Aforismos

Disciplina del Asentimiento: Primeros Pasos hacia la Antifragilidad [DIA 65]

Siguiendo en la serie de meditaciones relacionadas con la parte Ética y dirigida a la práctica del estoicismo, ha llegado el momento de ver en que se diferencia esta filosofía de vida del resto, y como es posible que su práctica aporte ese grado de Antifragilidad que comentaba en estos días anteriores. En este sentido, es posible que encontremos ese grado de antifragilidad en algo que hemos estado hablando desde el primer día, y que quizá no he dado la importancia y el enfoque que requería desde la práctica en si: La disciplina del asentimiento.

La cita Estoica del día

Todo lo que te aconteciere, esto mismo estaba dispuesto desde la eternidad; y la concatenación íntima de las causas enlazaba ya desde el principio tu existencia con aquel acontecimiento. – Marco Aurelio, Meditaciones, Libro X.5

Uno no se hace consciente de la cantidad de citas que hace Marco Aurelio a la Divina Providencia, hasta que se haya hecho un recorrido completo por la doctrina del Estoicismo. Originalmente, pensaba que Marco Aurelio enfocaba mucho en la práctica, cosa que ciertamente es así, dado que Pierre Hadot en su libro «The Inner Citadel» (La Ciudadela Interior), hace plena referencia justamente a este aspecto de las Meditaciones de Marco Aurelio, la práctica Estoica.

Pero aún así, yo diría que más de la mitad del libro, está plagado de citas como esta: Enfocadas a hablar de la llamada «Perspectiva Cósmica» o en cierto grado, enfocar la Divina Providencia desde diferentes perspectivas; el pensamiento de Marco Aurelio, aquello que te ha pasado te iba a pasar en cualquiera de sus formas, y estaba predestinado a pasarte desde antes incluso que nacieras o desde el principio de tu existencia. Esa concatenación de eventos, que escapan a toda comprensión, es la parte que debes aceptar. Algunos le llaman teoría del Caos, los Estoicos le llaman Determinismo. Y en cierto grado aceptar esto, forma parte de la disciplina del asentimiento pero visto desde una perspectiva muy «macro».

Meditación del Día: ¿Que marca la diferencia en el Estoicismo con respecto al resto? La disciplina del asentimiento

Aquí y como comentaba con respecto al tema de la «Vivir de acorde a la naturaleza», eramos conscientes, de que la cosa debía transcender más allá de la naturaleza intrínseca, es decir, poner la vista más alla de  nosotros, y fijarnos en esa postura o «perspectiva Cósmica» que fusiona en teoría el ser humano con el Universo, como sugirió Marco Aurelio.

De un falso juicio, crearíamos una barrera en nuestro cerebro, como indicando que no formamos parte del Universo, y por ende debemos protegernos del mismo. ¿Tiene acaso sentido? Por ejemplo, en un día de mal tiempo, pensamos que un rayo puede caernos y eso sería algo bastante malo, estaríamos afirmando que en cierta medida, el rayo es algo externo a nosotros, y por ende es algo malo. Esa barrera de la acción más simplista de la Oikeiosis, fundada en una disciplina del asentimiento defectuosa.

Por eso en gran medida, la acción apropiada estoica, no se mide tanto en nuestra ilimitada capacidad de ampliar nuestras fronteras de la Oikeiosis para «Fusionarlas» con las del universo, de una manera muy transcendental (como haría un buen «abraza-arboles» certificado); sino en cultivar la disciplina del Asentimiento para que esto llegue de manera automática por la propia naturaleza que se nos confirió como seres humanos, con un alma lógica, logike psyche

Contando la historia del buen juicio y del mal agüero

Para contar esta historia, primero vamos a posicionarnos un poco en base a la teoría. Y a continuación voy a ir integrando una historia de manera simultanea para ver como encajaría todo, en una situación hipotética con gran grado de dramatismo que me surge de mi imaginativa capacidad de visualización negativa.

Hacer algo de acorde a la naturaleza, es la acción apropiada. La acción apropiada estoica, es aquella fundamentada en la razón y que nos diferencia la acción más simple que podría realizar cualquier ser vivo. La razón es la única Virtud. La razón es la disciplina del asentimiento, puesta en acción; o lo que es lo mismo, la disciplina de la acción.

