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Estoicismo – Meditaciones Estoicas 20 siglos después.

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Epicteto. Disertaciones con Arriano. Libro I. Pasajes XV-XVII [CITA ESTOICA] [DIA 75]

Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro I – Pasaje XV

Al consultarle uno cómo convencería a su hermano de que no siguiera estando enfadado con él, le respondió:
—La filosofía no promete al hombre conseguirle algo de lo exterior; si no, estará aceptando algo extraño a su propia materia. Al igual que la materia del arquitecto es la madera y la del escultor el bronce, así la propia vida de cada uno es la materia del arte de la vida. Entonces, ¿qué? La vida de tu hermano es, de nuevo, cosa de su propia habilidad, pero externa a la tuya, como el campo, la salud y la buena fama. La filosofía no promete nada de esto. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.15.1-3

En este caso, hablando de la filosofía Estoica más directamente (que entiendo que los estoicos parece que barajaban como única filosofía), una filosofía de la Virtud, propone en si, una forma de vida. Una forma de parecer y entender la Ética. Nada externo a uno (indiferente), es motivo de interés para un estoico, y el arte está en asimilar esto. Es por ello que la filosofía estoica, solo promete una cosa: Facilitar su comprensión y con ello, proporcionar una forma de vida a futuro, y en base a esta doctrina

Si el fruto de la higuera no está a punto de inmediato y en un momento, ¿en tan poco tiempo y con tanta facilidad quieres tú conseguir el fruto del pensamiento humano? No lo esperes ni aunque te lo diga yo. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.15.8

En este caso, la persona que visita a Epicteto tiene un problema: Su hermano está enfadado con él y va en busca de consejo. Epicteto le comenta, que él no puede ayudarle a conseguir algo externo a él (quitarle el enfado a una persona externa, porque no depende de si mismo), pero si le invita a que su hermano venga y pueda hablar con él. Partiendo por la premisa de instruirle si desea, en la filosofía estoica y esta pudiera quizá si o no, resolver su enfado. Pero en cualquiera de los casos, tanto si no acepta, como si lo hace, el proceso de asimilación es lento, que lo asemeja con el crecimiento de una planta. Y por ello Epicteto le sugiere pensar que el proceso de «desenfado» en el caso que llegara a producirse, no sería un proceso de la noche de la mañana: Requiere su tiempo de maduración.

Lo mismo ocurre con la doctrina estoica. No es una cura a nada y mucho menos inmediata. Muchos entran en el estoicismo con problemas psicológicos o interpersonales principalmente buscando el santo grial, y no será así (pueden divisarse en los diversos foros de estoicismo fácilmente). De hecho, la mayoría de los estoicos nunca llegaron a nada claro a lo largo de toda una vida. Yo pongo en duda muchas veces si el estoicismo realmente tiene vigencia más allá de una serie de aforismos bonitos; me gustaría tratar sobre ello próximamente. Pero si es cierto, las enseñanzas de Epicteto me resultan particularmente atractivas, porque es muy realista ante la situación. Tanto si sirve como si no, debes intentarlo porque es una propuesta contundente.

Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro I – Pasaje XVI

No os extrañéis de que los otros seres vivos tengan a su disposición lo relativo al cuerpo, tanto los alimentos y la bebida como la guarida, y que no necesiten calzado ni mantas ni vestido, mientras que a nosotros nos hace falta todo ello. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.16.1

Aquí Epicteto vuelve a hablar de la simpatía cósmica; es cierto que algunos animales no requieran lo mismo que nosotros, y esto es por una razón; pero no implica que no sea algo natural su necesidad. Esto quizá lo deja caer como una crítica colateral a otras filosofías donde si se planteaban la dicotomía de lo estrictamente necesario de acorde a la naturaleza, y lo innecesario o superficial, como fue el caso del Cinismo y el Epicureanismo.

 Entre tanto, nosotros, olvidando agradecer estos favores —el no haber de prodigarles los mismos cuidados que a nosotros mismos— nos quejamos a la divinidad. . – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.16.6

Aunque si es cierto, que a nosotros nos haga falta todo ello, no implica, que debamos vivir de acorde a ello exclusivamente. Hay que recordar que para el estoicismo, todo es absolutamente indiferente, y disponerlo, es en gran medida, un «favor divino». Se supone que solo el Dios panteístico, es lo que «presta» las cosas para su uso y «disfrute» (boulesis) de manera temporal y por ende, deberíamos estar agradecidos constantemente por esta oportunidad. Pero pronto se irá y esto no debería afectar a nuestro estado interior. Porque de manera razonable siempre supimos que era algo impermanente. ¿Como lo sabíamos? Gracias a ejecutar la práctica del recordatorio de impermanencia. O en su defecto de la Renuncia voluntaria.

