Epicteto. Disertaciones con Arriano. Libro II. Pasajes XIV-XV [CITA ESTOICA] [DIA 88]
Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro II – Pasaje XIV
—Todo arte, cuando se enseña, es trabajoso para el profano y desconocedor de ella. Y los productos de las artes muestran en seguida el uso para el que nacieron y la mayor parte de ellos tienen algo de atractivo y gracioso. En efecto, es aburrido presenciar y seguir cómo aprende un zapatero y, sin embargo, el calzado es útil y, por lo demás, no desagradable de ver. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro II.14.3-4
Epicteto empieza el pasaje informando acerca de su forma de enseñanza. Va dirigido a una persona específicamente, llamada Nasón que se entiende por el contexto, pone sus reservas ante el medio por el cual hay que pasar (seguramente el sufrimiento ante la renuncia) para llegar a la Eudaimonia (al contrario que en otras filosofías como el Epicureanismo, que proponían un método de alcanzar la Eudaimonia, alejada del dolor).
Aquí compara poniendo un paralelismo, con el tiempo que se tarda en alcanzar la profesionalidad en ciertas labores, y lo laborioso, dificultoso, poco agradable que a veces desde fuera parece llegar hasta ahí.
Y aquí imaginamos que la tarea del filósofo es algo de este tipo, que debe armonizar su propia voluntad con los sucesos, de modo que ni suceda en contra de nuestra voluntad algo de lo que sucede ni deje de suceder algo de lo que no sucede cuando nosotros queremos que sí. Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro II.14.7
Un poco en línea con la dicotomía del control, Epicteto comenta, que en la filosofía estoica, pasa algo parecido que con otras artes: A través de la práctica insistente (la voluntad) uno va armonizándose con los sucesos y así los mismos no incidirán en nuestro estado, con el tiempo.
Dicen los filósofos que hay que aprender lo primero que la divinidad existe y que tiene providencia de todo y que no es posible pasarle desapercibido no sólo al obrar , sino tampoco al pensar o sentir; y, luego, qué características tiene. Pues es necesario que el que quiera agradarle y obedecerla intente, en la medida de lo posible, asemejarse a ella tal cual la halle. Si la divinidad es leal, también él ha de ser leal ; si libre, también él libre; si bienhechora, también él bienhechor; si magnánima, también él magnánimo; en resumen, hacer y decir todo lo demás como partidario de la divinidad. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro II.14.11-13
Esta parte me ha llamado especialmente la atención. Últimamente veo mucha discusión acerca de esta temática en los grupos de discusión, entorno al concepto de la divinidad. Es curioso porque a mi personalmente nunca me resultó complejo aceptar una posición hipotética acerca de cuestiones ontológicas o metafísicas, dado que realmente bajo mi perspectiva personal, solo sirven para desarrollar un argumento en base a ello. Aquí Epicteto «opina» de mi misma manera: Lo primero que sugiere es aprender como funciona todo el sistema físico para luego entender como inter-opera el resto de los componentes de la filosofía. Es por eso que el proceso que plantean en lección es primero la Lógica (Dialéctica principalmente), luego la Física y por último la Ética. Hoy se conoce el Estoicismo directamente a través de la Ética y se obvian por completo el resto de las partes. ¿Por qué Epicteto no profirió directamente la Ética como primer paso? En este tipo de pasajes lo ejemplifica, aunque ya hemos visto algunos indicios y más adelante tengo seguro que habrán muchos mas.
Pero por otro lado, luego me sorprende, como nunca leí a nadie que se encuentrase en la tesitura, de lo que una Moral Vacía como es la estoica, simboliza en una cultura como la que vivimos donde la Ética Deontológica predomina en las calles. Estamos hablando un cambio radical de pensamiento que nadie se cuestiona. Realmente no se cuestiona, porque la mayoría de las personas que han leído sobre el estoicismo, no han profundizado lo suficiente para darse cuenta de esta cuestión acerca de la Moral Vacía que comento. Uno, al no hacerse consciente de esta verdadera contradicción o incongruencia que uno se encuentra sistemáticamente entre el katorthoma y el kathekon, no se plantea que motivación ha de seguir para llegar a buen puerto en consonancia con el planteamiento que la filosofía propone
—También yo lo entiendo. Ahora resulta que tú has venido a mí como quien no necesita nada. ¿Qué ibas a imaginar que te faltaba? Eres rico, tienes hijos, quizá también mujer y muchos servidores, el César te conoce, has hecho muchos amigos en Roma, cumples tus deberes, sabes corresponder a quien te hace un favor y hacer daño al que te hace daño. ¿Qué te falta?. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro II.14.18
Aquí destaca una figura, como la de Nasón, a la que aparentemente no le falta nada, pero aun así va a visitar a Epicteto para recibir lecciones de vida. Epicteto figurativamente se pregunta: ¿por qué ocurre esta vicisitud? La cuestión es fácil: Realmente el meson kathekon o acción apropiada estándar no es suficiente. Uno puede ser un buen ciudadano, un buen marido, buen padre y buen hijo. Rellenar todos esos roles de manera satisfactoria, tal y como comentaba unos pasajes atrás Epicteto. Pero aún así no alcanzar la Eudaimonia. ¿Por qué? Justamente por esa contradicción que comentaba: Epicteto sugiere que esos roles son fundamentales a desarrollar en una vida, pero no tienen una utilidad más alla de la llamada a la Acción, o la disciplina de la Acción. Es decir, que realmente en los textos no queda nunca claro (al menos de momento), como entrelazar el katorthoma con el kathekon, pero se da a entender que el katorthoma se da a traves del kathekon. Y no a la inversa.
