Epicteto. Disertaciones con Arriano. Libro I. Pasajes XVIII-XX [CITA ESTOICA] [DIA 77]
Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro I – Pasaje XVIII
Si es cierto lo que dicen los filósofos, que para todos los hombres hay una sola norma, como es sentir que es así en el asentimiento y sentir que no es así en la negación y, ¡por Zeus!, sentir que es incierto en la suspensión del juicio, e igualmente en el impulso hacia algo sentir que me conviene; y que es imposible juzgar conveniente una cosa y desear otra y juzgar debida una cosa y sentir impulso hacia otra, entonces, ¿por qué nos enfurecemos con el vulgo?. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.18.1-2
Aquí justamente Epicteto replica en contra de Platón y Socrates (Racionalismo Socrático) y a favor de la Akrasia (el concepto de que la gente obra mal o bien aun a sabiendas de que esta mal). Y esto lo hace principalmente en relación al título de este pasaje; En referencia al hecho de que nos enfademos con las personas que se equivocan aun sabiendo que esta fuera de nuestro control.
Pero, ¿tú quién eres, hombre, para decir esas palabras que acostumbra a decir el vulgo? «¡ A esos malditos asquerosos…!» ¡Bien! ¿Acaso entonces te has hecho tú sabio de repente, que ahora te enfadas con los demás?. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.18.10
Es muy clásico en Epicteto, desdeñar a aquellos que reprochan a otros a su vez. El motivo principal es el siguiente: Recordando los principios del Sabio Estoico, en el estoicismo, la Virtuosidad es dual, o se tiene o no se tiene. Y nadie la tiene excepto el sabio. La metáfora que mejor se asemeja a esto es la de estar a 100 metros bajo el agua, o a 5 centímetros: En ambos casos uno se muere igual por ahogamiento. Lo mismo ocurre con la Virtud. Uno no debe destacar los aspectos no virtuosos de otra persona porque uno no dispone tampoco de la Virtud. Y todos sabemos que no ver la paja en ojo propio y si en ojo ajeno, es verdaderamente difícil. El motivo principalmente creo que se da, debido al hecho que queremos encontrar referencias en el exterior, y lo único que generalmente vemos, es esa falta de Virtud. Entiendo que esto ocurre por un sesgo cognitivo: Al no ser Virtuosos nosotros mismos (o contrariamente al ser viciosos), más fácilmente vamos a ver el vicio en los demás.
Ese mismo sesgo cognitivo, es el que se da con las personas que acaban de comprarse un coche de un modelo en concreto, de pronto parece que ese coche está por todas partes, o las mujeres embarazadas, parece que solo ven mujeres embarazadas por todas partes. Ante semejante sesgo cognitivo Epicteto sugiere ser prudente. Uno solo debe opinar sobre si mismo, o sobre lo que uno tiene el control (que en esencia sigue siendo uno mismo)
Fíjate: tienes hermosos vestidos, tu vecino no los tiene. Tienes una ventana, quieres orearlos. Aquél no sabe qué es lo bueno para el hombre, pero se cree que es el tener hermosos vestidos, igual que te lo crees tú. ¿No vendrá, entonces, y se los llevará? Si estás mostrando un pastel a unos golosos y te lo estás comiendo solo, ¿pretendes que no te lo arrebaten? No los provoques, no tengas ventana, no orees tus vestidos. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.18.13-14
¿Como es posible asignar que algo es malo ante un indiferente si es justamente, indiferente? Esta es la parte de la Moral Estoica que más fuertemente choca con los valores tradicionales. ¿Es malo que te roben un pastel, si eres el único que estas comiéndolo frente al resto de glotones? Algunos dirían: «Pero yo me lo he ganado con mi esfuerzo y dedicación«. Es un esfuerzo orientado a indiferentes, y para los estoicos, es un esfuerzo irrelevante, no es un buen esfuerzo, de hecho, ni bueno ni malo por ende, para un estoico, ese esfuerzo no es valioso en si, al igual que lo «comprado» a través de ese esfuerzo también es irrelevante. En definitiva la justicia positiva en el estoicismo no existe. Como comentaba hace poco, hay que entender que entre los estoicos, la vida que uno vive, es completamente irrelevante al margen de la Virtud.
