Varios meses más tarde del inicio del curso que comenté en su momento, de la Escuela de filósofos Estoicos; en esta recta final, se nos plantean en total 3 casos, y cada caso práctico voy a ir tratando individualmente a lo largo de los próximos tres días, con la perspectiva adquirida hasta la fecha. Dado son muy largos voy a intentar resumir los puntos clave primero de cada caso práctico y luego voy a hacer un breve comentario desde como deberían ser tratados desde una perspectiva estoica, aunque no necesariamente eminente u ortodoxa, más considerando el cariz que vengo asumiendo en las últimas semanas acerca de esta peculiar filosofía.
Frecuentemente, se peca contra justicia por omisión, y no sólo por acción. – Marco Aurelio, Meditaciones, Libro IX.5
Esta cita puede parecer bastante ambigua, tanto quizá, que ni Martin Hammond tiene un comentario sobre ella específicamente. Es la cita que va a continuación de la comentada varias semanas atrás, y quizá por ello el traductor Miquel Dolç, la ha planteado en la misma línea de la justicia. Para intentar vislumbrar algo de luz en esta frase, mirando en otras traducciones dicen así:
No solo es injusto el que hace algo, sino también el que no hace nada.
No solo hay intenciones malas en las acciones, sino también en la falta de acciones.
La primera traducción de George Long y la segunda de Martin Hammond; quizá sea segunda la que más me gusta porque leyendo el texto original, es sin duda, la que más se acerca:
Ἀδικεῖ πολλάκις ὁ μὴ ποιῶν τι, οὐ μόνον ὁ ποιῶν τι
La cuestión es que no veo por ninguna parte, lo de «justicia» o «injusto» como hacen referencia las otras dos traducciones anteriores, y ya me chirría bastante de por si la palabra justicia.
Pero al margen de este breve análisis sobre la cita, como comentaba, tiene sentido esto que aquí se plantea: Muchas veces he leído el tema del «argumento vago», cuando se habla del Determinismo Estoico con la frase: ¿Si va a pasar lo que tenga que pasar, que más da que hagamos algo o no hagamos nada?. Como ya he comentado en varias ocasiones, en el estoicismo, la importancia no está en la acción en sí, y en la consecuencia, sino en la intención de cualquier acción. Por ello, no hacer nada, también lleva implícito una intención:
Si vamos andando por la calle y una persona se acerca a pegar a otra, podemos, impedirlo o evitar la situación e irnos por otro lado. Si pensamos razonablemente que se trata de una situación inapropiada (por ejemplo un posible acto de racismo), el simple hecho de pensar: «Le hubiera pegado de todas formas, con y sin nuestra intervención», no es suficiente para aplacar la intencionalidad ante las circunstancias. Hacer algo ante nuestra propia lógica y razón, supondrá una intención virtuosa. Huir, o alejarnos, o simplemente no hacer nada, tomando esa decisión aun con el conocimiento y lógica de la que disponemos ante la circunstancias (con intención evasiva, fruto de una pasión, sea miedo o molicie dadas las circunstancias), también afectará en nuestro interior, posiblemente de manera negativa, viciosa.
Por ende, como aquí parece indicar Marco Aurelio: No hacer nada, también es hacer algo. Todas nuestras intenciones, van implícitas en nuestras decisiones.
El primer caso práctico trata sobre una persona llamada José, que se enfrenta a circunstancias complejas y dificultosas en su entorno laboral. El objetivo de este caso práctico, es ver como podríamos afrontar esta situación parte por parte intentando abstraerme lo máximo posible de su situación peculiar para trazar un dialogo interno intentando adentrarme un poco en el planteamiento psicológico que este trabajador pudiera darle a cada asunto que le concierne
José se levanta a media noche inquieto por las memorias perturbadoras que le surgen del día anterior. Inmediatamente se empieza a preocupar por los sucesos que próximamente van a acontecerle en la oficina a la mañana siguiente. Todo esto le produce ardor de estómago, algo que le impide conciliar el sueño
Voy a intentar maniobrar un poco en la situación de José con las herramientas estoicas que disponemos y considerando que José acaba de iniciarse en el estoicismo, habiendo solo leído un poco de información al respecto y con intención de mejorar a futuro a través de este caso práctico.
