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Estoicismo – Meditaciones Estoicas 20 siglos después.

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Epicteto. Disertaciones con Arriano. Libro III. Pasajes VIII-IX [CITA ESTOICA] [DIA 103]

Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro III – Pasaje VIII

Igual que nos ejercitamos en las cuestiones sofísticas, así también deberíamos ejercitarnos todos los días en las representaciones. También ellas nos plantean cuestiones. «Murió el hijo de Fulano». Responde : «Ajeno al albedrío: no es un mal». «A Fulano le ha desheredado su padre». ¿Qué te parece? «Ajeno al albedrío: no es un mal». «El César le ha condenado». «Ajeno al albedrío: no es un mal». «Por esto se entristeció». «Depende del albedrío: es un mal». «Lo sobrellevó noblemente». «Depende del albedrío: es un bien». Y si nos acostumbramos a ello, progresaremos. Pues nunca asentiremos sino a aquello de lo que nace una representación comprensiva. «Se ha muerto su hijo». ¿Qué ha pasado? Que ha muerto su hijo. ¿Nada más? Nada. «Se ha hundido la nave». ¿Qué ha pasado? Que se ha hundido la nave. «Le han metido en la cárcel». ¿Qué ha pasado? Que le han metido en la cárcel . Lo de «le van mal las cosas», cada uno lo añade de su cosecha. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.8.1-5

El título de este pasaje es justamente: «Como ejercitarse en las representaciones», es decir, que estamos hablando de un pasaje que habla literalmente de como desarrollar la práctica estoica de las examinación de impresiones. Sin ir muy lejos, aquí Epicteto no puede ser más explicito: Explica como se ejercita esta práctica de manera detallista y con grandes ejemplos:

– A Fulano le ha desheredado su padre. ¿Qué te parece?
– Ajeno al albedrío: no es un mal.

– Por esto se entristeció.
– Depende del albedrío: es un mal.

Si quieres saber cómo tratan los romanos a los filósofos, escucha. Itálico, el que de ellos más parece ser un filósofo, estando yo presente, enfadado con sus amigos como si le pasara algo insufrible decía: «No puedo soportarlo, me estáis matando, haréis que me vuelva como ése». Y me señaló. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.8.7

No es un pasaje demasiado largo, creo que todo el concepto queda perfectamente reflejado en la primera parte. Pero para terminar me ha gustado este pequeño fragmento porque le da un toque humorístico a como la gente entiende este tipo de prácticas: Pensar con una Moral Vacía en cualquier sociedad y en cualquier tiempo (sea en la época Romana o actualmente), es cosa de locos. ¿Como no vamos a formarnos una opinión de toda y cada una de las cosas que vemos? Locura. No para el estoicismo.

Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro III – Pasaje IX

Le visitó uno que iba a Roma por un pleito sobre unos honores suyos; se informó de la causa por la que iba, y el otro le preguntó qué opinión tenía sobre el asunto. —Si me preguntas qué conseguirás en Roma —dijo—, si saldrás con bien o perdiendo, no conozco normas respecto a eso; si me preguntas cómo lo harás, he de decirte esto: que si tienes opiniones correctas, bien; si viles, mal. Pues la opinión es en todo la causa del obrar. ¿Qué es lo que te hizo desear ser elegido Patrono de los de Cnosos? La opinión. ¿Qué es lo que ahora te hace ir a Roma? La opinión. Y en invierno, y con peligros y gastos. —Es que es imprescindible. —¿ Quién te dice eso? La opinión. Por tanto, si las opiniones son causa de todas las cosas y alguien tiene opiniones viles, el resultado será como sea la causa. ¿Acaso tenemos todos opiniones razonables? ¿Incluso tú y tu oponente? ¿Y por qué tenéis diferencias? ¿Que tú más que él? ¿Por qué? Que te lo parece a ti. Y a él y a los locos. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.9.1-5

Este pasaje he decidido ponerlo como un punto de referencia en el grupo de Facebook al que hace referencia esta página. El motivo: Refleja de una de las cuestiones más destacables que se dan en todos los grupos de discusión por igual: Ir al filósofo estoico (en este caso la comunidad al completo como esa entidad equivalente) a preguntar dudas referentes sobre como vivir la vida o sobre como ha de percibirse.

El Estoicismo no provee de este tipo de respuestas marcadas con una opinión. El estoicismo solo provee una forma clara y concisa sobre como ver la vida y sus eventos: El correcto asentimiento y lo relativo al mismo. Por tanto, si las respuestas se alcanzan a traves de una opinión, ¿no deberíamos escuchar las opiniones de todos, a las que todos refieren como razonables? «Estoy en contra del aborto porque es el asesinato de una vida humana», «Pues yo estoy a favor porque le resta libertad a la mujer», «Estoy a favor de la tauromaquia porque es una tradición y una actividad económica que aporta bienestar a la sociedad», «Pues yo estoy en contra, porque es maltrato al animal»,… Siempre hay una opinión favorable donde haya otra opinión desfavorable. La verdadera cuestión es: ¿Por qué debería existir una opinión razonable acerca de un indiferente? Esto se explica mejor, cuando uno entiende y acepta conceptos como la Simpatía Cósmica.

