Meditaciones

Epicteto. Disertaciones con Arriano. Libro III. Pasajes XXII [CITA ESTOICA] [DIA 110]

Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro III – Pasaje XXII

Puedo decirte que el que se aplica a tal asunto sin la divinidad incurre en la cólera divina y no pretende nada más que faltar a la compostura en público. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.22.2

Hoy toca uno de estos pasajes que más ganas tenía de comentar desde hace bastante tiempo. Es el único pasaje que enlaza a la perfección el Cinismo y el Estoicismo, y quizá sea esa llave que resuelva todos las grandes dudas que dejé abiertas durante mis primeras incursiones en el Cinismo.

Como ya comenté cierto tiempo atrás existe una especie de relación de «amor» y «odio» entre el cinismo, la comunidad estoica y más concretamente algunos estoicos ortodoxos en particular. De hecho este fue el motivo por el cual dieron a Aristón de Quíos a un lado en su momento. Pero en cambio Epicteto mantiene una postura bastante curiosa, y para mi personalmente, increíblemente reveladora. En esta primera parte, el planteamiento de Epicteto es muy sencillo: Mientras que un Cínico viva de acorde a su naturaleza, puede hacer lo que quiera. El problema es que el cinismo está asociado generalmente a la parresia y a esa forma libertaria, de vivir de manera soez de cara al público, siempre revindicando algo. Hacer esto esta bien, pero la pregunta está realmente en si dicha reivindicación se encuentra conforme dentro del concepto de vivir de acorde a la naturaleza o no (al menos desde la perspectiva estoica). En cierto grado, al igual que hicieron los antiguos estoicos, de crear una variación del estoicismo ortodoxo e introduciendo una serie de componentes relativos a la Escuela Peripatética; Epicteto hizo lo propio con el cinismo: Una especie de eclecticismo entre el Estoicismo y el Cinismo, que me parece completamente extraordinario y veremos a continuación.

Primero, en lo relativo a ti, ya no has de seguir mostrándote igual en nada de lo que haces ahora, ni recriminando a la divinidad ni al hombre. Has de apartar de ti por completo el deseo, llevar el rechazo sólo a lo que depende del albedrío; que no haya en ti cólera ni resentimiento ni envidia ni compasión. Que no te parezca hermosa una muchachita ni una opinioncita ni un muchachito ni un pastelito. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.22.13

Para Epicteto, el primer paso para considerarse un cínico es vivir como un cínico al margen de lo que uno desee expresar en su afán libertario. Es curioso porque cuando habla Carlos García Gual del concepto de un modelo cínico más moderno, podría extrapolarse a una persona inconformista moderna que exprese sus ideales sin traba; tal y como sugiere en el prólogo:

«Estos son buenos tiempos para el cinismo, inmejorables para el sarcasmo como forma crítica». – Carlos Garcia Gual, La Secta del Perro, Prólogo.

Y de aquí sigue un argumento que gira entorno a la parresia principalmente. Pero para Epicteto el planteamiento ha de ser justamente lo contrario: Esa forma de expresión es indiferente y de relleno, porque donde de verdad el foco del cínico debe posicionarse prioritariamente en la otras dos propiedades de la Virtud cínica: La autarquía (autarkeia) y la adiaphoria. Y estas características solo son alcanzables a traves de la disciplina: De apartar por completo el deseo, en definitiva y más concretamente hablando, de la disciplina del deseo.

El cínico, en lugar de todas esas cosas , ha de rodearse del pudor. Si no, perderá la compostura desnudo y en plena claridad. Eso es su casa, eso es su puerta, eso es quien guarda su alcoba, eso es la oscuridad. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.22.15

La figura del cínico es una figura expuesta socialmente. Es una figura que debe ser máxime congruente con su línea de pensamiento, sino estará reflejando una idea equívoca principalmente por una razón: El cinismo se expone y se integra completamente con la sociedad y trata de provocar, desde dentro, un cambio exclusivamente a traves del ejemplo. Es digamos, el contra-ejemplo a la erudición o al sofismo, más destacable entre todas las filosofías. Y es quizá por ello por lo que Epicteto tiene un especial interés y demuestra simpatía hacia la filosofía cínica dentro de unos cabales.