En primera instancia quiero tratar sobre la relación entre José y el principal indiferente que destaca: Su trabajo. Nassim Taleb comenta en su libro «Antifrágil», que en cuanto a este indiferente en particular (aunque en gran medida podría aplicarse a la gran mayoría), lo ideal es establecer una relación de frugalidad desde el primer momento. Para ello propone escribir una carta de Renuncia y guardarla en el cajón desde el primer día. Esto aporta la libertad para ejercer de la manera más libremente posible y en caso de que no sea así poder renunciar cuando la situación pueda llegar a obnubilar nuestra razón, y por otro lado, con cierto grado de motivación Virtuosa
Pero muchas veces comento, que aunque lo ideal es empezar cuanto antes en la práctica que sea, es decir, llevar a la acción cualquier idea que nos sea posible en cuanto al apartado psicológico se refiere, a veces la situación o el momento puede no ser el más adecuado; merece la pena posponer un poco. En este caso, es evidente, que merece la pena posponer el trabajo y la práctica estoica, porque a media noche es obvio que no va a poder ejecutarse nada en condiciones.
Aun así, puestos a empezar aplicando algo para el inicio del caso práctico, una de las técnicas que también se usa muy comúnmente casos de insomnio (aun siendo eventuales) es la Intención Paradójica propuesta por Viktor Frankl, y que ya en el estoicismo se conocía como Praemeditatio Malorum (la Visualización Negativa). En este caso, poner a Joseph durante unos 5-10 minutos a imaginar las cosas «terribles» que pueden ocurrir durante el día siguiente (desde levantarse tarde y llegar tarde al trabajo, hasta hacer una presentación nefasta y que decidan despedirle), lejos de incrementar los niveles de ansiedad perpetuamente, pueden facilitarle volver a dormir con la conciencia más tranquila: ¿Realmente se tiene tanto que perder? Es importante coger perspectiva. Y con esto se puede mantener una constante para todo el día, al margen de si final mente se pudiera conciliar el sueño o no.
José se despierta por la mañana demasiado tarde, y solo tiene 30 minutos para llegar al trabajo, sabiendo que tiene que arreglarse, y coger el coche para llegar, lo cual le suele llevar unos 45 minutos a un ritmo adecuado. Su intención es ponerse cualquier cosa e ir lo más rápidamente posible siendo consciente que por el camino nunca suelen haber radares de velocidad con idea de llegar a tiempo a toda costa.
Habiéndolo preconizado en la Visualización Negativa, aunque José no debe eludir su responsabilidad, es cierto que tampoco debe comprometer al entorno que lo rodea. Si consideramos que su responsabilidad para servir a un bien mayor es importante, también lo es cumplir cívicamente con las normas establecidas como ciudadano y como trabajador. Por ello tanto su presencia, como su actitud al volante son importantes desde una perspectiva estoica. Al margen de que yo personalmente comparta esta actitud dentro del apartado de los «deberes» y las contradicciones que generalmente esta cuestión puede llegar a provocar, si es cierto, que ir a toda prisa, es una reacción pasional más que una decisión razonable. Por tanto, independientemente de toda la historia de los valores cívicos y demás, existe un apartado de adecuado asentimiento que José debe valorar sin predisponerse a actuar erráticamente.
Con lo cual, aquí poco puede hacer, seguir la máxima: «Vísteme despacio que tengo prisa», e intentar ir a su puesto, sin mayores distracciones que las requeridas para alcanzar el final en el menor tiempo posible.
Al llegar a la oficina, empieza a dar los últimos retoques a una presentación que debe ofrecer a sus superiores. De pronto tiene la mala fortuna que el ordenador se estropea y debe contactar con el servicio técnico de la empresa a ver si son capaces de recuperar los datos de cara a la presentación. El servicio técnico no le ofrece una solución y le resultan bastante incompetentes, y esto le hace enfurecer desmedidamente, sentirse frustrado y gritar al teléfono.
Muchas veces indico que el problema no lo tiene uno en el momento que se le presenta, sino que viene incubándose de tiempo atrás, y explota sin control en el momento que se presenta. En esta parte del caso práctico, bajo mi punto de vista, José no tiene nada que hacer excepto gritar motivado por su frustración. No ha ido cultivando herramientas para gestionar esta frustración y por ende este suele ser la desembocadura final de una mala gestión del asentimiento: La ira, fruto de la pasión, más concretamente de tipo afecto (ἐπιθυμία, epithumia).
Pero si puede aprovechar la situación para dos cosas:
Además creo que una actividad que debería incorporar como una breve pausa de unos 15 minutos a media mañana, es una breve sesión de Mindfulness. Esto le permitirá tomar consciencia del momento y ser capaz de darse cuenta cuando un «arranque pasional» se da, para intentar gestionarlo a tiempo cuando sea posible. Como esto no se construye de la noche a la mañana, empezar cuanto antes es la mejor idea.
Al medio día, José hace la presentación, y su superior no se encuentra satisfecho con el resultado y además le sugiere mejorar o irse de la empresa. Esto le provoca como suele ser evidente un estado de malestar y vergüenza.
