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Estoicismo – Meditaciones Estoicas 20 siglos después.

Ex-toico

El verdadero significado de la «salud» estoica

Hay término muy poco popular para aquellos que se vienen iniciando en el Estoicismo, y es el «supuesto» concepto de «Salud» estoica. Fueron pocos los Estoicos que lo introdujeron en sus escritos, y es relativamente difícil determinar, qué pretendían inferir con ello dado que es un término que tiene una difícil traducción.

Aquí vamos a mencionar a dos que hicieron especial hincapié en ello: Hecatón de Rodas, uno de los discípulos de Panecio y contemporáneo de Posidonio, y Aristón, el cuál técnicamente no fue estoico, sino Aristoniano, el cual daba sus simposios en el gimnasio del Cynosarges (que si recordamos bien, es donde los Cínicos proliferaron con su Escuela), de ahí que el Aristonianismo, como «subrama del Estoicismo», fuera más afín al Cinismo que al Platonismo de Polemón.

Por otro lado, la concepción de las Virtudes fue una temática que fue tratada de manera muy personal por casi todos los estoicos del momento. Desde Zenón, pasando por Crisipo, Panecio, y también Hecatón y Posidonio como sus discípulos. Todos escribieron un texto relativo a las Virtudes particular.

Para Hecatón, ópera cumbre del Normativismo Estoico, existían 2 tipos de Virtudes: las «intelectuales» y las «no intelectuales».

  • Las intelectuales eran aquellas que requerían de cierta compresión lógica y teórica. Es decir, la prudencia o «sabiduría práctica» y la justicia, las dos Virtudes normativas y morales.
  • Las no intelectuales, eran aquellas naturales, que se daban si más en el medio. ¿Adivinarías cuales eran? El coraje y… ¿la moderación? No. El coraje y la salud. (DL, 7.90)

Para Aristón, las Virtudes eran otra historia: le pareció que eso de disponer tantas Virtudes era un lio y con una sola bastaba: la salud (Plutarco, Sobre la Virtud Morales, 2.440).

¿Qué es exactamente la salud estoica?

A priori, si pensamos en salud, lo primero que nos viene a la mente, seguramente es la salud corpórea, la que gira en torno a la medicina. La misma de la que hablaba Zenón entre los preferidos indiferentes que tenía sentido preferir por sí mismos y por otras razones, para estar «en buen estado» (DL, 7.107)

Pero si nos vamos al texto original, la salud en Griego común, no se entendía como la salud física, sino más bien, como la salud mental. Algo así como la «cordura» (hugiainó, ὑγιαίνω). De hecho, es curioso, porque la palabra «higiene» (hygiaínō) viene de ahí. En cierto modo, la salud estoica debía verse desde una perspectiva más mental, como una forma de prevención o inhibición de lo irracional, que en el fondo, sería también comparable a la «moderación» en cierto grado.

De alguna forma, se trata de darle más importancia a lo que se debe dejar de hacer frente a lo que sí se debe hacer. Algo que puede sonar algo contraintuitivo, especialmente si lo mezclamos con «el deber estoico».

La Virtud de la salud, se adquiere, a través de la castidad o de la abstinencia. Otro plato de mal gusto con el que nos recibe esta filosofía, para todo buen aficionado a la auto-ayuda.

La salud estoica y el coraje son las bases del progreso moral

Según Posidonio, compañero de Hecatón, al parecer las Virtudes «no intelectuales» son en esencia, las bases para el progreso moral (προκοπῇ, prokopé) (DL 7.91). De hecho, para Zenón, el progreso moral, es en el fondo, el único tipo de «preferido indiferente» que es verdaderamente acorde a la naturaleza (DL 7.107)

Según Zenón:

«Aquellas cosas que preferimos y que no tienen un motivo (para ser preferidas), están de acorde a la naturaleza»
– Diogenes Laercio 7.107 (δι᾽αὑτὰ μέν, ὅτι κατὰ φύσιν ἐστί)

Siendo la «hugianó» o salud estoica, aquello que debemos preferir sin motivo externo alguno.

