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Estoicismo – Meditaciones Estoicas 20 siglos después.

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Zenon de Citio y Discipulos: Historia del Estoicismo [DIA 35]

Como hace unas cuentas semanas atrás comentaba, tenía intención de embarcarme en una aventura de aprendizaje más  profundo del estoicismo, o al menos que me permitiera re-visitar alguno de los temas que ya había ido leyendo a lo largo de estos meses atrás, con mayor ahínco. Con el libro en mano de John Sellars sobre el Estoicismo, ha llegado el momento de empezar por el principio hablando de los estoicos más «primitivos» del sistema, tales como Zenón de Citio y sus discípulos.

La estructura que tengo en mente va a cambiar un poco; en caso de hacer este tipo de mensajes, mas orientados a la memoria teórica y menos a la reflexión o la meditación estoica como procede, haré un prólogo de Experiencias del día como corresponde, donde descargare un poco mis últimas meditaciones personales, y luego a continuación un último apartado que en vez de llamarse Meditación del Día, se llamará Temática del Día para separarlo un poco.

La cita Estoica del día

 Lo que no es nocivo a la ciudad, no perjudica tampoco al ciudadano. Cuantas veces te viniere la sospecha de que te han perjudicado, sírvate de regla esta verdad: si esto no perjudica la ciudad, tampoco yo he sido perjudicado. – Pero si la perjudica, ¿no hay que irritarse contra el que perjudica la ciudad? – ¿Y por qué no le das a entender su error?.- Marco Aurelio, Meditaciones, Libro V-22

Esta cita va dentro del apartado de Marco Aurelio, donde se crea una serie de reglas «heurísticas» para lidiar con la gente. Muchas veces no importa tanto el contenido de estas reglas, que son variopintas y parece que van cambiando a lo largo del texto, sino más bien, ese incipiente esfuerzo para no alterarse ante las personas. Para no dejarse llevar por ninguna pasión por causa de las personas, a ninguna costa. A diferencia de Séneca en «Sobre la Ira» que planteaba más bien los inconvenientes de caer en esta pasión del apetito, Marco Aurelio en un aún mayor esfuerzo de practicidad, plantea decenas de meditaciones haciendo refuerzo de este aspecto. En definitiva, esto es una forma muy elaborada de ejercitarse en la Disciplina de la Acción como comentábamos ayer y en gran medida es otro acopio también de esa práctica de la re-escritura de compromiso para reforzar la meditación estoica.

Finalmente en este caso, la persona en conversación hipotética con Marco Aurelio le pregunta, que en cierto caso, entonces la Ira sería provechosa, a lo que Marco Aurelio responde que ni aun así; ni para un caso ni para el otro, contando que en ninguno de los casos para nosotros mismos podrían considerarse realmente bien o mal verdaderos, ni deberían ensalzar cualquiera de las pasiones, y menos la ira.

Experiencias del Día

Hoy al contrario de estos días atrás, si ha sido un día aceptable de provecho en la práctica Estoica, ejecutando buena parte de la misma, y teniendo la oportunidad de profundizar en diversos aspectos para poder ejercitar una Meditación en condiciones. Todavía quedan muchos temas por pulir de todas formas; como por ejemplo, comentaba en días anteriores, el simple hecho de realizar un mayor esfuerzo por la mañana temprano para, levantándome a mi hora, poder aprovechar y finalizar gran parte de la práctica con tiempo; que no acabe convirtiéndose en una especie de responsabilidad que acaba teniéndome un poco atado hasta altas horas de la noche para finalizarla en condiciones, al margen del resto de los quehaceres diarios. Sin este esfuerzo, definitivamente la práctica estoica se vuelve totalmente insostenible; aunque ahora la estoy sosteniendo, tarde o temprano puede llegarme una de esas etapas que no hay tiempo para nada, y posiblemente sea en primer lugar la práctica la que salga perjudicada.

