Epicteto. Disertaciones con Arriano. Libro I. Pasajes XII-XIV [CITA ESTOICA] [DIA 74]
Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro I – Pasaje XII
El hombre honesto, tras examinar esas cuestiones, subordina su parecer al del que todo lo gobierna, como los buenos ciudadanos a la ley de la ciudad. Y el estudioso debe venir a la escuela con este propósito: ¿cómo podría yo seguir en todo a los dioses y cómo podría complacer al divino gobierno y cómo llegaría a ser libre? Pues es libre aquel a quien todo le sucede según su albedrío y a quien nadie puede poner trabas. Y entonces, ¿qué? ¿Es la libertad ausencia de razón? ¡Desde luego que no! Pues locura y libertad no van juntas. —Pues yo quiero que me suceda todo lo que se me ocurra, y tal y como se me ocurra. Estás loco, desvarías. ¿No sabes que la libertad es algo bello y valioso? Pretender yo que de cualquier manera suceda lo que de cualquier manera se me ocurra corre el riesgo no sólo de no ser hermoso, sino incluso de ser lo más horrible de todo. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.12.7-12
Empezamos hoy con una bonita perla de Epicteto que como bien vengo indicando en las últimas semanas, se revuelve en mi interior, y me obliga a inclinarme al lado de los Cínicos irremediablemente: «subordina su parecer al del que todo lo gobierna, como los buenos ciudadanos a la ley de la ciudad«. Esa faceta de buen «ciudadano» de Epicteto, no me termina de encajar. Pero luego empieza a exponer los motivos de esta cuestión:
Tal como dice a continuación, para Epicteto la única verdadera libertad se encuentra en aquel que no se deja llevar por la Fortuna, y mantiene su albedrío en base a la Razón (muy equivalente a la Eleutheria de los cínicos, con evidentes diferencias, como el hecho de ser capaz de alcanzarla incluso conviviendo y poseyendo indiferentes)
Aunque empieza poco convincente, al final de esta parte, Epicteto termina indicando un poco hacia donde quiere llegar: «Es de locos pretender que ocurra todo lo que uno desea que ocurra«. Para los estoicos lo hermoso está en contemplar lo que ocurre tal y como ocurre, y no que ocurra solo que nosotros esperamos que ocurra. Aunque sea «malo». Porque recordando de nuevo, no hay malo ni bueno en el exterior de nosotros, solo preferidos y rechazados personales que no tienen juicio de valor. ¿Es malo vivir en un ciudad con una ley establecida que no nos parece adecuada partiendo desde una Moral externa, no apta en el estoicismo? Es irrelevante, no es ni malo ni bueno. No podemos juzgar una ciudad por sus normas. Podemos juzgarnos por vivir con ellas, de acorde a nuestra propia naturaleza: La razón
Entonces, ¿sólo en lo mayor y lo más importante, la libertad, me está permitido querer a capricho? De ningún modo, sino que en eso consiste la educación, en aprender a querer cada una de las cosas tal y como son. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.12.15
Tal como dice, lo hermoso de descubrir, y aprender como funcionan las cosas es aceptarlas como son. Por poner un ejemplo, si imaginásemos que no entendemos como funcionan las mareas, y estando en la playa paseando, al regresar, nos hemos dado cuenta que la marea se ha llevado nuestras pertenencias; sin conocimiento alguno sobre el sistema de mareas, podríamos sentirnos ofuscados ante el hecho que sea un Dios, llamémosle «Poseidón», el «Dios del Mar», haya querido «castigarnos» por algo que hicimos «sabe un Dios cuando» (muchas comillas por lo inverosímil del ejemplo). Esto podría llegar a tener sentido hace 3000 años. Pero hoy en día, sabiendo como funciona el sistema de Mareas (aproximadamente), es de persona muy crédula, pensar que ha sido mala suerte o mala Fortuna el hecho de haber perdido las pertenencias. Entender y saber el funcionamiento de las Mareas (bastante predecibles, por cierto) es resultado de una mala previsión, y de un mal juicio. Considerando que no hayamos estado atentos al hecho, no podemos culparnos, pero tampoco podemos culpar a agentes externos. Simplemente ha pasado, y nos permite aprender una lección: No hay nada bueno ni malo fuera de nosotros, la Marea se ha llevado nuestras pertenencias y no podía haber sido de otra manera. En el futuro será una acción adecuada y razonable, estar pendiente de la Marea cuando dejemos nuestras pertenencias sin vigilancia.