Por otro lado, la disciplina del asentimiento se fundamenta en el hecho de no atribuir ni el bien ni el mal a los eventos externos. Si por ejemplo, dada una infortuita desgracia, nos viéramos en la situación de encontrarnos a un amigo ardiendo en el fuego, no podemos decir que ese evento es negativo ni positivo en si. Simplemente tenía que pasar así. Pero otra cosa es que pudiéramos realizar una acción de intentar apagar sus llamas con un cubo de agua movidos por nuestra razón, la cual nos invita a pensar que echar un cubo de agua puede apaciguar el fuego.

Sabemos que esto es así, porque desde el origen, desde nuestro nacimiento, hemos ido formando nuestro conocimiento en base a la impresión. Y tenemos un conocimiento, basado en el hecho o la impresión de que el agua apaga el fuego (katalepton); o incluso algo que hemos formado en nuestra mente, aunque nunca lo hayamos visto, sea quizá a través del conocimiento de otros, lo cual no nos garantizaría por tanto un grado de fiabilidad dado lo inadecuado de la impresión. Pero este tipo de conocimiento (episteme) en definitiva, nos permite saber que sería posible hacer algo, para poder cumplir un cometido, pero, la disciplina del deseo nos facilitaría no tener expectativas en realidad de que estos salgan como esperamos. Con lo cual, puede que al echarle un cubo de agua que encontramos cerca por casualidad, en realidad ese cubo tuviera gasolina y avivara aún mas el fuego. Nosotros hicimos una acción apropiada estoica, pero no podíamos esperar (considerando que con el corto tiempo que teníamos y la poca calidad de las impresiones que recibimos, saber si realmente las impresiones eran adecuadas, con suficiente certeza, es decir, saber que el liquido del cubo era gasolina, en vez de lo que originalmente parecía agua).

Conclusión: Nuestro amigo muere en parte por nuestra culpa, porque encima la llama se avivó al tirarle gasolina, y esto aceleró una muerte que quizá pudiera haberse evitado si hubiéramos buscado algo alternativo. En una sociedad estoica como la que comentaba ayer, esto técnicamente no debería ser ni reprochable, ni penable. O si. En cualquiera de los casos la opinión de la sociedad ante ti, no es controlable por uno, por tanto sea como sea el resultado, no depende de ti y has de aceptarlo sin juzgarlo como bueno ni como malo. Esto también forma parte de esa disciplina del asentimiento.

Y es en ese momento, donde alcanzas la Eudaimonia. No puedes juzgar tu error dado que fue una acción virtuosa. No puedes juzgar la «mala suerte» de que tu amigo entrara en llamas. No puedes juzgar el hecho que la sociedad te condene injustamente para ti. Todo son eventos externos y por ende, tu «mente» esta libre de juicios. Tu mente estaría tranquila.

Pero claro, ¿que persona en su sano juicio no va a sufrir dada la cantidad de eventos tan terribles en esta historia sucedidos?

¿Por qué la resiliencia no es suficiente? ¿Es la Antifragilidad una alternativa?

Imaginando la escena anterior, vamos a ponernos en el caso del Gran Maestro en Resiliencia que comenté el otro día. Una persona que se ha desprendido de todos sus bienes, pero al final de cuentas sigue viviendo en sociedad. En cierto grado, la persona en este caso, probablemente no sería su amigo, dado que también hubiera hecho el esfuerzo de desprenderse de la amistad si cabe. En el caso del Epicureanismo, sería más complejo pero en esencia, como dicen los anglosajones, solo rodearse de los llamados «welfare friends» o lo que es lo mismo (amigos solo para las buenas).

Pero realmente, aun habiéndote desprendido de todo y habiendo hecho una serie de ejercicios de acostumbrarte a las inclemencias, ¿es posible que un drama de estas características, no penetre en tu interior?

Es aquí donde entra en juego la Disciplina del Deseo comparativamente a la Disciplina del Asentimiento. La disciplina del Deseo es la que permite mejorar la resiliencia, pero es la disciplina del Asentimiento la que mejora la Antifragilidad, y te permite entender que no estaba de tu mano, con lo cual sales reforzado incluso de un evento negativo. Es más, es la disciplina del asentimiento la que te permite observar que hiciste algo dentro de tus posibilidades, aunque no saliera mal, pero tu acción fue Virtuosa y esto te acerca más a la Virtud. La disciplina del deseo, es la que recomienda, dormir en el suelo para acostumbrarse a la inclemencia de no poder disponer siempre de una cama mullida y que esto, no pudiera causarte una desavenencia en tu virtud. Pero es realmente la disciplina del asentimiento, la que te permite no juzgar en cualquiera de los casos.