En este sentido los estoicos, parecían dados a tratar su voluntad desde su posición (sin necesidad de opinión), intentando otorgar un nivel de visión plausible, pero sin la necesidad de provocar ese cambio. Epicteto podría haberle aconsejado como político o cualquier otro rol, pero no como estoico específicamente. Porque en este caso, la persona que le hacía la consulta buscaba una respuesta como estoico. Y los estoicos, repito, no proveen respuestas ante las preguntas marcadas de opinión o presunción

Y cuando ya eras un joven y participabas en la política y en juicios y tenías cierta fama, ¿quién te parecía igual a ti? ¿Cómo ibas a soportar que otro te examinara porque tienes pareceres viciados? Entonces, ¿qué quieres que te diga? —Ayúdame en este asunto. —No conozco normas para eso. Y tú, si has venido a mí por eso, tampoco has venido a mí como filósofo, sino como al verdulero o al zapatero. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.9.9-10

Aquí responde exactamente lo que venía comentando en el anterior párrafo: Si has ido a ver a Epicteto como el que va a un verdulero, si le podría proveer de la opinión que solicita, pero habiendo ido a preguntar a un filósofo, no existen normas especificas ante un asunto de estas características.

– Para qué tienen preceptos los filósofos?
—Para esto: para tener y mantener nuestro regente conforme a naturaleza suceda lo que suceda. ¿Te parece esto poca cosa?
—No, sino la más importante.
—Entonces, ¿qué? ¿Es cosa de poco tiempo y es posible conseguirla de paso? Si puedes, tómalo. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.9.11

Esta es la cuestión; a veces da la impresión, especialmente por parte de la comunidad, que un filósofo debe estar en posesión de la verdad y a él se le deben preguntar los «consejitos». Pero el filósofo no da consejos, solo aporta una visión de como vivir la vida para alcanzar, al menos en el caso el Estoicismo, la Eudaimonia

Examinémonos mutuamente; si tengo alguna opinión vil, destrúyela; si la tienes tú, ponla en medio. Eso es tratar con un filósofo. Pues no, sino «Pilla de paso y, hasta que alquilemos una nave, podemos también ver a Epicteto. Veamos qué dice». Y luego, al salir: «Epicteto no es nada: comete solecismos y barbarismos ». ¿Y de qué más venís como jueces? «Pero si estoy en ésas —dice uno— no tendré campos, como tú; no tendré vajilla de plata, como tú; ni buenos ganados, como tú». A eso quizá baste responderle aquello de «Pero tampoco tengo necesidad de ello, mientras que tú, aunque poseas muchas cosas, tienes necesidad de otras. Quieras o no quieras, eres más pobre que yo». —Pues, ¿de qué tengo necesidad? —De lo que no hay en ti: de equilibrio, de pensamiento conforme a naturaleza, de imperturbabilidad. Patrono o no Patrono, ¿a mí qué me importa? Te importa a ti. Soy más rico que tú. No me angustio por qué pensará de mí el César . No adulo a nadie por ello. Eso tengo en vez de vajillas de plata o de oro. Tú, de oro la vajilla; pero de barro el raciocinio, las opiniones, los asentimientos, los impulsos, los deseos.- Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.9.13-18

Esto es un buen trabajo: La examinación mutua: Si uno posee una opinión o una presunción basada en un juicio de valor, ha de destruirla. A veces no nos damos cuenta, y pueden sorprendernos en esta acción. Un tercero que si se percate puede señalarlo para así poder tomar partido sobre ello. Esto es la verdadera acción práctica del filósofo estoico. Realmente esto es lo único que merece la pena. A uno le pueden enseñar en una escuela de negocios como convertirse en un exitoso empresario y ganar mucho dinero; pero a falta de otras muchas cosas. De toda aquella práctica necesaria para poder vivir la vida armónicamente. Epicteto se jacta de que, pese a no tener dinero, no le falta nada en cambio.

Los indiferentes si pueden ser cosas que falten o sobren, mientras que de la Virtud, nunca podremos decir que disponemos de un sobrante. Me gusta la última frase que dice: Tu podrás tener de oro la vajilla, pero tienes de barro el raciocinio.

Vosotros, cuando no os entretenéis con nada, os inquietáis, vais al teatro o de un lado a otro.- Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.9.20

Brevemente, aquí Epicteto recuerda, que nosotros, tendemos a tener que ocuparnos en cualquier asunto, banalmente. En vez de aprovechar el tiempo en ejercitar la Razón.

– Deseo ver la televisión
– ¿Para qué? ¿No sería más provechoso ejercitar la Razón?
– Es que ver la TV me relaja
– ¿Y para que quieres relajarte?
– Porque tengo mucho estres y necesito estar mejor para estar más feliz
– ¿Y no sería más conveniente ejercitar la Razón para ser más feliz?

Esta es la cuestión que aquí atañe: Los estoicos dan prioridad al ejercicio de la razón sobre el resto de las cosas. Y esto evidentemente sea quizá una de las cosas más duras que cualquier persona podría llegar a asumir en su vida. Todo el mundo desea muchas cosas (preferidos indiferentes) porque a través del deseo de esas cosas, nos han enseñado que se alcanza esa felicidad. Esto no se da en el Estoicismo así.

Tu ansia es insaciable; la mía está saciada. Eso les pasa a los niños que meten la mano en un cacharro de cuello estrecho para sacar higos con nueces: si se llenan la mano, no pueden sacarla y luego lloran. Suelta un poco y la sacarás. Y tú igual: suelta el deseo; no desees mucho y lo obtendrá.- Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro III.9.22

Una buena metáfora. Los estoicos no se precian de ascetismo, ni de minimalismo, pero en cambio queda muy clara la visión de Epicteto en cuanto a los indiferentes se refiere: No ansiarlos en demasía porque generalmente suelen llevar «efectos secundarios». Los efectos que mediante este paralelismo Epicteto quiere expresar.

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