Uno debe acatar unas normas, desde la misma razón y la prudencia, pero el resultado una vez acatadas es totalmente irrelevante. Esto no quiere decir que un estoico deba ir robando pasteles por la vida, sin razón alguna. Porque ahí esta la correcta prudencia de entender que hacerlo traería consecuencias de acorde a unas normas. Y esto en gran medida impediría poder seguir ejecutando nuestra razón de ser. No tanto por la necesidad de ejecutarla, sino por la falta de motivo por anteponer una cosa a la otra (he ahí donde entra lo preferido y rechazado, uno prefiere, no estar en la carcel, y por ello, sabiendo las normas no roba el pastel, pero esto no quita, que si por cualquier otro motivo acorde a nuestra razón, pero ajeno a nosotros, fuéramos a la cárcel, esto fuera en si, algo moralmente malo).
Por citar otro ejemplo: Uno puede comprar preferiblemente un traje muy caro y otra serie de complementos, que razonablemente se sepa, que permite aparentar bien ante las «altas esferas sociales» por su elegancia y buen porte. Pero si nos roban el traje, ya de por si, el hecho de acceder a ese entorno, era irrelevante, tan irrelevante como el traje, y por ende el resultado sigue siendo el mismo con y sin traje. Si podría haber sido preferido acceder a ello, sean los motivos que fueren, pero recordemos: Lo preferido es moralmente indiferente (o al menos ha de serlo, estoicamente hablando). Por ello, el hecho de haber robado el traje no podemos juzgarlo como una mala acción. No es malo el ladrón, es probable que fuera simplemente ignorante. Porque de hecho, lo mismo esa acción es más razonable que la aplicación que íbamos a dar nosotros, dado que en el fondo, quizá hubiera sido simplemente un reflejo de vanidad y quizá incluso sin motivo de razón, lo supiéramos profundamente (como la interpretación de la presunción que hablaré más adelante a traves de los pasajes de Epicteto).
Por tanto, ¿quién es el invencible? Aquel a quien no saca de sus casillas nada ajeno al albedrío. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.18.21
Conclusión: Todo es relativo. Siempre y cuando sea ajeno a nuestro albedrío (nuestro poder de decisión). ¿Quién podría ser considerado invencible? Aquel que fuera capaz de no juzgar lo externo. ¿Es difícil? Bajo mi punto de vista, es lo más difícil del mundo. Esto es como pedirle peras al olmo. Yo aún sigo viendo todo esto muy distante, pero definitivamente existe una gran sabiduría en esta linea de pensamiento que merezca la pena cosechar con el tiempo.
Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro I – Pasaje XIX
Si a alguien se le presenta una posición de preeminencia o le parece que se le presenta aun sin presentársele , es de toda necesidad que, en el caso de que sea una persona sin formación, se vuelva engreído por ello. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.19.1
Hay dicho muy popular que dice: «Si quieres saber como es fulanillo, dale un carguillo«. Epicteto, viene a indicar, que sin formación (formación Ética), lo más normal que esta persona vaya a peor en términos de Vicio o menor asentimiento correcto. Porque el abuso del indiferente, suele provocar un efecto adverso en la persona que no ha trabajado nunca, el ejercicio de la templanza, o más bien, la disciplina del deseo (incremento del apego principalmente)
Pero le turban sus opiniones. Cuando el tirano le dice a alguien: «Te encadenaré la pierna», el que estima su pierna dice: «¡ No, ten compasión!», pero el que estima su propio albedrío dice: «Si te parece más provechoso, encadéname». – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.19-8
Esto ya lo comentaba días atrás: La libertad (o el albedrío), está exclusivamente en el interior de uno. La pierna (que pone mucho de ejemplo Epicteto) es simplemente un indiferente. Uno que aprecie demasiado su pierna, podrá ser esclavizado fácilmente, pero uno al que le resulte valiosa, pero al mismo tiempo, indiferente, nunca podrá ser encarcelado. Uno puede llegar a alcanzar este estado a través de la práctica (principalmente trabajando las disciplinas del deseo y el asentimiento muy intensamente), pero igual, es un trabajo muy duro y que al principio apenas dará fruto alguno
Y entonces, ¿qué? Cuando se insinúan opiniones extrañas sobre lo que no depende del albedrío, como si pudieran ser cosas buenas o malas, es de toda necesidad cuidar a los tiranos. ¡Y ojalá fuese sólo a los tiranos , y no a sus servidores ! Pero, ¿cómo se va a hacer un hombre sensato de golpe al hacerle el César encargado de su retrete. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.19.16-17
En este apartado, Epicteto cuenta brevemente la historia de un esclavo que fue despreciado por su amo por limpiar mal; al tiempo, ese esclavo acabó en las manos del César, aumentando automáticamente su valor como esclavo. El amo que despreció a dicho esclavo apreció ese valor y fue a reclamarlo. Aquí Epicteto trata de reflejar la relatividad del valor. ¿Como es posible que una misma persona con unas mismas cualidades, por la pura Fortuna valga mas o menos de la noche a la mañana y no por su demostración de valía?
