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Estoicismo – Meditaciones Estoicas 20 siglos después.

Disertaciones – Libro IV

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Epicteto. Disertaciones. Libro IV. Pasajes I Parte 3 [DIA 116]

Como ya venía comentando el último día unas semanas atrás, para Epicteto toda la libertad del alma pasa a través de la Disciplina del Deseo. Y al mismo tiempo forma parte de un deber como parte de la disciplina de la acción. Es quizá esta una de las grandes razones por la que he tardado tanto tiempo en escribir de vuelta y en al que sigo sumido en la actualidad: La relación existente y disyuntiva entre ambas disciplinas: La del deseo y la de la acción.

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Epicteto. Disertaciones. Libro IV. Pasajes I Parte 2 [DIA 115]

En esta primera parte, Epicteto vuelve a recordar que ni los que buscan el poder, las riquezas, ni ningun preferido indiferente, y menos quien lo posee, será realmente libre. Esto se alinea bastante, con el popular dicho de que realmente el dinero no «compra» la libertad. Suele decirse que la justicia solo favorece a los ricos. Pero siempre hablamos de lo que en su día comente que se denominaba, «justicia positiva» o justicia artificial creada por los hombres para convivir en sociedad. Pero esta justicia ya he comentado varias veces, que poco o nada tiene que ver realmente con la Virtud cardinal de la justicia (la razón de la adecuada distribución) y mucho menos con la libertad tal como la propone Epicteto.

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Epicteto. Disertaciones. Libro IV. Pasajes I Parte 1 [DIA 114]

Libre es el que vive como quiere, al que no se puede forzar ni poner impedimentos ni violentar, sin obstáculos en sus impulsos ni fallos en sus deseos ni tropiezos en sus rechazos. Entonces, ¿quién quiere vivir en el error? Nadie. ¿Quién quiere vivir engañado, dejándose arrastrar, siendo injusto, incontinente, quejumbroso, vil? Nadie. Por tanto, ningún malvado vive como quiere. Ni tampoco, por consiguiente, es libre. Pero, ¿quién quiere vivir entristecido, temeroso, envidioso, compadeciendo, deseando y fallando en el deseo, rechazando y yendo a caer en ello? Ni uno. ¿Tenemos algún malvado sin tristezas, sin temores, libre de eventualidades, libre de frustraciones? Ninguno. Por tanto, tampoco tenemos a ninguno libre.

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