El buen habito forma parte de la Virtud, al igual que hay que renunciar voluntariamente al mal habito al moralmente indiferente. La principal diferencia con el mal habito, es que el bueno esta totalmente bajo nuestro control, en consecuencia no reforzarlo, es símbolo de molicie.- Leo Vitali, Meditaciones, Libro I-3

Temática del Día: En los inicios del Estoicismo con Zenón de Citio y los suyos.

Como comentaba antes, he hecho un pequeño cambio para ir potenciando nuevos aspectos en el aspecto del aprendizaje estoico. En cierto sentido, esto me servirá en gran medida para reestructurar mis conceptos, y también como comentaba antes, como un punto para poder re-visitar en un futuro cuando lea algo que pueda estar en contradicho con las lecturas que hago en el presente. Una cosa que he observado en esto de la filosofía en general, al margen del estoicismo, es que los autores muchas veces se contradicen, critican y alaban la misma postura desde diferente ángulos, y como dice Sellars en las primeras páginas:

Tenemos que apoyarnos en autores que escribieron más tarde sobre el Estoicismo, y que la mayoría fueron bastante hostiles contra el mismo, generalmente escribiendo sobre otro ambiente intelectual. Es difícil determinar cuanta precisión reflejan los textos sobre estoicos que tenemos más recientes en cuanto a la Ortodoxia Estoica y cuanto encarna su desarrollo a posteriori. Esto puede ser bastante desconcertante para todos aquellos que entran en la temática.- John Sellers, Estoicismo, Capítulo I.

En este caso hablamos que de Zenón de Citio y sus discípulos, y los discípulos de estos a su vez, no se conserva absolutamente nada de información de primera mano; hasta llegar a Cicerón, el cual fue a unos «seminarios» de Posidonio para informarse al respecto y del cual si existen escritos propios. Justamente los primeros escritos estoicos «originales» se recogen en su obra más antigua hablando sobre temas estoicos De finibus bonorum et malorum «Sobre el sumo bien y el sumo mal».

Zenón de Citio: Fundador del Estoicismo

Entrando en la historia de Zenón de Citio, Citio una ciudad de Chipre conocida actualmente como Lánarca, que en aquel entonces era una colonia del Imperio Griego. Era un mercader y sufrió grandes perdidas en el naufragio de su barco lo cual le hizo replantearse su vida y quedarse en Atenas a vivir tras el infortunio. Al pasar por una librería encontró a Crates, uno de los Cínicos más destables y respetados por la comunidad, el cual le instruyo en esta filosofía; el Estoicismo esta ámpliamente bañada por la misma, en especial el aspecto de la Virtud. También tuvo la oportunidad de aprender de Polemón, que era la persona al frente de la Academia de Platón y posiblemente esto le influyera más adelante en la determinación de saber que era lo que no quería introducir en el estoicismo de esas filosofías tan predominantes. Finalmente Estilpón de Megara, otro representante de la escuela Megárica, el cual tuvo como maestro al cínico Diogenes de Sinope. Como puede verse, se ve que el pueblo de Atenas en aquel entonces era muy pequeño y todos se conocían y habían estudiado entre si. Se entiende que estos fueron los discípulos iniciales de la filosofía occidental, aunque ya luego fue creciendo la cosa hasta nuestros días y existía nula relación entre los representantes de las diferentes filosofías más evolucionadas que en sus orígenes.

Entre las obras destacadas de Zenón de Citio (principalmente esto se sabe, a través de los escritos recogidos por Diogenes Laercio), está La República, (parece que un poco en respuesta a la República de Platón, en la que pone en duda temas como las cortes, el matrimonio, la educación, y temas económicos fundamentales), y la cual fue altamente influenciada por sus principios Cínicos. Hay que entender que más adelante la filosofía Estoica se distanció ámpliamente del Cinismo en un aspecto fundamental: La relación con las cosas y las personas, los llamados preferidos y despreciables indiferentes que también ya comenté días atrás.