En gran medida, este pasaje, habla de esta práctica, y de la divina providencia, de la Fortuna, que estan estrechamente relacionadas una con la otra (dado que es la Fortuna, la que se encarga de otorgar y retirar todo en esta vida).

¿No sería menester que al cavar y al arar y al comer cantásemos el himno dedicado a la divinidad? «Grande es la divinidad, que nos proporcionó estos medios para que trabajemos la tierra. Grande es la divinidad, porque nos dio manos, porque nos dio gaznate, porque nos dio un vientre, porque nos concedió crecer sin estar pendientes de ello, porque nos concedió el respirar mientras dormimos». Sería necesario cantar esto en cada ocasión y elevar el himno más grande y más divino porque nos concedió la capacidad de comprenderlo y de seguir el camino de la razón. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.16.16-18

En el Estoicismo, hay una práctica, que yo no he incorporado todavía porque estoy viendo como funciona adecuadamente, pero es una práctica que entra dentro del apartado del Disciplina del Asentimiento y se le suele denominar «Mneme«. Mneme procedente de la mitología griega, representa la Diosa de la Memoria (se ve que hay dioses para todo). Pero en este caso, hace referencia a un aspecto de Memoria, porque se trata de una frase concisa, que se usa para apoyarse en los principios básicos del Estoicismo, en ese momento cuando toca hacer gala de una de las disciplinas, generalmente la del Asentimiento.

Por eso en este caso, aquí Epicteto, parece que hace uso de un Mneme muy particular: Hace referencia a la práctica del Recordatorio de Impermanencia a traves del mismo como comentaba anteriormente; una forma de agradecimiento, que bajo mi punto de vista, se podría adaptar según la labor que desempeñemos particularmente. Según el caso, si una persona se dedica a conducir un Taxi podría decir:

Grande es la divinidad, que nos proporcionó estos medios para que conduzcamos el Taxi. Grande es la divinidad, porque nos dio manos, porque nos dio gaznate, porque nos dio un vientre, porque nos concedió crecer sin estar pendientes de ello, porque nos concedió el respirar mientras dormimos.

De hecho es aplicable a cualquier efecto: «Nos proporcionó estos medios para disponer de un vehículo propio«, «nos proporciono estos medios para estudiar una carrera universitaria», «nos proporciono estos medios para ayudar a mi padres enfermos», etc…

Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro I – Pasaje XVII

Porque si primero no determinamos qué es un modio ni determinamos primero qué es una balanza, ¿cómo podremos medir o pesar nada? Por consiguiente, sin haber determinado ni definido en este punto el elemento de juicio de las demás cosas y por medio del cual se comprenden las demás, ¿podremos determinar y definir alguna de las otras? ¿Y cómo va a ser posible?
—Sí, pero el modio es un madero y estéril.
—Pero es medida para el grano.
—También la lógica es estéril.
También deliberaremos sobre eso. Aun si alguien admitiera eso, basta aquello de que sea elemento de juicio y de examen y, como podría decirse, medida y pesa de las demás cosas. ¿Quién lo dice? ¿Sólo Crisipo y Zenón y Cleantes? ¿Y no lo dice Antístenes? ¿Y quién es el que escribió lo de «el examen de las palabras es el principio de la enseñanza»? ¿No lo dice Sócrates? ¿Y de quién escribe Jenofonte que empezaba por el examen de las palabras y de qué significa cada una?. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.17.7-12

Aquí Epicteto empieza a introducir un elemento que será importante para entender el uso de la Virtud: La aplicación de la Lógica en la Ética estoica. En principio la Lógica es estéril. Yo particularmente entiendo que habla de la Epistemología inicial, los koinai ennoiai que hablé hace tiempo. Pero una vez partimos de una serie de conocimientos adquiridos, es cuando tiene sentido aplicar la razón sobre ello. Aquí habla del examen de las palabras, del significado, como principio de la enseñanza.

Es por ello la necesidad de primero aprender a partir de lo que llamamos en su día el Oikeion (las acciones más básicas fruto de la necesidad de supervivencia) para luego ir desarrollando conocimiento aplicable (episteme) y en base a ello poder tomar acciones razonables, es decir, actuar conforme a la Naturaleza, o a la Virtud.

