Elige, pues, si quieres ser querido igual por los de antes siendo igual que eras antes o, siendo mejor, no obtener lo mismo. Pues si esto es mejor, afírmalo ahora mismo y que no te distraigan los otros razonamientos. Pues nadie puede progresar dedicándose a dos cosas. Pero si prefieres esto a todo, si quieres dedicarte sólo a esto, esforzarte por esto, deja todo lo demás. Si no, esa duplicidad te hará de las dos maneras: ni avanzarás en la medida adecuada ni conseguirás lo que antes conseguías. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro IV.2.3-5
En este pasaje, Epicteto trata un hecho que necesariamente debe suceder cuando uno se adentra en el terreno de la Virtud: La Virtud no es agradable al mundo, algo contrario a lo que muchos piensan que debería ser (por conceptos como el Amor, el Cosmopolitismo y el bien común, cuyo significado, al menos desde la perpectiva estoica estrictamente hablando, y que generalmente provocan un alto grado de confusión, bajo mi punto de vista). La Virtud es una actitud muy áspera y según vengo entendiendo en los últimos meses, si hablamos de los dos principales aspectos que componen el Prokopton, o el camino hacia la Virtud, hablamos de asumir una «actitud» que por pocos ajenos a la filosofía, será bienvenida agradablemente.
¿Por qué digo esto? Vamos a analizar las dos principales disciplinas brevemente y como podrían interpretarse desde el exterior generalmente:
Por un lado hablamos de la Disciplina del Deseo, o la Disciplina del Vicio (recordando que poco a poco seguiré introduciendo este término dado que en gran medida esta es mi nueva línea de pensamiento en cuanto al estoicismo se refiere). Cuando hablamos del Deseo en gran medida hablamos de aceptar y rechazar un sin fin de acciones, actividades y sobre todo cuestiones materiales que generalmente la mayoría de las personas aprecian. Como diría Epicteto según el siguiente fragmento:
No puedes, si no bebes, parecer igual de agradable a aquellos con los que bebías. Por tanto, elige si quieres ser borracho y agradable a ellos o abstemio y desagradable. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro IV.2.7
Esta claro que si nuestro grupo de amigos desea irse de vacaciones y nosotros nos ejercitamos en la voluntad de restringir el deseo de hacer actividades «gratificantes en terminos de placer» temporalmente, deberíamos declinar forzosamente esta propuesta. Y muchas veces este tipo de rechazos no son de buen recibo. Lo mismo que aquí dice Epicteto: Si te juntas con un grupo de borrachos y un día pretendes no beber, no esperes que te sigan aceptando con buen grado.
Y esto, dentro de lo que cabe podría considerarse inaceptable en muchos casos
Pero personalmente pienso, que la verdadera inconveniencia puede venir al mostrarse a traves de la Disciplina de la Virtud o del Asentimiento: Cuando definitivamente empecemos a hacer el esfuerzo de no aceptar las opiniones ni las presunciones, es decir cuando no asintamos ante los juicios:
Esto son los «efectos secundarios» percibidos ante los demás de la falta de juicio ante las presunciones. Cuando veamos un acto de «injusticia» en la TV, o a nuestro alrededor, y nos pregunten por nuestra opinión, si verdaderamente hacemos el ejercicio de trabajar la Disciplina del Asentimiento, nos negaremos a opinar, puesto que no merece ninguna. En este caso, estaremos contrariando la opinión común y por ende no estaremos labrando «amigos» con esta actitud.
Epicteto durante este pasaje advierte con varios ejemplos de esta cuestión. Es por eso, que incluso insta a elegir y no quedarse entre dos aguas: «Si no, esa duplicidad te hará de las dos maneras: ni avanzarás en la medida adecuada ni conseguirás lo que antes conseguías»
Para que el piloto haga zozobrar la nave no le hacen falta los mismos preparativos que para mantenerla a salvo. Con que se vuelva un poco contra el viento, ya la ha perdido. Y aunque no lo haga a propósito, sino que haya sido una pequeña distracción, ya la ha perdido. Algo así pasa también en esto: si te adormilas un poco, se escapa todo lo reunido hasta ahora. Atiende pues a las representaciones, estate despierto. Que no es cosa banal lo custodiado, sino la honestidad, la lealtad, el equilibrio, la impasibilidad, la ausencia de tristeza, de temor, la imperturbabilidad; en una palabra: la libertad. ¿A cambio de qué vas a vender esto? Mira cuánto vale. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro IV.3.4-8
En este caso, Epicteto trata sobre la importancia de establecer prioridades en la práctica estoica: De mantener por encima de todo la práctica diaria si queremos mantenernos estables en el progreso a la Virtud.
Poco hace falta para tirar y poner del revés todo: una ligera distracción del raciocinio. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro IV.3.3
Incluso advierte, que dejar a un lado esa consciencia plena o monitorización constante de nuestro entorno y sobre todo de nuestras decisiones e intenciones; de estar actuando constantemente de acorde al raciocinio, puede tirar por la borda amplias horas de trabajo. Como los ejemplos de sucumbir ante una presunción o ante un deseo: «Que suerte que me hayan invitado a tal evento» o «Que calor hace, necesito aire frío». Cualquiera de los dos, puede parecer un capricho, pero realmente si estamos trabajando en el ejercicio de la Virtud, el camino ha de ser firme e incuestionable, rígido en el correcto asentimiento ante las representaciones; de lo contrario un titubeo podría poner en duda todo el sistema, y ser en definitiva un paso hacía atrás enorme.
Ten presente qué conseguirás a cambio cuando pierdas algo de lo exterior; y si fuera más valioso, nunca digas: «He sufrido un castigo»; ni si a cambio de un asno obtienes un caballo, ni si a cambio de una oveja un buey, ni si a cambio de calderilla una buena acción, ni si a cambio de frías palabras una tranquilidad como es debido, ni si a cambio de palabras injuriosas respeto. – Epicteto, Disertaciones con Arriano, Libro IV.3.1-2
Hay que tener en todo momento que el correcto asentimiento ante representaciones lo son todo. Tanto para bien como para mal. Poniendo otro ejemplo: si nos roban el ordenador y decimos «Que malo», estamos asintiendo ante un externo y por ende estamos alimentando el vicio.
Pero como aquí pone el ejemplo Epicteto, lo mismo ocurre al contrario: Si tenemos la «suerte» que alguien se presta a darnos un lingote de oro a cambio de un lingote de plata, no podemos percibirlo como algo bueno, porque en si seguiremos cayendo en el Vicio (tal y como ya he repetido en innumerables mensajes en los últimos meses, tan malo es el juicio positivo como el juicio negativo ante una presunción o un evento externo fuera del albedrío). Ya en su día, puse el ejemplo del «error» que simbolizaban los pensamientos positivos desde el tratamiento filosófico del estoicismo.
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