En este caso el traductor menciona la palabra «pudor» que puede descolocar un poco: Creo que es una traducción desafortunada en el texto. Lo más correcto sería «respeto» (αἰδῶ, una forma del ya conocido, aidos). Pero aun así sigue chocando un poco con el planteamiento que propuse tiempo atrás, sobre la «desvergüenza» cínica. En cierto grado, creo que Epicteto lo que trata de decir, es que el cínico debe ser transparente en su acción con respecto a su mente; no tener intenciones ocultas, y demostrar que verdaderamente su ejercicio y su filosofía son un ejemplo de su pensamiento. Como ya decía, las formas para Epicteto; parresia (parrhēsia) , y desvergüenza, (anaideia) pueden estar bien pero no deben ser el núcleo del cínico cabal.

Por tanto, en primer lugar has de purificar tu regente y adoptar este planteamiento: «Ahora tengo por materia mi mente, como el carpintero la madera, como el curtidor las pieles; y por tarea, el recto uso de las representaciones. Pero el cuerpecito no me importa nada; sus partes no me importan nada. ¿La muerte? Que venga cuando quiera, ya la del todo, ya la de alguna parte. ¿El destierro? ¿Y adónde puede alguien desterrarme? Fuera del mundo no puede. Y vaya donde vaya, allí habrá sol, allí habrá luna, allí habrá estrellas, sueños, agüeros, trato con los dioses». – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.22.19-22

En este punto quiero empezar a desenvolver mi opinión personal, entre el cinismo y el estoicismo según la postura de Epicteto. Si recordamos para Epicteto el Prokopton (el progreso hacia la virtud), se descompone en tres disciplinas: La disciplina del asentimiento, la disciplina del deseo y la disciplina de la acción. Hoy en día esta estructura es tan completa que se ha adoptado como la forma más organizada de trabajar desde la práctica de la doctrina estoica. Para mi Epicteto puede considerarse el maestro de la práctica, al igual que Crisipo fuera el maestro de la parte más transcendental del estoicismo. Musonio Rufo también fue muy relevante en la práctica, pero dado que se conservan tan pocos escritos, Epicteto ha cobrado más relevancia en el día de hoy.

Para Epicteto, la disciplina del asentimiento está claro que es la disciplina más importante de todas. Pero la disciplina del deseo es la más difícil en términos de predisposición. Es decir: Es relativamente fácil ver a multitud de personas asintiendo de manera muy adecuada «en clase», o en «grupos de discusión», pero luego llegan a casa y se enfadan con sus parejas, con sus hijos, con sus trabajadores, se sienten molestos y se frustran, porque se les avería el coche en medio de la carretera, y en definitiva, un millón de comportamientos que a uno le hacen pensar: ¿Donde quedó esa maestría en la disciplina del asentimiento?. El motivo principal es que aunque uno sepa asentir bien, y pueda ejercitarlo cognitivamente en clase, la disciplina debe acompasarse con el buen ejercicio del deseo a través de la acción. Es por ello que cobran tanta importancia las otras dos disciplinas del Prokopton, junto a la del asentimiento.

Y en definitiva, es por esto, por lo que Epicteto pone tantísimo énfasis en la disciplina del deseo. Es consciente de lo increíblemente difícil que es de desarrollar. El estoicismo, siempre aceptó en cierto grado, a su manera, el concepto de Akrasia; que aunque el pensamiento y la acción puedan estar en concordancia, la falta de autocontrol puede llevar a una acción inadecuada. O dicho de otra manera: Que la posición desde el pensamiento/cognitiva, no es suficiente para provocar un cambio en el transcurso de las acciones de una persona.