Esto es totalmente aplicable a la realidad: Una persona puede ser un excelente trabajador habiendo trabajado en empresas mediocres, y ser mucho más infravalorado que una persona mediocre habiendo trabajado fortuitamente en empresas excelentes. El pan de cada día vaya. Esto es una forma que tiene Epicteto, para hacernos dudar del valor de las cosas externas a nosotros. En ambos, casos, el del trabajador en empresas excelentes o en empresas mediocres, poseen el mismo valor para nosotros: Ninguno.
Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro I – Pasaje XX
Por tanto, ¿para qué fue admitida la razón por la naturaleza? Para usar como es debido las representaciones. ¿Y qué es la propia razón? Un sistema de determinadas representaciones. Así, por naturaleza es contemplativa de sí misma. La sensatez, por su parte, ¿sobre qué viene a teorizar? Sobre lo bueno y lo malo y lo indiferente. ¿Y qué es ella misma? Un bien . ¿Y qué es la insensatez? Un mal. ¿Ves entonces que necesariamente especula sobre sí misma y sobre su contraria?. Por esto la mayor y primera tarea del filósofo es poner a prueba las representaciones y juzgarlas y no aceptar ninguna sin haberla puesto a prueba. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.20.6
Si consideraramos el arte de la «razón» esta obviamente, sería capaz de especular en si misma y decidir que es lo malo y que es lo bueno al igual que ocurre en otras «artes» Un arquitecto sabe cuando algo esta bien o mal hecho a nivel espectulativo. Lo malo son las incorrectas representaciones. Uno ha de juzgar las representaciones, y luego no admitirlas, para entender como opera la Virtud, o el correcto asentimiento. Esto en gran medida forma parte de la práctica de la examinación de impresiones. Es por ello que a través de la disciplina de la acción es donde encontramos mayor cantidad de oportunidades para practicar la Virtud. En conclusión: Para entender que es la Virtud, y que no, hay que ver lo bueno, lo malo y lo indiferente
Así que cuando quieras saber en qué abandono estás respecto a los bienes y los males y en qué afán respecto a lo indiferente, entérate de cuál es tu postura ante el quedarte ciego y cuál ante el estar engañado y te darás cuenta de que estás lejos de sentir como se debe respecto a los bienes y los males. —Pero hace falta mucha preparación y mucho esfuerzo y estudios. ¿Y qué? ¿Esperas que se pueda obtener con poco el arte más importante? Y, sin embargo, la doctrina más importante de los filósofos es bien breve. Si quieres conocerla , lee las obras de Zenón y verás. ¿Qué tiene de largo el decir: «El fin es seguir a los dioses, la esencia del bien es el uso como es debido de las representaciones»? Pregunta: «Y entonces, ¿qué es la divinidad y qué es una representación? ¿Y qué es la naturaleza de la parte y qué es la naturaleza del conjunto?» Eso sí que es largo. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro I.20.6
Para un momento y dite: ¿Qué pasaría si mañana me levantara y estuviera ciego? ¿Sería algo malo o algo bueno? Evidentemente, dudo que alguien que lea estas lineas, crea firmemente que es indiferente este hecho la respuesta es más que obvia. Y ahí es donde Epicteto replica: «¿Esperas que con poco se pueda alcanzar la maestría en el más importante arte?«.
Estamos hablando que cuando sinceramente, una persona reconoce que lo que está valorado por la mayoría como malo, es para nosotros totalmente indiferente, habremos alcanzado un alto grado de Virtud. Epicteto siempre se refiere y piensa en las situaciones más extremas para poder visualizar este apartado. Es por ello que en el Estoicismo se aprecia la parte divina o física bastante, esa perspectiva cósmica que hace referencia en los últimos renglones; porque en ella se aprecia un aspecto fundamental: ¿No debemos acaso entender que las cosas son así porque la divinidad estoica/panteística así lo dispuso? Es una clase de aceptación transcendental la cual forma parte de uno de los motores más fundamentales para alcanzar un grado de desapego significativo.
En un futuro me gustaría hablar de ello, y de un tema que he dejado pospuesto prácticamente desde el inicio: El concepto del Crecimiento Post-Traumático. Es un concepto que leí hace varios años, pero siempre me faltaba una pieza para poder llegar a aplicar sus principios en mi día a día. Y creo que en gran medida algunos preceptos del estoicismo que he ido viendo a lo largo de estas semanas, me sirven para rellenar el hueco que esa pieza había dejado.