Y la disciplina del asentimiento es un elemento completamente exclusivo del Estoicismo.

¿Como se trabaja la razón? ¿Como se trabaja la disciplina del asentimiento?

He aquí quizá la parte más difícil de todo este embrollo. Como trabajar el buen juicio.

Si recordamos y yéndonos atrás al primer día, si recordamos yo planteaba solo dos prácticas en este ámbito:

  • La meditación consciente
  • La meditación estoica

En realidad, la estructura que compuse no era del todo correcta, dado que me guié, en un estado de gran desconocimiento en aquel entonces, por terceros exclusivamente. Dos ejemplos de errores fueron encontrar que:

  1. La Visualización Negativa, es una práctica de la disciplina del Deseo
  2. La Examinación de Impresiones, es una práctica de la disciplina del Asentimiento.

Pero en realidad era algo más conceptual, entendiendo las disciplinas como trabajos secuenciales, cuando en realidad eran trabajos completamente independientes.

Y luego existen más ejercicios para cultivar la disciplina del Asentimiento, que quizá merecería profundizar un poco, dada la importancia de la misma.

Reducción de un pensamiento grande, en figuras más pequeñas

Marco Aurelio hace el símil de un baile. Uno no puede aprender a bailar sevillanas por ejemplo, viendo a dos personas bailarlas delante nuestra. O al menos es una tarea altamente compleja no apta para una persona no acostumbrada al baile. Para su mejor comprensión, es necesario descomponer el baile, en sus cuatro partes, y a su vez, sus respectivas sub-partes que podremos observar como pasos repetitivos y triviales. Desde fuera, parece un baile improvisado, con muchos pases, y pases variados. Pero desde dentro es un baile muy sistemático, que aun dando lugar a la improvisación, siempre se encuadra dentro de una forma canónica generalizada. Lo mismo ocurre con los pensamientos. Generalmente podremos descomponernos en pensamientos más pequeños, y esa labor, en gran medida, nos enseñará dos cosas:
1. A poder trabajar los pensamientos más triviales, y poder Examinarlos como examinaríamos cualquier otro tipo de impresión
2. Aprender la forma canónica de nuestro pensamiento. Quizá nos sorprendería observar, que nuestra forma de razonar sigue un patrón idéntico en todos sus casos y esto nos permitirá tratar mejor nuestros pensamientos e incorporar la disciplina del Asentimiento de una manera mejorada.

Aprender a usar la Razón en función del Escenario.

En este caso, creo que el sistema de las Virtudes Cardinales que propusieron Platón y Aristóteles, es muy útil por su estructura, aunque como ya vimos anteriormente, no aplica en el Estoicismo de manera tan exacta. Muchos hablan de «aplicar la virtud a traves de la Virtud de la Paciencia». Pero la paciencia como tal, no es una virtud en el estoicismo. En el Estoicismo, se trabajaba a traves de la razón.

Esto implica, que la paciencia, sería la razón de la espera o de tomarse una pausa. Al igual que el coraje es la razón del sufrimiento. En las Virtudes Cardinales quizá sea posible encontrar la Razón de algo. Quizá sea una forma «destilada» de aplicar la razón a las circunstancias.

Rebatiendo el pensamiento

Según Marco Aurelio hay cuatro mecanismos:

  1. Pensar que una imagen mental es superflua
  2. Pensar que el pensamiento podría provocar una debilitación de la conexión social entre sus ciudadanos
  3. Pensar que uno no pensaría o lo diría así en otras condiciones (no te contradecirías)
  4. Pensar que no es posible que la parte más divina: La Razón, se incline ante la parte más animal: La Pasión.