Pero ahora bien, imaginemos que es al contrario: Vamos a salir a dar un paseo por la playa, y tememos que la marea se lleve las pertenencias recordando aquella escena pasada. Si vemos que la marea esta subiendo, y que es posible que en una hora ya haya llegado hasta nuestra posición, lo mas prudente sería simplemente ponerlas en una posición que evite ese riesgo. Pero que esta situación nos paralice, y nos impida salir a andar es fruto de un mal asentimiento: «El hecho de que la marea se lleve nuestras pertenencias es algo malo». Adjuntamos un juicio de valor a ese hecho, esto nos genera un malestar mental y por tanto una reacción emocional que nos impide razonar adecuadamente. Esto parece baladí, pero es más común de lo que parece. Quizá el ejemplo no sea el más adecuado, pero si extrapolo por ejemplo al hecho de coger un avión, en una época en la que recientemente hubo un atentado en un aeropuerto, ¿suena más convincente?
Así pues, es preciso que vayamos a la educación teniendo presente esta ordenación, no para cambiar sus fundamentos —pues ni nos está permitido ni sería mejor— sino para que, siendo las cosas que nos rodean como son y como es su naturaleza, nosotros mismos tengamos nuestro parecer amoldado a los acontecimientos. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.12.17
Exactamente en esta frase, resume un poco el comentario que venía indicando en el anterior párrafo: Sirvan nuestros conocimientos para amoldarnos (poniendo nuestras pertenencias en un lugar más adecuado) y no para cambiar sus fundamentos (enjuiciar la situación y que esto genere un malestar innecesario). Lo mismo ocurriría, si deseamos algo, pero sabemos, gracias a nuestro conocimiento, que es posible aun improbable de obtener. Adecuar las condiciones de manera mental para que se cumplan, no va a hacer que se cumpla con mayor probabilidad. Si vamos a una entrevista de trabajo a la que se presentaron 100 personas, podemos expresar nuestras condiciones de la mejor manera posible para que el resultado surta de la manera más preferida posible, pero el hecho de que nos cojan o no, es totalmente independiente de nosotros. Sabemos (gracias a la educación), que existe una probabilidad importante de que no nos cojan por muy preparados que estemos (por el hecho que hay mucha gente buena, y que no sabremos con exactitud que perfil estan buscando). Por tanto, intentar adecuar en nuestra mente una vez realizada la entrevista, que somos realmente los mejores y que nos tienen que coger, de otra manera, será mala Fortuna, no va a cambiar el resultado de la elección. De hecho pensar que el hecho de que «nos acepten en el puesto» es bueno o malo, es un juicio en sí, y por tanto es un asentimiento incorrecto
¿Cuál es el castigo para los que no lo aceptan? Ser como son. ¿Que a uno le desagrada estar solo? Que esté en soledad. ¿Que a uno le desagradan sus padres? Que sea mal hijo y padezca. ¿Que a uno le desagradan sus hijos? Que sea mal padre. «Mételo en la cárcel». ¿En qué cárcel? En la que está ahora. Está allí contra su voluntad.En donde uno está contra su voluntad, aquello es para él la cárcel. Por eso Sócrates no estaba en la cárcel, porque estaba a gusto. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.12.22-23
Al final, y como decía al principio, en gran medida los Estoicos se centran en la libertad individual, a través de la Razón, no a traves de los Indiferentes. Esto es significativamente difícil de asumir (aunque a priori parezca fácil de entender), dado que culturalmente hemos estado toda la vida expuestos a estos indiferentes y le hemos otorgado sistemáticamente un grado de Moralidad. Y por ello me chirrían bastante frases como la que comentaba justo al inicio de esta entrada. La libertad, eleutheria, se encuentra en uno mismo, independientemente de sus circunstancias. Uno puede vivir en Corea del Norte donde se supone que hay un gran grado de control hostil ante el ciudadano, y una aparente falta de libertad física, pero no existe impedimento, para uno ser libre en su interior. De hecho según sugiere Epicteto, uno puede estar en la cárcel, y ser libre. La libertad no esta en la libertad de acción, sino en la libertad de Razón para los Estoicos. Y ocurre lo contrario: Uno puede ser la persona más poderosa, sana, con más lujos y familia cariñosa del mundo, y ser un esclavo privado de libertad por causa de todo esto; o como decía la canción, «Tres cosas hay en la vida: Salud, Dinero y Amor»; pero esto es un aserto completamente falso para los estoicos, esto es principal motivo del sufrimiento humano; solo hay una cosa en la vida: La Virtud o la Razón.