Finalmente, si hablamos de la disciplina del acción, hablamos de la disciplina más compleja. La disciplina en donde se aplican la disciplina del asentimiento y del deseo acompasadamente. Aquí es donde se desenvuelven los roles de las personas de manera estoicamente adecuada. Pero para Epicteto, la filosofía Cínica (al igual que la estoica), puede ser considerado un rol en si. De hecho para Epicteto la filosofía cínica podría decirse que es como el rol que adoptan los «mensajeros de Dios». Y creo que los considera así por una sencilla razón: Son aquellos capaces de llevar y demostrar la disciplina más difícil de todas a la acción: La disciplina del Deseo

Desdichado, ¿cuál de tus cosas va mal? ¿La hacienda?  No, que eres rico en oro y bronce. ¿El cuerpo? No. ¿Qué va mal? Quizá aquello que tienes descuidado y estropeándose, con lo que deseamos, con lo que rechazamos, con lo que sentimos los impulsos y repulsiones. ¿Que en qué sentido está descuidado? Ignora la esencia del bien para la que nació y la del mal y qué es suyo y qué es ajeno. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.22.31-32

Esto forma parte del comentario que he introducido anteriormente. A partir de aquí empiezan a verse continuamente ejemplos de esto: Epicteto destacando repetidas veces la importancia que ha de dársele a la disciplina del deseo, y es por ello por lo que los cínicos generalmente resultaron tan representativos para el Estoicismo (ya al margen de de Crates fuera el maestro de Zenón de Citio, fundador de la filosofía estoica)

«¿ Y cómo es posible que uno viva serenamente sin tener nada, desnudo, sin casa, sin hogar, flaco y sucio, sin esclavos, sin patria?» Mira, la divinidad os ha enviado al que muestra con hechos que es posible. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.22.31-32

A partir de aquí, Epicteto va desglosando todas esas facetas del estoicismo, y comparándolas con esa filosofía cínica, que en definitiva es su fiel representación del rol de los «mensajeros de los dioses». Sobre el ascetismo: la obviedad de que en lo material no se encuentra la Virtud estoica. ¿Es necesario hacerlo para comprobarlo? Epicteto viene sugiriendo varias veces, lo interesante que podría resultar para cualquiera comprobar esto de primera mano. Y ejercerlo. Es por esto, que incluso el plantarse temporalmente la vida asceta, pueda formar parte de esa práctica de la Renuncia Voluntaria.

¿Cómo trato a esos a los que vosotros teméis y admiráis? ¿No los trato como a esclavos? ¿Quién, al verme, no cree ver a su propio rey y señor? Eso son las palabras cínicas , su carácter, su propósito. Pero no, sino una alforjita, un palo y grandes mandíbulas: tragar todo lo que le des o atesorarlo o insultar sin venir a cuento a los que se encuentra o enseñar un hermoso hombro. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.22.49-50

Las formas del cinismo son completamente irrelevantes, curiosamente temas que se tratan constantemente en el mundo del Estoicismo moderno: El minimalismo (la alforja y el palo), la parresia (las grandes mandíbulas)… Todo son aspectos secundarios, que aunque puedan simbolizar partes del proceso, no son parte completa de la Virtud en si: Ni de la cínica ni mucho menos de la estoica

¿No es preciso que esté el cínico libre de distracciones, todo él al servicio de la divinidad, capaz de frecuentar el trato de los hombres, no atado a deberes particulares ni implicado en relaciones que, al transgredirlas, ya no pueda preservar su papel de bueno y honrado y, por el contrario, manteniéndolas, eche a perder al mensajero y espía y heraldo de los dioses? Mira que tiene que cumplir en ciertas cosas con el suegro, corresponder con los otros parientes de su [71] mujer, con su propia mujer; por lo demás, se ve impedido por el cuidado de los enfermos, por la búsqueda de recursos. Dejemos lo demás de lado: necesita una marmita en donde calentar agua para el niño, para bañarlo en un barreño; hilas de lana para la mujer recién parida, aceite, cama, vaso (ya van siendo más los cacharros). – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.22.69-71