Dicho con otras palabras: Uno no puede realizar una acción apropiada estoica, sino realiza una acción apropiada. Es como una especie de jerarquía. Pero no quiere decir, que haciendo acciones apropiadas, estan sean completas o estoicas. Por tanto ¿Que define a una acción apropiada estoica? Una acción dentro de un rol que hemos asumido, dando uso de la razón y del correcto asentimiento.
Y, sin embargo , ¿qué daño te he hecho yo a ti? A menos que sea el del espejo al feo, que le muestra cómo es; a menos que sea que el médico ofende al enfermo cuando le dice: «Hombre, parece que no tienes nada, pero tienes fiebre; estáte hoy sin comer, bebe agua». Y nadie dice: «¡ Qué terrible ofensa!». Pero si le dices a alguien: «Tus deseos son febriles, tus rechazos son viles; tus proyectos, incoherentes; tus impulsos, discordes con la naturaleza; tus opiniones, superficiales y falsas», al punto se va diciendo: «Me ha ofendido». – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro II.14.21-22
Aquí para finalizar este apartado Epicteto pone otro paralelismo: Si un médico da un «consejo» para hacer frente a una enfermedad física, se suele acatar sin muestras de desagrado. Pero si el filósofo, da un consejo para enfrentarse a una «enfermedad mental», las personas, en la ignorancia suelen reaccionar de manera negativa, como si fuera una ofensa. También es cierto, que creo que esto esta motivado por el hecho de ser el maestro el que busca al discípulo y no al contrario: Que sea la persona el que va a buscar al filósofo o al maestro. Dudo mucho que en segundo caso, el «alumno» se sintiera ofendido ante dichas sugerencias, de la misma forma.
Epicteto. Disertaciones Con Arriano – Libro II – Pasaje XV
Eso es el vigor de la locura, insano. «Quiero morir si me obligas a eso». ¿Por qué, hombre? ¿Qué ha pasado? «Lo he decidido». Me salvé, que no decidiste matarme a mí. «No acepto dinero». ¿Por qué? «Lo he decidido». Sábete que el vigor que ahora usas para no aceptarlo no es impedimento para que otra vez te inclines irracionalmente a aceptarlo y digas de nuevo: «Lo he decidido», como en un cuerpo enfermo y reumático el humor se corre unas veces para acá y otras para allá. Así también es incierto a dónde se inclina el alma débil. Pero cuando se añade el vigor a tal inclinación y tendencia, entonces el mal se hace irremediable e incurable. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro II.15.18-20
Un capítulo que trata sobre las decisiones. Como ya comenté hace bastante tiempo, las decisiones y la voluntad en el estoicismo a veces se consideran papel mojado. Dado que realmente el enfoque que se da a la «toma de decisiones» en el estoicismo, es la voluntad a traves de la razón exclusivamente, o más bien dicho de una manera adecuada, el correcto asentimiento. Cuando aquí en el ejemplo dice: «No acepto dinero» y le pregunta: «¿Por qué?, la respuesta, «Lo he decidido» no es suficiente desde una postura Estoica. Dado que generalmente esa decisión viene asociada a un juicio.
Epicteto lo argumenta diciendo que si en futuro dicha postura o decisión cambiara, no tendría absolutamente ningun sentido, el rumbo que van tomando esas decisiones. Al menos desde una perspectiva lógica o razonable. Es a lo que llama un alma débil: Es incierto el posicionamiento in inclinación que va tomar en cada momento
Por otro lado, el Estoico razonable, basa sus decisiones en la razón. Por tanto no existe esa llamémosle «Moral decisoria ante elementos externos», sino una moral más clara y definida, basándose en ese concepto de la dicotomía del control. Por ello ante el ejemplo, no tendría sentir decidir «no aceptar más dinero». ¿Por qué? Porque como tal no hay reflejo en un correcto asentimiento. ¿Ante que se asiente en este caso? Por ello, técnicamente nunca existirían contradicciones.
Creo que de alguna manera indirecta, con esto crítica aquellas filosofías ascéticas que se retrotraen de los bienes como parte de una decisión (como nuevamente vemos en el Epicureanismo). Es complejo nivelar el tema de discernir entre lo correcto y lo incorrecto en el estoicismo, especialmente cuando se tratan de temas externos, internos, razón, acciones apropiadas, etc, etc… No creo que exista el «Manual» del bien hacer. Pero si desde luego es importante tener una dirección clara. En cierta medida, yo personalmente le llamo «Un valor claro y conciso, una guía» a la que atender, dicho de otra manera, ser capaz de identificar «el faro estoico«.