¿No sabes qué minúscula parte eres frente al todo?Ahora bien, eso en cuanto al cuerpo; porque en cuanto a la razón no eres en nada peor ni inferior a los dioses. Porque la grandeza de la razón no se juzga por la anchura o la altura, sino por las opiniones. ¿No quieres, entonces, poner tu bien en aquello en lo que eres igual a los dioses?. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.12.26-27
El cuerpo es mortal. Es un indiferente, y es por ello que es algo inferior. Pero en cambio la Razón es algo supremo, divino en el Estoicismo, comparable al nivel de la divinidad. Entonces Epicteto aquí sugiere: ¿Por qué no poner entonces, todos los huevos en la cesta más adecuada?
Si no supieras para qué tienes la facultad de la vista serías desdichado e infeliz si cerraras los ojos cuando se te ofrecían los colores. ¿No eres más desdichado e infeliz por no saber que posees grandeza de alma y nobleza para cada situación? Se te ofrece lo adecuado a la capacidad que tienes. Y tú, precisamente entonces, es cuando más la rechazas, cuando convendría que la tuvieras abierta y vigilante. ¿No das más bien gracias a los dioses porque te pusieron por encima de cuanto no depende de ti, y sólo te hicieron responsable de lo que depende de ti? No te hicieron responsable de tus padres, no te hicieron responsable de tus hermanos, no te hicieron responsable de tu cuerpo, de tu hacienda, de tu muerte, de tu vida. ¿De qué te hicieron responsable? De lo único que está, en tu mano: del uso debido de las representaciones. Entonces, ¿por qué te agobias a ti mismo con aquello de lo que no eres responsable? Eso es buscarse uno problemas. ¿No sabes qué minúscula parte eres frente al todo? Ahora bien, eso en cuanto al cuerpo; porque en cuanto a la razón no eres en nada peor ni inferior a los dioses. Porque la grandeza de la razón no se juzga por la anchura o la altura, sino por las opiniones. ¿No quieres, entonces, poner tu bien en aquello en lo que eres igual a los dioses?. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.12.30-35
Y aquí de pronto, Epicteto vuelve a darme un golpe de efecto y me deja totalmente fuera de juego. En resumen indica, que no somos realmente responsables de nada, excepto de la grandeza de la Razón. En cierta medida, Epicteto nunca deja clara la diferencia entre responsabilidad, y acción adecuada. Uno puede cuidar a sus padres enfermos, pero su no es responsable de su estado presente ni futuro. Por tanto uno no es responsable de sus padres, pero tampoco es indiferente ante ellos. Uno no es responsable de su cuerpo, pero tampoco es indiferente ante él. Es un poco contradictorio, y es difícil dilucidar el sentido. Quizá el problema resida en la palabra «responsable», sea por mala concepción/entendimiento o mala traducción. Veamos pues:
El texto original: ἀνυπεύθυνος, se puede traducir como «falta de responsabilidad», pero también se puede traducir como: «fuera del control humano«. En cambio la traducción literal, de la mayoría de las traducciones de este libro es «no responsable» sin más. Quizá el problema es que la palabra responsabilidad tiene muchas acepciones. Según la RAE puede ser tanto:
Cargo u obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en cosa o asunto determinado.
O también puede ser:
Capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.
Y cuando hablamos de Indiferente, dice así la definición (y pone este ejemplo):
Que no muestra una actitud positiva ni negativa hacia determinada cosa o persona, o que no la muestra hacia nada ni nadie.
«varios transeúntes contemplaron indiferentes cómo el joven era agredido por unos encapuchados»
Quizá el verdadero problema esta en un conflicto lingüístico. Como decía anteriormente, quizá la respuesta correcta en este caso sea: «La ausencia de responsabilidad no implica indiferencia«.
Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro I – Pasaje XIII
Cuando al pedir tú agua caliente, no te hace caso el esclavo o, aun haciéndotelo, la trae tibia o no la encuentra en la casa, ¿no es agradable a los dioses el que tú no te enfades ni te pongas a gritar?—Pero, ¿cómo puede uno soportar eso?
— ¡Esclavo! ¿No vas a soportar a tu propio hermano,que tiene a Zeus por padre, que como hijo nació de la misma simiente y del mismo principio superior, sino que, si te ves colocado en un lugar eminente, al punto te constituirás a ti mismo en tirano? . – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.13.2-4
Uno no puede alterar su estado, ante el hecho de que algo no ocurra según lo previsto; en este ejemplo Epicteto pone el caso de que algo no se presente tal y como preveíamos (en vez de hablar de esclavos del pasado, hablemos de esclavos del presente, en este caso los subordinados en una empresa por ejemplo). Si podemos permitirnos el hecho, de pedir a una persona que nos haga una gestión y no la hace, o la hace mal, ¿podemos enfadarnos con esa persona? Es justamente esta, una propiedad intrínseca en los tiranos y es por ello que algunas personas tienen una tan mala reputación ante la humanidad: Se irritan ante cosas que no pueden controlar.