Al contrario de los Epicúreos que se retiran de la sociedad, viven en ascetismo y predican con una vida relativamente hedonista, de culto a si mismos, los Cínicos se desarrollan dentro de la sociedad, dan la sensación de vivir de una manera revoltosa y hostil, predicando con sus principios anárquicos y liberales. Los cínicos buscan esa libertad desde dentro, considerando la naturaleza intrínseca y social del ser humano, no alejándose como bestias solitarias.

Pero como Epicteto ve a los cínicos como un rol más que como una filosofía, considera que hay ciertas cosas que están reservados a ellos que no lo estan para el resto de la sociedad. Al cumplir ese rol, en el que el ascetismo es importante para liberarse de los bienes comunes, y en el que la plena dedicación a su virtud, es fundamental dejando al margen todo tipo de responsabilidades secundarias, las responsabilidades que surgen de otros roles (como ser un buen ciudadano, un buen padre o marido, etc…) y las necesidades materiales que tambien surgen (tener que proveer de buenos cuidados a la familia, de ciertos utiles para poder críar convenientemente a un hijo etc), contrarían con la idea de reducir las necesidades al mínimo según el planteamiento asceta que profesan

Quiero repetir y recordar que Epicteto percibe esto como un rol. Es decir, que dentro de la disciplina de la acción, el hecho de vivir, como un cínico, es equivalente a vivir como un guarda de seguridad, o vivir como un carnicero o un carpintero. Es otro rol más dentro de la sociedad. Y como todos los roles tienen una serie de «características»; al igual que el guarda de seguridad tiene que trasnochar regularmente para proteger un recinto; cosa que no es propia de otros roles, el cínico ha de librarse de los bienes materiales.

Al verlo desde esta perspectiva, cambia mucho la percepción que tenía yo personalmente entre lo que Epicteto sugería sobre el cinismo, y el verdadero sentido completo del cinismo como filosofía independiente. Ahora veo mucho más claro esto, y entiendo que quizá personalmente mi rol no tenga por que ser de cínico en esta vida aunque pueda plantearme seguir trabajando a través del Prokopton con otro rol. Para Epicteto como ya decía, este rol esta reservado a unos pocos; unos pocos que como «mensajeros de Dios», tratan de mostrar al mundo que si se puede ser feliz de esa manera. Es cuanto menos respetable y quizá incluso sea una especie de forma de admiración y motivación de ver unas figuras reflejando algo que nos genera grandes dudas.

—Sí, pero Crates se casó . —Me hablas de una situación nacida del amor, y pones una mujer que era otro Crates. Pero nosotros buscamos en los matrimonios comunes y convencionales y buscando en ellos no hallamos en esta situación revuelta que sea asunto de interés para el cínico. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.22.76

«Dios los cría y ellos se juntan«. Aunque Crates se casara y tuviera hijos, es un caso excepcional en los cínicos . La vida de Crates se desenvolvió como cínico entre cínicos siguiendo todos las mismas reglas. Para el resto de los «mortales» que nos emparejamos entre estoicos y hedonistas, estoicos y peripatéticos, las reglas cambian significativamente. No podemos desenvolvernos en una pareja con el rol de estoico (o de cínico como hizo Crates en la suya), sino que debemos desenvolvernos en un rol mucho mas especifico de «pareja» sencillamente. Es un rol completamente diferente al del filósofo y esta adaptación debe estar acorde a la naturaleza, respetando siempre, dentro de la misma, las otras dos disciplinas que acontecen: La del asentimiento y del deseo, para poder dar lugar repetidas veces a esa acción adecuada estoica o katorthoma.