Por otro lado, dice Posidonio en su libro sobre la «Ética»:

La prueba de que Virtud (hugianó) realmente existe, es que Sócrates, Diógenes y Antístenes y sus seguidores, hicieron progresos morales
– Diogenes Laercio 7.91

¿Por qué parece que los progresos morales solo se dieron en la Escuela Cínica?

Después de haber invertido una gran cantidad de tiempo analizando todos los textos Estoicos, me di cuenta, que el concepto de «prokopé» y «prokoptón» (progresar y aquel que progresa, respectivamente), fuera de los textos de Epicteto, solo se repite en estos tres contextos: DL 7.91, DL 7.106 y DL 7.107.

Tenemos que recordar, que para los Estoicos, el progreso, como tal, no existe. Como nos incitaba a pensar Crisipo a través de su metáfora del mar que ya ha sido mencionada anteriormente:

Dicen que así como el que está sumergido a un codo de la superficie del mar no se ahoga menos que el sumergido quinientas brazas, así los que se aproximan a la virtud no están menos en la maldad que quienes están lejos
– Plutarco, Sobre las ideas comunes contra los estoicos, 1063a

Como puede observarse, los Estoicos originales en realidad se mueven, de manera equivalente a Sócrates, en un estado binario de Virtud: o se está o no se está. No hay medias tintas. No hay Prokopé cuando hablamos de Virtud, salvo, cuando sacamos el concepto de «Salud estoica».

Parece que los sucesores de esta corriente, los estoicos tardíos, empezaron a reconocer un progreso observable en lo externo a la misma como el caso de la Escuela Cínica con Posidonio.

¿Fue Posidonio el único en darse cuenta de esto?

Precisamente Séneca también nos habla de esto:

¿Qué, pues? ¿Por debajo del hombre feliz no existen grados? ¿Saliendo de la sabiduría, en seguida viene el precipicio?. No, según creo. Pues el que va progresando se halla todavía en el número de los ignorantes, a la vez que está separado de ellos a gran distancia. Entre los mismos proficientes existen también grandes diferencias.
– Séneca, Epístolas Morales, Libro 9.75.8

Y más adelante catalogándose, en un rango bajo dentro de los que progresan.

Finalmente, como no, Epicteto fue el gran precursor del «prokopé» o ese progreso que hoy abanderamos como algo auténticamente Estoico. ¿Cuántos habremos estado hablando del prokoptón y el prokopé, cuando se refiere al progreso en el abanderamiento de las supuestas prácticas estoicas?

No hay que olvidar, que lo más paradójico de todo esto, es que los Estoicos no progresan. Tanto para Epicteto, Séneca y Posidonio, ¿quiénes eran realmente los que progresaban? 

Mostradme un estoico, si tenéis alguno. ¿Dónde o cómo? Pero que digan las frasecitas estoicas, millares. […] Mostradme uno enfermo y contento, en peligro y contento, muriendo y contento, exiliado y contento, desprestigiado y contento. Mostrádmelo. Por los dioses, deseo ver un estoico. Pero no podéis mostrarme a nadie modelado así. Mostradme, al menos, uno que se esté modelando, uno con inclinación a ello. Hacedme el favor. ¡No privéis a un anciano de ver un espectáculo que hasta ahora no vio!.
– Epicteto, Disertaciones por Arriano, Libro II.19.21-25

Pues al parecer, fueron solo aquellos que gozaron de buena salud.

Un comentario en «El verdadero significado de la «salud» estoica»

  • Buen artículo, al igual que Séneca, también creo que por debajo de la sabiduría existen varios escalones por los cuales se va ascendiendo progresivamente con la práctica, y también estoy de acuerdo que la mejor forma de preservar la buena salud es por medio de la moderación y la austeridad, saludos.

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