Nuevos Retos propuestos por el Estoicismo Ecléctico

Mucho he hablado de las virtudes cardinales. Pero ya puede verse en este punto, que pese a que en el pasado tenía claras referencias y semejanzas entre la Virtud Estoica y las Virtudes cardinales, algo no encajaba del todo. Pero a veces me preguntaba: ¿Como había asociado dichas Virtudes Cardinales al estoicismo?
Al leer los escritos de los «nuevos» estoicos, como Marco Aurelio pueden leerse textos como este:
Que es y de que principios se compone, y cuanto tiempo debe naturalmente durar este objeto que ahora me configura la imaginación, y que virtud necesito para hacerme con él, sea la mansedumbre, el valor, la sinceridad, la buena fe, la sencillez, la suficiencia y otras. –  Marco Aurelio, Meditaciones Libro III.11
Aquí habla de todas esas Virtudes Cardinales, o fruto de las mismas, como si de la Virtud Estoica se tratase, y también habla de la misma forma en una veintena de pasajes más en Meditaciones. Con lo cual, pensar que las Virtudes Cardinales tienen algo que ver con la Virtud Estoica, tiene sentido, aunque no sea Ortodoxo.
La cuestión es que esta historia de las virtudes cardinales en el Estoicismo, viene a raíz de nuestro querido Panecio de Rodas. Sellaras se inclina a pensar que viene a raíz de su maestro, Antípatro de Tarso. Ambos Estoicos de los que apenas se sabe nada, pero que más críticamente cambiaron y reconvirtieron muchos de los principios del Estoicismo, en una especie de Aristotelismo encubierto. El problema es que Panecio no tuvo a un crítico Crisipo en sus espaldas, como le ocurrió a Aristón de Quíos un siglo antes.
De pronto gracias a Panecio, el Estoicismo se convierte en una doctrina de conveniencia social y de buenos valores. En la doctrina del buen ciudadano. Se deja a un lado la figura egoista que plantearon Crisipo, Cleantes y Zenón, de vivir de acorde a la Razón como única Virtud, como Virtud panteística de manera especialmente espiritual, como una fusión con Dios Natural, en un elenco de Razón. Con Panecio se abrazan nuevos retos: La Oikeiosis social, y el reto de hacer lo que se nos permite hacer como animales inteligentes, sin caer en la desidia por no cumplir nuestros objetivos, al contrario de los Cínicos, que incluso despreciaban este aspecto «intelectual» que supuestamente, la Naturaleza nos había concedido (claramente una postura Aristotélica)

Pero no hay que dejar de recordar, que pocos siglos antes, fue Sócrates quien en primera instancia puso en duda, que quizá la función del Alma Lógica o del cerebro racional como tal, fuera realmente dicha función, y abrazó el Ascetismo y el repudio hacía el Sofísmo. ¿Realmente sabemos algo? ¿Podemos afirmar que algo es así tal y como lo concebimos? Es por eso que la Escuela Platónica dejó la semilla de la incertidumbre sembrada (el mito de la caverna, el símil de la línea, …) y que en cierto grado, Zenón de Citio se empapó antes de iniciar el movimiento Estoico y pudo verse en su primera obra de la República.

Cicerón, Epicteto y el problema de los retos

Está claro que de lo que escribió de Estoicismo Cicerón, sumado a lo que le trasmitió su maestro, Posidonio, y a su vez, a este Panecio de Rodas, gran parte ya provenía de un Estoicismo plagado de Aristotelismo.

Pero claro, ahora entra otro nuevo reto: El reto de en sí de reconocer un objetivo, o un reto, valga la redundancia. ¿Esto que implica? Según planteaba Cicerón:

Prosigamos, pues -dijo-, puesto que nos hemos apartado de los impulsos primarios de la naturaleza, con los cuales debe estar de acuerdo lo que vamos a tratar a continuación. Y vamos a tratar esta división primordial. Dicen los estoicos que es estimable (creo que podemos llamarlo así) lo que o por sí mismo está de acuerdo con la naturaleza o produce algo que lo está, de suerte que es digno de ser elegido porque tiene cierto valor merecedor de estima, que ellos llaman axía; por el contrario, dicen que no merece estima lo opuesto a lo anterior. Establecidos, pues, los impulsos primarios de tal manera que lo que está de acuerdo con la naturaleza debe ser apetecido por sí mismo y lo opuesto debe ser rechazado-, el primer deber (así traduzco el griego kathekon) es conservarse en el estado natural; luego, retener las cosas conformes con la naturaleza y rechazar las contrarias; una vez encontrado este criterio de selección y rechazo, sigue la selección hecha debidamente, y, después, que sea perpetua, y, por fin, consecuente y acorde con la naturaleza; es en esta selección donde por primera vez comienza a estar y a comprenderse lo que es y lo que en verdad puede llamarse bien. – Cicerón, Del supremo bien y de supremo mal, Libro III.20

Como podemos ver, aquí sale el término kathekon, que es una la acción más básica apropiada.