Sobre como la relación con los Preferidos Indiferentes marcó la clave en la sucesión de la filosofía Estoica

Los Estoicos siendo muy peculiares, no tenían un sitio de reunión como los gimnasios Cínicos, y la Academia/Liceo Platoniano/Peripatéticos. Estos se reunían en un lugar publico, como un lugar techado entre columnas al lado del mercado. A este lugar techado se llamaba «Stoa» y de ahí nace el nombre del Estoicismo. Se considera que Zenón tuvo bastantes discípulos (pudieron ser 15 perfectamente, pero se ve que un número así podía ser bastante para la época). En todos los textos, como por ejemplo en el Stoicorum Veterum Fragmenta, se mencionan varios, pero hay 3 discípulos principales:

  • Cleantes, el cual se convirtió en el sucesor del Estoicismo a la muerte de Zenón de Citio. Estuvo altamente influenciado por Heráclito y esto a su vez influyo en el aspecto probablemente Físico y Panteístico de la filosofía Estoica
  • Esfero Bosforano, el cual cogió mucha reputación y fue el más destacable para Zenón de Citio por su prodigio al margen que Cleantes fuera su sucesor.
  • Aristón de Quios, el cual ya comente en su momento; fuertemente influenciado por los Cínicos y por ello muy relevante en el tema de los Indiferentes a continuación, y que dada su desavenencia llego a formar una escuela al margen del Estoicismo, en un gimnasio, haciéndose llamar los «Aristonianos».

Quizá justamente este tema del rechazo a los indiferentes por parte de Aristón fue un tema bastante controvertido en el momento. Por lo que he leído hasta la fecha, no tengo claro que este evento fuera positivo del todo; los cínicos tuvieron una amplia consistencia con el rechazo a los indiferentes, y Aristón en este sentido quiso mantenerse en la linea. Si es cierto que a través de varias meditaciones acerca de los Preferidos y Despreciables indiferentes, he llegado a una mayor comprensión de su utilidad y del rol que simbolizaron en el Estoicismo. Es fundamental añadir temas como la Moral Estoica (que sigue colgando un poco en el aire de momento) y las Virtudes (que también hay algunos flecos sueltos), para poder entender y aceptar los Indiferentes.

¿Es posible que Aristón de Quíos se diera cuenta de estos flecos en su momento? Tanto el aspecto Virtuoso de los Peripatéticos de Aristóteles, como el aspecto de rechazo a los indiferentes de los Cínicos, me parecen altamente congruentes. Pero también hay que decir, que vivir casi en la mendicidad como hacían los Cínicos, y más concretamente Diogenes de Sinope, se consideraría un acto extremo de Coraje cercano a la demencia, más en sociedades que iban avanzando con el tiempo, desde el Imperio Romano hasta hoy en día. Un reto que no todo el mundo estaría dispuesto a asumir y hoy en día echaría atrás a la mayoría de la población al margen de pensar que con ello se alcanzase realmente el Areté. Por eso la filosofía Cinica se ha quedado como un referente, sobre todo Ético, pero sin apenas nadie compartir la Lógica y mucho menos la práctica; todo muy ilustrativo y didáctico.

Hay quien piensa, como es el caso de John Sellars, que el hecho de que el rechazo a los indiferentes no prosperara, fue un punto a favor del Estoicismo, dado que como ha llegado hasta a la actualidad, es mucho más fácil de digerir, que si el planteamiento Cínico en la práctica hubiera llegado a avanzar. Hay que decir que los Estoicos si que promulgaron una práctica para desarrollar Templanza y dejar claro que los indiferentes son indiferentes, y ya hemos comentado varias veces: La Renuncia Voluntaria. En cierto sentido me recuerda, a la práctica Cinica, pero limitada en el tiempo; como por ejemplo por un día, una semana, o un breve periodo de tiempo.

Los próximos días seguiré incidiendo acerca del resto de los sucesores de Zenón de Citio y de su discípulo y sucesor directo, Cleantes.

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