De modo que voy a este intérprete y adivino y le digo: «Inspecciona esas entrañas, a ver qué me indican».
Él las toma, las extiende y explica: «Hombre, tienes un albedrío libre de impedimentos e incoercible por naturaleza. Eso está escrito aquí, en las entrañas. Te lo mostraré en primer lugar en el terreno del asentimiento: ¿puede alguien impedirte asentir a la verdad? Nadie. ¿Puede alguien obligarte a admitir la mentira? Nadie. ¿Ves cómo en este terreno tienes un albedrío libre de impedimentos, incoercible y libre de trabas? ¡Venga! ¿Es de otra manera en el terreno del deseo y del impulso? ¿Y quién puede vencer tu impulso sino otro impulso? ¿Y quién tu deseo y rechazo más que otro deseo y rechazo?
—Pero si me amenazan de muerte —dice— eso me obliga.
—No es la amenaza, sino que te parece que es mejor hacer una de esas cosas que morir. De nuevo, por tanto, te obligó tu opinión; es decir, tu albedrío forzó a tu albedrío. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.17.20-26

Este pasaje a veces se aplica para explicar la Adivinación en términos Estoicos. Un concepto muy controvertido y que Epicteto trató de librarlo entre dos aguas; lo místico, espiritual y metafísico y en lo aplicable a la razón.

A mi personalmente me gusta su enfoque razonable. La adivinación en el estoicismo es una forma de anticipación aplicable por cualquiera, con dotes de prudencia. Literalmente, cuando salimos de viaje, y trazamos un plan de «qué visitar», «donde ir a comer» y «donde pasar la noche», estamos aplicando el principio de adivinación. Estamos previendo lo que va a pasar, ejerciendo hasta cierto grado nuestro libre albedrío, aunque no tengamos ningún control sobre ello, bajo un plan razonable, y conforme a la posibilidad de que suceda tal y como lo sugerimos sea bastante alta. Esto es la prudencia y ese poder de decisión es el albedrío o prohariesis que es para el estoicismo una expresión de la adivinación.

También se entrelaza con la prudencia. En efecto: Sin poder anticipar el resultado, ¿cómo obraríamos de manera prudente? ¿Por que podemos tomar la decisión de visitar 5 monumentos, en vez de 20 en un día de visita a una ciudad? Si alguien viene conmigo a un viaje, y se acerca a mi y me pregunta: ¿Cuantos monumentos vamos a visitar hoy? Y le digo: 5. ¿Estaría aplicando mis «poderes de adivinación»? Eso es lo que yo creo que más confunde a la gente cuando se refiere a la adivinación o al adivino (al menos en el estoicismo). Generalmente son actos de prudencia, que aunque en el pasado estaban movidos por una serie de misticismo, con sacrificios y entrañas de por medio, al final el adivinador era un maestro de la prudencia: Se aseguraba de decir lo existía grandes opciones de que pasara sin excederse en su opinión: Sabiendo los recursos bélicos que se disponían, y el tamaño del ejercito enemigo, se aventuraba a pronosticar a traves de los Dioses que la guerra se ganaría. Era una opinión prudente que en caso de fallo le pondría en tela de juicio

Esas opiniones prudentes podrían usarse como una especie de «listón» para obrar de acorde. De ahí para menos, todo es prudencia, de ahí para arriba, existe parte de audacia o quizá de mayor conocimiento acerca de la situación que el adivino en cuestión, para seguir siendo prudente. Un vidente es prudente cuando dice que encontraremos el amor, y será moreno/a. En España y LatinoAmerica, la mayor parte de la gente es morena, y la posibilidad de encontrar el amor está siempre ahí siempre y cuando se den unas condiciones favorables (y aun así). Es una propuesta excesivamente prudente que da de comer a muchas personas.

Por ello, los adivinos, son los expertos de la prudencia y es por ello que los estoicos les daban cierto reconocimiento. A veces uno mismo, cegado por la pasión, no es capaz de actuar con prudencia y es por ello que los adivinos, daban cierto apoyo en ese aspecto. Se combina el libre albedrío de ejecutar lo que uno desea conforme a su opinión (independientemente del resultado que es determinista), y haber tomado en consideración la opinión de una persona prudente para tomar esa decisión; como el resultado de una decisión adecuada. Pero más adelante veremos que Epicteto no los ves demasiado útiles, siempre y cuando hayamos empezado el camino del Prokopton. Porque deberíamos actuar de manera prudente nosotros mismos, y estar movidos por la pasión simbolizaría vivir mal, el verdadero mal moral estoico, el vicio o la falta de Virtud. En definitiva, todo esto forma parte de la lógica en cuanto a la actuación conforme a la Divina Providencia se refiere.

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