Pero son totalmente disparatados los que afirmaron que vivir con la ciencia era el bien supremo, y quienes dijeron que no existe ninguna diferencia entre las cosas y que, por tanto, el sabio será feliz si en ninguna circunstancia prefiere una cosa a otra; y, asimismo, los que, como se dice de algunos académicos sostuvieron que el bien final y el supremo deber del sabio es resistir a las apariencias y suspender enérgicamente sus asentimientos. A cada uno de éstos se le suele responder con abundancia de argumentos. Pero en cosas claras no se deben gastar – muchas palabras. ¿Y qué mayor evidencia que la de que, si no hubiera modo de elegir entre las cosas que son contra la naturaleza y las que están de acuerdo con ella, se destruiría totalmente la prudencia, esa virtud tan buscada y alabada? Descartadas, pues, las opiniones que he expuesto y las que pueda haber semejantes a éstas, lo que queda es que el supremo bien consiste en vivir fundándose en el conocimiento de las cosas que suceden por naturaleza, eligiendo las que están conformes con la naturaleza y rechazando las que son contrarias a ella; es decir, vivir en armonía y de acuerdo con la naturaleza. – Cicerón, Del supremo bien y de supremo mal, Libro III.31

Y en este caso, habla de la disciplina del asentimiento, como un nivel superior, o el supremo bien.

En este punto, ¿Cómo debemos posicionarnos como Estoicos? Si nos inclinamos en el planteamiento de Epicteto que comentaba unos días atrás, especialmente en referencia a la Moral y el Deber Estoico; y que hablaba de un propósito «estoico» de: «Que el propósito era regresar a tu patria, librar a los tuyos de preocupaciones, hacer tú lo propio del ciudadano, casarte, tener hijos, desempeñar las magistraturas acostumbradas«. Y que refuerza más adelante en el Libro III de los Discursos:

¡Dios te valga! ¿Te imaginas una ciudad de epicúreos? «Yo no me caso». «Ni yo; no hay que casarse». Pero tampoco hay que tener hijos, ni participar en política. ¿Qué pasará? ¿De dónde saldrán los ciudadanos? ¿Quién los educará? ¿Quién será el prefecto de efebos? ¿Quién maestro de gimnasia? ¿Y en qué los instruirán? ¿En lo que eran educados los lacedemonios o en lo de los atenienses? Toma a un joven, llévalo según tus doctrinas. Esas doctrinas son perniciosas, subversivas para la ciudad, funestas para las casas, no convienen ni a las mujeres. ¡Deja eso, hombre! Vives en una capital, debes gobernar, juzgar con justicia, renunciar a lo ajeno, no ha de parecerte hermosa ninguna mujer salvo la tuya, ningún muchacho guapo, ninguna vajilla de plata ni ninguna de oro hermosas. Busca doctrinas acordes con esto, que, partiendo de ellas, con gusto te apartes de cosas tan convincentes para atraer y vencer a uno. Si, además de su seducción, inventamos una filosofía como ésta que nos empuja y nos anima a esas cosas, ¿qué pasará?. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.7.19-23

Aquí Epicteto, en su máxima expresión hace referencia al deber y la moral Estoica. Aquí Epicteto, arremetiendo de nuevo contra los Epicúreos (algo que al parecer es muy común en este estoico), deja claro que si todo el mundo abrazara el Epicureanismo, ¿quien se encargaría de la humanidad?

¿Y si fue este posicionamiento, un simple hecho para alejarse del Epicureanismo, filosofía «enemiga» del estoicismo en su más pura esencia?». Y si fue simplemente un acto condicional, más que algo fruto de la reflexión filosófica originaria del Estoicismo?

