿Y quién esta dispuesto a esto?
Por tanto solo reproducir toda la película en el cerebro es insuficiente. Quizá remotamente viable, pero insuficiente. Es como correr una carrera de Formula 1 con una moto. Mi opinión personal es que la experiencia acelera el proceso de asimilación y aprendizaje (principio de habituación). Por eso a traves de pequeñas aproximaciones en forma de «exposición» ante los eventos del Deseo, nuestra vertiente cognitiva del asentimiento se refuerza muchísimo más rápido, que si solo lo trabajamos desde esta vertiente. Esto en definitiva es lo que trata de decir con todo esto.
Entonces, ¿por qué te angustias por si no nos demuestras quién eres? ¿Quieres que te diga cómo te nos mostraste? Como un hombre que va envilecido, que se queja de su suerte, de carácter agrio, cobarde, que por todo se queja, que a todos reclama, que nunca está en paz, aturdido. Así te nos mostraste. Ahora, vete a leer a Arquedemo. Y si cae un ratón y hace ruido , te mueres. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.2.14
Al final, una forma de demostrar que un erudito nunca va a estar preparado, es a través de la demostración. Como decía, una persona que nunca haya llevado a la experiencia conductual las prácticas estoicas, va a ser fácilmente identificable y evidentemente, su desarrollo va a ser mediocre e irresoluto. Es como el ejemplo de conductor de motos. Quizá con el tiempo pueda estar preparado para correr en Formula 1 más eficazmente que un ciclista por conocer con detalle los principios del mundo del motor. Pero de haber sido entrenado en la conducción de coches de competición desde el primer momento, al margen de que tenga menos conocimientos teoricos sobre conducción o sobre mecánica, la progresión probablemente hubiera sido superior a tener que haber estado compitiendo en otro tipo de vehículos
Como conclusión, ha podido verse, que este pasaje es el resumen de toda esa conceptualización relacionada a las tres disciplinas y a la forma con la que los estoicos ven el concepto de Akrasia.
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