Aquí en gran medida ocurre lo mismo que en el apartado anterior: Un tercero levanta una pasión, esta vez por otro motivo, pero en equivalente condición a del apartado anterior de este caso práctico: Algo que escapa a su control. José no puede controlar la opinión de la gente con respecto a su trabajo. Solo puede hacer el esfuerzo de hacer el mejor trabajo dentro de sus posibilidades, pero la opinión de terceros y sus palabras estan completamente fuera de su control. Aunque aquí pudiera dársele un consejo sobre relaciones interpersonales, y sobre como podría satisfacer a su superior con una treta; visto desde la perspectiva estoica, solo queda actuar con integridad y no reaccionar pasionalmente ante la situación. Es obvio que José reaccionara por la ausencia de disciplina en el momento que se le presenta, pero como comentaba antes, esto debe ser apuntado en un bloc de notas para poder trabajarlo más adelante en el día, y salir de la mejor manera posible ante las circunstancias.
Finalmente se plantean tres situaciones muy parecidas que enumero a continuación:
Una compañera de José, le comenta que tres personas serán despedidas a lo largo del mes, una de las cuales, Pedro, no se lleva muy bien con él y le complica la existencia. José siente alivio y alegría al mismo tiempo por esta noticia. Por otro lado, le comenta también que la posición que ocupa José esta siendo cuestionada en dirección por su falta de utilidad. Esto hace que José empiece a preocuparse por todas las deudas que tiene que pagar y la necesidad que tiene de disponer de un puesto para poder pagarlas. Finalmente, José tras haber recibido estas noticias, junto a la desaprobación de su superior durante la presentación, pierde toda la tarde navegando por Internet sin sentido por el alto grado de desmotivación que la situación le ha infundido, pensando que da igual lo que haga, le van a despedir de todas formas
Durante el análisis de los pasajes de Epicteto, ¿cuantas veces indica la importancia de no asentir ante las presunciones? De hecho en el Libro II, Pasaje 17, habla en detalle justamente de este aspecto. Todas estas situaciones derivan en un mismo efecto: Mal uso de la razón, ergo, un asentimiento inadecuado.
A José se le presentan tres situaciones: Voy a ser despedido por terceros, mi labor es irrelevante para terceros y van a despedir a una persona que no me agrada. Y a todo esto se le asocia un juicio positivo o negativo en función de la presunción:
Recordando el artículo sobre las pasiones, estos tres juicios ante tres eventos externos, desembocan siempre en lo mismo: El vicio. Y aquí inmediatamente podemos ver tres ejemplos:
Es posible que la segunda pasión aparentemente parezca inocua, pero según plantea el estoicismo, todas son frutos del Vicio, o lo que es lo mismo, del incorrecto asentimiento o de la falta de Virtud. Y todo lo que los provoca son externos, o más bien, juicios ante los externos (o internos, es decir, pre-cogniciones, presunciones, algo de lo que todavía no tenemos conocimiento como para poder asentir ante ello)
Por ende, aquí José solo puede hacer una cosa, y que al igual que en situaciones anteriores, pueda trabajarla en el momento: Gestionar día a día y hacer un esfuerzo en hacerse consciente de la disciplina del Asentimiento. Y poner por escrito todos estos sucesos y lo que generaron.
Al llegar a casa, por la tarde, es el momento de poner en práctica el momento de la Meditación Estoica. Reflexionar sobre esto, como decía Epicteto en aquella cita que quiero volver a recordar:
—Sí, pero si se muere mi hijo o mi hermano o he de morir yo o sufrir tormento, ¿de qué me servirá todo eso? ¿Verdad que tú no viniste para eso, que no te sentaste a mi lado por eso, que nunca encendiste el candil o estuviste en vela por esa razón? ¿O alguna vez, al salir de paseo, te propusiste a ti mismo una representación en vez de un silogismo y la examinasteis en común. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro II.21.18-19
Y aquí acaba el análisis. En resumen, aquí en estos casos, se presentarán situaciones donde principalmente se puede observar una oportunidad para trabajar de alguna manera la Virtud. Dícese que en la Acción se tiene la oportunidad de trabajar la Disciplina del Deseo y la Disciplina del Asentimiento. Y acción es tal, aquella como por ejemplo ir a trabajar diariamente. Pero como ya venía sugiriendo en el pasado, se me hace irrelevante el trabajo, o el deber, o la causa por la que nos «accionamos», nos motivamos «extrínsecamente», o nos movemos, si luego por una falta de disciplina total, nos vemos envueltos en esta marea pasional durante todo el día. Al final en gran medida, parece como si la misma disciplina de la acción realmente parece un resultante de otras dos, y no al reves, como muchos estudiosos sugieren. Pero aun así me parece también irrelevante, la cuestión es:
¿Que más da en que se inviertan los esfuerzos, más alla del ejercicio de desechar todo juicio y todo deseo?
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