Conclusiones Finales y Meditaciones Personales

Creo que queda claro en este punto, que en cierto grado, sobre todo los filósofos Estoicos, posteriores a Panecio, empezaron a profesar esa «motivación» de meterse en política, trabajar por una sociedad mejor y más civilizada, involucrarse en todo tipo de actividades, proponerse retos, y en cierto grado exponerse, a según ellos, un formato de la disciplina de la acción más activa y envuelta en la sociedad.

Es decir, que en cierto grado, la disciplina de la acción, como ya comenté hace varias semanas, era la puesta en práctica de la Disciplina del Deseo y la Disciplina del Asentimiento

Siendo la disciplina del deseo, la práctica más básica, para reprimir la emoción de manera efectiva, reconociendo las situaciones diarias, y la disciplina del asentimiento, ser capaz por encima de la disciplina del Deseo, de aplicar la razón al contexto

En este sentido, le doy una nueva perspectiva, completamente renovada a la práctica planteada en el día 1. Y tengo que reconocer, que en el fondo, no me queda claro del todo. Es algo penoso en este punto, y después de tanto tiempo, porque definitivamente, esto se ha convertido en mi Disciplina de la Excusa particular.

Se supone, que según planteaba Epicteto, era suficiente con salir ahí y practicar lo antes posible, sin escribir, sin divagar, sin filosofar demasiado, y que sea la propia acción el verdadero reflejo de la filosofía. Y aquí me hallo, disertando conmigo mismo en círculos. Es cierto que tengo mucho más claro todo y todo cobra más sentido que al origen.

Pero no lo tengo tan claro, como para coger a alguien enfrente mio y decirle: «Estas son mis conclusiones, léelas y sigue tu camino.» Porque en cierto grado, estaría incitándole a unas conclusiones inconclusas. Ese alguien es mi «yo mismo», que desea seguir saliendo y practicando situaciones adversas voluntarias, pero en otro grado, creo que sin una «tabla de ejercicio» adecuada y bien guiada, seguiría dando palos de ciego, como estuve haciendo durante el primer mes de práctica estoica.

En el día de Mañana, quiero escribir un primer boceto renovado de plan de trabajo. Será como coger el plan de trabajo del día 1, y volver a rehacerlo prácticamente por completo. Pero aun así creo que no será el «último y más definitivo» plan de trabajo que haga. Como digo, todavía hay cosas que no me encajan y una de las cosas que tengo en mente como parte de ese plan de trabajo, es reformular un poco mi forma de capturar el conocimiento del Estoicismo.

Me he enfocado mucho en la historia, la teoría y el conocimiento profundo del Estoicismo aventura que empecé el día 35, en el que decía:

Como hace unas cuentas semanas atrás comentaba, tenía intención de embarcarme en una aventura de aprendizaje más  profundo del estoicismo, o al menos que me permitiera re-visitar alguno de los temas que ya había ido leyendo a lo largo de estos meses atrás, con mayor ahínco. Con el libro en mano de John Sellars sobre el Estoicismo, ha llegado el momento de empezar por el principio hablando de los estoicos más “primitivos” del sistema, tales como Zenón de Citio y sus discípulos.

Pero esa «aventura» termina hoy, justamente un mes después. Ahora toca volver a la práctica, y al entendimiento de nuevo, desde la lectura Estoica directamente, no desde libros de terceros con sus respectivas interpretaciones. Tengo decir, que esta aventura ha sido reveladora, y creo que he sido capaz de sintetizar una gran cantidad de elementos que de otra manera hubiera sido imposible. Pero he vuelto a encontrar la horma de mi zapato al final de esta aventura. En cierto grado es algo que siempre estuvo ahí y tenía la esperanza de clarificar (una esperanza, poco estoico desde luego)

En este punto tengo dos opciones, enfocarme en una práctica masticada, leyendo «The Inner Citadel» de Pierre Hadot, o leyendo de manera acelerada, los discursos de Epicteto y Musonio Rufo. Y posiblemente la idea sea, hacer un plan de lectura de 1 mes de los discursos, es decir 95 capítulos en total, unos 3 capítulos por día (aunque el Libro IV.1 vale por 3 capítulos, es el más largo de todos), y simultáneamente leerse The Inner Citadel, poco a poco, diseccionando la práctica que propone para en un futuro, hacer una revisión a ese plan de ejercicios que haré mañana como comentaba.

Vitali

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