Uno puede intentar favorecer que la gestión se haga, poniendo todo lo que esta en nuestras manos, pero existe la posibilidad siempre de que no se cumpla. ¿Debemos perder nuestro estado interior en algo que esta fuera de nuestro control? ¿O podemos aprovechar para aprender una lección en base a la razón?: Una oportunidad para cultivar la paciencia y la templanza
Como dije, en el Estoicismo, toda la Virtud, se encuentra a través de la disciplina de la acción. Una situación de estas características es una oportunidad inequívoca para progresar hacia la Virtud. Generalmente la despreciamos como algo Moralmente malo, mientras que por el contrario, es algo bello. Tenía que suceder como sucedió, y es siempre una oportunidad para cultivar la Razón.
Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro I – Pasaje XIV
Las plantas y nuestros propios cuerpos están tan atados al conjunto y reaccionan por simpatía con él, ¿y no iban a hacerlo aún más nuestras almas? Y si las almas están tan atadas y unidas a la divinidad, por ser partes y fragmentos suyos, ¿no iba a percibir la divinidad cualquiera de sus movimientos como suyos y de su propia naturaleza?. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.14.5-6
Epicteto se traslada a un nivel más Físico, mostrando un poco esa esencia relativa al Logos Universal, y a la interrelación que existe entre todo lo que sucede, la llamada simpatía cósmica que irá desglosando a lo largo de este pasaje: Las cosas suceden por algo, y no pueden suceder de otra manera, porque suceden de manera perfecta y tienen un sentido, que aunque no lo veamos donde nos encontramos, puede ser una sucesión de eventos que viene ocurriendo desde la otra punta del Universo
El sol puede iluminar una gran parte del universo y dejar una pequeña parte sin iluminar, la que puede tener bajo su dominio la sombra que hace la tierra: y el que creó el sol y lo dirige como una parte de sí, pequeña en comparación al todo, ¿ése no iba a poder percibirlo todo?
—Pero yo no puedo seguir al tiempo todos esos razonamientos —dice—.
—¿Es que alguien te está diciendo además que tengas la misma capacidad que Zeus? Por ello puso nada menos que a cada uno un demon como protector personal y le encargó que lo cuidase y que fuese incansable e imposible de engañar. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.14.5-6
¿Por qué sentir la ingente necesidad de querer controlarlo todo? ¿Es qué acaso, alguien nos lo ha pedido? ¿Acaso disponemos de la misma capacidad que el Universo? Según Epicteto, y haciendo referencia a uno de los mitos más antiguos (los demons, una entidad que acompaña a los seres humanos para ayudar a obrar con prudencia), es por ello por lo que nos fueron «otorgados». Creo que en este aspecto, Epicteto hace referencia a los demons, como haciendo referencia a la Razón sin más. Viniendo a decir, que el Universo, nos otorgó la Razón, poder poder entender esto. Para poder entender que una pequeña parte de nuestra vida esta bajo nuestro control, y es la Razón en si misma. Y en realidad ya sabemos que esa Razón, es imposible de engañar.
Como pequeña nota, también Marco Aurelio y Séneca hacen referencia a los demons en sus respectivas obras:
Conviene vivir con los dioses. Y vive con los dioses quien les presenta constantemente un alma complacida en la suerte que le cupo, dócil en todo a la voluntad del demon interior, que Zeus dio a cada uno por ayo y guía, fragmento de su divinidad. Y este genio es el espíritu y la razón de cada uno. – Marco Aurelio, Meditaciones, Libro V.27
A esto me refiero Lucilio: Un demon vive con nosotros, el cual marca nuestras buenas y malas andanzas, y es nuestro guardian. Tal y como tratemos a este espiritu, el nos tratara a nosotros.
En cambio, nadie puede estar bien sin la ayuda de Dios. Alguien puede alcanzar Fortuna alguna, sin que Dios le ayude a alcanzarla? Dios es quien nos da noble y recto consejo. El conocimiento de Dios vive en nosotros, pero lo que el sabe, nosotros no lo sabemos. Séneca, Epístolas Morales a Lucilio, Libro IV, 41.2
Y por otro lado recordemos la palabra Eudaimonia: compuesta por el prefijo Eu y Daimonia, siendo una traducción literal: «Buen demon». Un estado, en el que el «Demon» interno, está bien. Es por ello por lo que la divinidad nos otorgó con un Demon, alcanzar la Eudaimonia es sinónimo de alcanzar la «Recta Razón». En resumen, una forma metafórica de aludir a la Razón y que se asemeja al pensamiento de Epicteto en este último apartado.