¿Nunca nos daremos cuenta de la grandeza ni nos representaremos en su justo valor el carácter de Diógenes, sino que nos fijaremos en los de ahora, en esos gorrones guardapuertas que no imitan a aquéllos en nada, sino, en todo caso, en tirarse pedos y nada más? Que en tal caso no nos conmovería ni nos maravillaríamos de que no se casara o no tuviera hijos. Hombre, él ha engendrado a todos los seres humanos, tiene por hijos a los hombres; por hijas a las mujeres. Así se acerca a todos, así se ocupa de todos. ¿O a ti te parece que insulta a los que se encuentra por entrometimiento? Lo hace como padre, como hermano y como servidor del padre común, Zeus. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.22.80-82

Aquí explica justamente lo que he venido diciendo hasta este momento: el valor que tienen los cínicos como un rol especifico, como «mensajeros de Dios», y las consecuencias que tiene asumir un rol de estas características: No poder casarse, practicar un ascetismo, acercarse a todos, y ocuparse de todos: «Insultar» a lo que encuentra para dar una lección: Como servidores de Dios.

Pero si mientras escondes un pastel bajo el sobaco reprendes a otros, te diré: ¿No preferirías marcharte a un rincón a comerte lo que has robado? ¿A ti qué te importa lo ajeno?. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.22.98

Justamente lo que comentaba justo al principio: La importancia de la transparencia entre pensamientos y acciones. Un cínico de tres al cuarto, es aquel que no predica con su filosofía en la práctica. Aquel que critica a los ladrones y es un ladrón. O peor aún, aquel que simplemente critica a cualquiera y es un ladrón. Aquel que simplemente no se adecua al hecho de vivir de acorde a la naturaleza y aun así tiene la osadía de criticar a los demás por no adecuarse tampoco. Por eso la palabra cinismo se ha desvirtuado tanto. Según la Real Academia Española dice así ante la palabra cinismo:

Dicho de una persona: Que actúa con falsedad o desvergüenza descaradas

Y es evidente, que esto tiene poco o nada que ver con la filosofía cínica que aquí venimos observando.

Y paciencia, tanta ha de tener el cínico que al vulgo le parezca desvergonzado y de piedra; nadie le insulta, nadie le da golpes, nadie le ofende; él mismo permite que su cuerpecillo lo trate quienquiera como quiera, porque tiene presente que por fuerza lo inferior ha de ser vencido por lo superior en lo que sea inferior —y el cuerpecito es inferior al vulgo— y lo más débil por lo más fuerte.. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.22.100-101

Lo que más ha de poseer el rol de cínico es paciencia definitivamente: paciencia para soportar que lo material es completamente irrelevante, y que lo único destacable es la Razón. Paciencia para soportar injurias, afrentas, insultos, insolencias, y todo tipo de ataques contra su persona. Lo inferior ha de ser vencido por lo superior. Lo inferior, lo relativo al cuerpo, al deseo, a lo material ha de ser vencido por la paciencia, o en definitiva, por la Razón

Este es el sentido de ser cínico. En conclusión, ahora entiendo quizá porque Aristón de Quíos también le dio tanta relevancia a la figura cínica dentro del estoicismo, e hiciera en su momento un esfuerzo para reencaminar el estoicismo dentro de los preceptos del cinismo, y no de otras escuelas como la Aristotélica, mucho más erudita y elitista o la Platónica, mucho más cognitivista y reflexiva. Para cierta rama de los Estoicos, la práctica, es el pilar más fundamental y clave para el desarrollo de la filosofía con vistas a alcanzar la paz mental, la serenidad, la Eudaimonia. Y dentro de la práctica hay una disciplina que destaca y resalta por encima de las demás; no por ser más compleja, ni por ser más importante como ya decía antes.

Simplemente porque es más difícil: La Disciplina del Deseo, el gimnasio de los dioses.

Vitali

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